domingo, 18 de mayo de 2014

MES DE MAYO A NUESTRA MADRE: DIA 21


Prodigioso y admirable 
Imán de nuestro desvelo;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.


Salve, Reina de los, cielos,
De misericordia Madre,
Vida y dulzura divina;
Esperanza nuestra, Salve; 

Nubecilla etc.



Dios te Salve, Templo hermoso
Del divino Verbo en carne,
Sálvete Dios, Madre Virgen,
Pues eres Virgen y Madre;

Nubecilla etc.



Volvednos, Madre piadosa,
Vuestros ojos admirables,
Y mirad por vuestros hijos,
Pues que sois piadosa Madre;

Nubecilla etc.



Socorrednos, pues escucha
Que en las penas y combates
A ti suspiramos todos
En este lloroso valle;

Nubecilla etc.



Mostradnos a vuestro Hijo
De Josafat en el Valle,
Piadoso, pues que nació
De ese cristal admirable;

Nubecilla etc.



Rogad por vuestros devotos
A la bondad inefable;
Pues murió para salvarnos,
Por su clemencia nos salve; 

Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.



V. Ruega por nos, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

REFLEXIÓN
Poco a poco nos vamos acercando a la gran Solemnidad de Pentecostés.  María, desde la Anunciación a la Visitación, pasando por otras tantas circunstancias, supo responder con docilidad y agradecimiento a los planes de Dios.
El Espíritu Santo fue forjando su personalidad y haciéndola más agradable al gusto de Dios.
¿Quién fue el inspirador en los momentos y en las horas más decisivas de María?: el Espíritu Santo
¿Quién fue el maestro que, a María, le sugería el cómo gobernar, educar, seguir, corregir, y llevar adelante a Jesús?: el Espíritu Santo.
¿Por qué la presencia de María, desde las palabras de Jesús en la cruz, en medio de la comunidad?: para esperar, saborear y sentir la presencia del Espíritu Santo.
Mirar a María, es ver a la mujer llena del Espíritu Santo. Sin el soplo del aliento divino sería imposible entender, asumir, comprender y vivir el influjo de María en nuestra Iglesia. Su persona al servicio de Dios. Su corazón abierto a la Palabra. Su alma, entregada al Misterio.

2. ORACIÓN

Mujer del Espíritu
que, al soplo de su presencia,
te dejaste llevar por el viento de su gracia:
Empújanos a la SABIDURIA
y apreciar en lo que vemos los signos de la presencia de Dios.
Empújanos al ENTENDIMIENTO
y podamos vivir cerca de Dios
Empújanos al buen CONSEJO
y podamos recibirlo y darlo según Dios
Empújanos a la FORTALEZA
y, ante la debilidad, saquemos fuerza de lo sobrenatural
Empújanos a la CIENCIA
y sepamos conocer lo auténticamente esencial
Empújanos a la PIEDAD
que no seamos fríos ni con Dios ni con los que nos rodean
Empújanos al SANTO TEMOR
y sepamos comprender que Dios está
en el principio y fin de todo y de todas las cosas.
Amén
SALUTACIONES

1ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los serafines, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque me habéis dado vuestro Escapulario. Dios te salve, María, etc.

2ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los serafines, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois salud de mi alma. Dios te salve, María, etc.

3ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los tronos, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me protegéis contra todos los peligros.Dios te salve, María, etc.

4ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis una y mil veces; las dominaciones, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me defendéis de las tentaciones del enemigo. Dios te salve, Maria, etc.

5ª. Madre mía del Carmen y Reina de mi corazón, bendita seáis; los querubines, los santos y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois la paz y la alegría de mi alma. Dios te salve, María, etc.

6ª. Madre mía del Carmen, bendita seáis; los arcángeles, los justos y los santos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me habéis hecho especialísimo hijo vuestro. Dios te salve, María, etc.

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