El día se presentó húmedo y frío...pero las ganas de compartir un día de fe, de alegría y de ilusión joven podía más.
Nosotros nos unimos a la Parroquia de Alomartes, con la que cada vez son más estrechos los lazos.
La llegada a Moclín, fué pasada por agua, algo que alivió la bienvenida de la Parroquia, que con un buen chocolate caliente y un dulce, hizo que nos animáramos aún más por todo lo que podía vivirse en aquel día.
Nos unimos en una oración joven, llena de ritmo, de alabanza y de encuentro personal con el Señor. Fueron momentos intensos.
Pensábamos que la caminata programada entre Moclín y Tózar, se iba a renunciar a ella, ya que el tiempo no era muy prometedor.
Al final, la caminata se realizó, aunque no todos fueron capaces de terminarla a pié, ya que el ritmo aceleraíllo, por la lluvia que amenazaba, y la diferencia de edades, y de ganas de andar, no facilitó la misma.
La llegada a Tózar estuvo marcada por el cariño, la disponibilidad de todos los vecinos, de la Alcaldesa, que se desvivieron por acogernos y por ofrecernos lo mejor que tenían.
El grupo Shalom nos invitó a alabar a Dios mediante el canto y la expresión corporal... y el encuentro terminó con la Eucaristía.
Lo que es seguro, es que los momentos allí vividos no se olvidaran.
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