El recorrido no fué largo, pero nunca faltaron hombros que la llevaran, entre un bullicio de cantos, de gritos, de carreras, propios de la edad de los que participaban.
Al llegar a la Iglesia, terminamos con nuestra oración a la Virgen, y con una pequeña fiesta en el Salón Parroquial.
Desde aquí, queremos dar las gracias a todos los padres, a todos los catequistas, a nuestro Párroco, D. José Luis, que con su sencillez, está haciendo de la Parroquia, un hogar sin puertas, dónde todos tenemos cabida, y a todos esos niños y niñas, que siempre responden muy bien, a todo lo que se les plantea.
Que la Santísima Virgen les bendiga, les acompañe en su vida, y les cubra bajo su manto a todos y todas, para que sus vidas estén llenas de ilusión y de alegría por la vida.
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