Primer Domingo de Septiembre, y nos encaminamos hacia la Parroquia de la Inmaculada de Granada, dónde los frailes capuchinos, guardan y veneran, los restos mortales de Fray Leopoldo de Alpandeire.
Nos fuimos con tiempo, para poder participar de la Eucaristía, y escuchar el testimonio de José María Zavala, sobre lo que significó en su vida, la vida precisamente de otro gran capuchino, que en Italia, mueve masas, pero es que en el mundo entero, es como el teléfono que siempre tiene linea directa con Dios, y hace descender una lluvia copiosa de gracias.
El Templo Parroquial, estaba a rebosar de fieles. La Eucaristía se vivió intensamente. Y el momento del testimonio de este periodista y escritor, nos dejó con la miel en los labios, como para que intentáramos profundizar, en la vida de este fraile capuchino, portador de las llagas de Cristo, y sobre todo, de la Misericordia de Dios, que en el confesonario, derramaba a raudales, con grandes conversiones de corazones muy apartados del Señor.
Fue una tarde inolvidable. Un verdadero don del cielo, poder estar allí, y venerar la reliquia del Padre Pío.