Llegó el 16 de Agosto. Las fiestas que ya llevaban unos días, llenando de música, diversión, encuentro de amigos, añoranza de otras épocas, hicieron silencio, para dejar que sólo se escucharan, los cohetes que anunciaban un acontecimiento importante, la Banda de Música que llenaba de solemnidad el momento, los pasos y los golpes de varas sobre el suelo, de todas las Hermandades ilurquenses, que acompañan a su Patrón, el tintineo de gotas de cera sobre el asfalto, que expresa la emoción y la promesa de todo un pueblo, a su Hijo más Ilustre, los pasos de autoridades religiosas y civiles del pueblo... y en medio de este rumor...la imponente imagen de San Rogelio.
Hay cosas que con el paso de los años cambian...unas veces mejoran, otras dan pasos hacia atrás...pero en Íllora hay algo que permanece inalterable, con el paso de los años...y es la devoción, y la importancia de San Rogelio, en la vida de todos los hijos de este pueblo.
Puertas que durante todo el año están cerradas, se abren por este día, ya que sus moradores vienen al encuentro del Patrón.
Ojos despistados en las mesas de la fiesta, que al ver llegar su imagen, centran su mirada en Él, y dejan de lado todo lo que hasta ese momento vivían.
San Rogelio, fué, es y será, el orgullo más grande de todo ilurquense, y el motivo más fuerte que nos une a todos como una piña.
Y ya esperamos que llegue Septiembre...
Enhorabuena a D. José Luis Ontiveros, nuestro Párroco, a la Hermandad de San Rogelio, y a todo el pueblo de Íllora, por seguir manteniendo bien encendida, la llama de la fe, el testigo que en la carrera de la vida, San Rogelio nos entregó.
