Fiesta del Inmaculado Corazón de María
Una fiesta íntimamente vinculada
con la del Sagrado Corazón de Jesús. Los Corazones de Jesús y de María están
Maríavillosamente unidos en el tiempo y la eternidad desde el momento de la
Encarnación. La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es
por medio de María; por eso nos consagramos al Corazón de Jesús a través de su
Corazón. "Jesús es el Camino; María es el Atajo".
Al venerar el Inmaculado
Corazón de María, reverenciamos no sólo el corazón físico, real, de nuestra
Santísima Madre, sino también su persona como fuente y fundamento de todas sus
virtudes. Honramos expresamente su Corazón como símbolo de su amor a Dios y a
los demás.
Después de su entrada a los cielos, el Corazón de María sigue ejerciendo a favor nuestro su amorosa intercesión. El amor de su corazón se dirige primero a Dios y a su Hijo Jesús, pero se extiende también con solicitud maternal sobre todo el género humano que Jesús le confió al morir; y así la alabamos por la santidad de su Inmaculado Corazón y le solicitamos su ayuda maternal en nuestro camino a su Hijo.
Después de su entrada a los cielos, el Corazón de María sigue ejerciendo a favor nuestro su amorosa intercesión. El amor de su corazón se dirige primero a Dios y a su Hijo Jesús, pero se extiende también con solicitud maternal sobre todo el género humano que Jesús le confió al morir; y así la alabamos por la santidad de su Inmaculado Corazón y le solicitamos su ayuda maternal en nuestro camino a su Hijo.
Como ha querido el Sagrado
Corazón que esté con Él en el Cielo el amante Corazón de su Madre, así desea
que se le honre a ella juntamente con Él en la tierra.
Entreguemonos al Corazón de
María diciéndole: "¡Llévanos a Jesús de tu mano! ¡Llévanos, Reina y Madre,
hasta las profundidades de su Corazón adorable! Corazón Inmaculado de María,
ruega por nosotros!"
Reseña histórica de la Devoción
Una práctica que hoy en día
forma parte integral de la devoción al Corazón de María, es la Devoción a los
Cinco Primeros Sábados. En diciembre de 1925, la Virgen se le apareció a Lucía
Martos, vidente de Fátima y le dijo: "Yo prometo asistir a la hora de
la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que
en los primeros sábados de cinco meses consecutivos se confiesen, reciban la
Sagrada Comunión y recen la tercera parte del Rosario, con intención de darme
reparación". Junto con la devoción a los nueve Primeros Viernes de
Mes, ésta es una de las devociones más conocidas entre el pueblo creyente.
En una de las primeras
apariciones de Fátima, en 1917, dijo nuestra Seora que Luca iba a quedarse poco
más tiempo para propagar la devoción al Corazón de María.
En la tercera aparición de
Fátima, el 13 de junio del mismo ao, la Santísima Virgen dijo a Luca: "Nuestro
Señor quiere que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado.
Si se hace lo que te digo se salvarán muchas almas y habrá paz; terminará la
guerra.... Quiero que se consagre el mundo a mi Corazón Inmaculado y que en
reparación se comulgue el primer sábado de cada mes.... Si se cumplen mis
peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz.... Al final triunfará mi Corazón
Inmaculado y la humanidad disfrutará de una era de paz."
El 31 de Octubre de 1942 el
Papa Pio XII, al clausurarse la solemne celebración en honor de las Apariciones
de Fátima, conforme al mensaje de éstas, consagró el mundo al Inmaculado
Corazón de María. Los Papas Pablo VI y Juan Pablo II han repetido la misma
consagración.
Poco antes de morir
Jacinta, de diez años, dijo a Lucía: "A mí me queda poco tiempo para ir
al Cielo, pero tú te vas a quedar aquí abajo para dar a conocer al mundo que
nuestro Señor desea que se establezca en el mundo la devoción al Corazón
Inmaculado de María. Diles a todos que pidan esta gracia por medio de ella y
que el Corazón de Jesús desea ser venerado juntamente con el Corazón de su
Madre. Insísteles en que pidan la paz por medio del Inmaculado Corazón de María,
pues el Señor ha puesto en sus manos la paz del mundo."
Por obediencia a su superior eclesiástico y a su confesor, Lucía reveló parte del secreto que le había confiado nuestra Señora, referente a la devoción al Inmaculado Corazón de María.
Por obediencia a su superior eclesiástico y a su confesor, Lucía reveló parte del secreto que le había confiado nuestra Señora, referente a la devoción al Inmaculado Corazón de María.
La fiesta del Corazón
Inmaculado de María fue oficialmente establecida en toda la Iglesia por el Papa
Pío XII, el 4 de mayo de 1944, para obtener por medio de la intercesión de
María "la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión
de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes".
El Papa Juan Pablo II
recientemente declaró que la conmemoración del Inmaculado Corazón de María,
será de naturaleza "obligatoria" y no "opcional".
Esta fiesta se celebra en
la Iglesia, todos los años, el sábado siguiente al segundo domingo después
Pentecostés.
Para meditar
Hay textos en la Biblia que
son los primeros en sugerir la veneración al Inmaculado Corazón de María.
Después que los pastores llegaron al pesebre, leemos: "María ... observaba
cuidadosamente estos acontecimientos y los guardaba en su corazón" (Lc 2,
19).
Después que María y José
encontraron a Jesús, ya de doce años, en el Templo, "volvió con ellos a
Nazaret, donde vivió obedeciéndoles. Su madre guardaba fielmente en su corazón
todos estos recuerdos" (Lc 2, 51).
Cuando Jesús fue presentado
en el Templo, predijo el anciano Simeón: "Y a ti misma una espada te
atravesará el alma" (Lc 2, 35). Palabras que se hicieron realidad bajo la
Cruz. Cuando el Corazón de Jesús fue perforado por la lanza, el Corazón de la
Santísima Madre fue traspasado por una espada de dolor. El Corazón de Jesús
latió por primera vez en el refugio del purísimo Corazón de María, su Madre, y
este purísimo Corazón también recibió en espíritu el último palpitar del Corazón
de Jesús.
ORACIONES
Oración
propia de la Novena
Corazón Inmaculado de
María, desbordante de amor a Dios y a la humanidad, y de compasión por los pecadores,
me consagro enteramente a ti. Te confío la salvación de mi alma.
Que mi corazón esté siempre
unido al tuyo, para que yo odie el pecado, ame a Dios y al prójimo y alcance la
vida eterna juntamente con aquellos que amo.
Medianera de todas las gracias
y Madre de misericordia, recuerda el tesoro infinito que tu divino Hijo ha
merecido con sus sufrimientos y que nos confió a nosotros sus hijos.
Llenos de confianza en su
maternal corazón, que yo venero y amo, acudo a ti en mis apremiantes
necesidades. Por los méritos de tu amable Corazón y por amor al Sagrado Corazón
de Jesús, obténme la gracia particular que pido (mencione el favor que desea).
Madre amadísima, si lo que
pido no fuere conforme a la voluntad de Dios, intercede para que se me conceda
lo que sea de mayor bien para mi alma.
Que yo experimente la
bondad maternal de tu Corazón y el poder de tu intercesión ante Jesús ahora en
vida y en la hora de la muerte. Amén.
Oración
¡Padre celestial! Preparaste el Corazón de la Virgen María
para ser morada de tu Espíritu Santo. Que por su intercesión nuestra alma
llegue a ser templo más propio de tu gloria. Te lo pedimos por Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
Peticiones
¡Virgen Inmaculada, concebida sin pecado! Los movimientos
de tu Sagrado Corazón fueron siempre dirigidos a Dios y obedientes a su divina
voluntad.
Obténme la gracia de odiar el pecado con todo mi corazón y
aprender de ti a vivir en perfecta conformidad con la voluntad de Dios.
¡María! Admiro la profunda humildad que turbó tu purísimo
Corazón al anunciarte el ángel Gabriel que eras la escogida para ser la Madre
del Hijo del Altísimo. No te consideraste más que humilde esclava de Dios.
Mi propia altanería me avergüenza. Te suplico me concedas
la gracia de un corazón contrito y humillado para que reconozca mi bajeza y
alcance la gloria prometida a los verdaderos humildes de corazón.
Santísima Virgen! Guardaste en tu Corazón el precioso
tesoro de las palabras de Jesús, tu Hijo, y, meditando los sublimes misterios
que contienen, viviste únicamente para Dios. ¡Me avergüenza la frialdad de mi
corazón!
Querida Madre, obténme la gracia de meditar siempre en la
santa Ley de Dios y procurar seguir su ejemplo practicando con fervor todas las
virtudes cristianas.
¡Gloriosa Reina de los Mártires! Durante la pasión de tu Hijo traspasó cruelmente tu Corazón la espada que te había anunciado el santo anciano Simeón. Obténme un corazón magnánimo y de santa paciencia para sobrellevar los sufrimientos, pruebas y dificultades de esta vida.
¡Gloriosa Reina de los Mártires! Durante la pasión de tu Hijo traspasó cruelmente tu Corazón la espada que te había anunciado el santo anciano Simeón. Obténme un corazón magnánimo y de santa paciencia para sobrellevar los sufrimientos, pruebas y dificultades de esta vida.
Que yo me porte como verdadero hijo tuyo crucificando la
carne y todos sus deseos con la mortificación de la Cruz.
¡María, Rosa mística! Tu amable Corazón ardiendo con vivo fuego
de amor nos adoptó por hijos suyos al pie de la Cruz y por eso eres nuestra más
tierna Madre.
Hazme sentir la dulzura de tu maternal Corazón y el poder
de tu intercesión ante Jesús en todos los peligros que encuentre durante la
vida, en particular en la hora temida de la muerte.
Que mi corazón esté siempre unido al tuyo y ame a Jesús
ahora y por siempre. Amén.
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