Hay una fe escondida, que no son capaces de recoger, aquéllos que imprimen poesías, imágenes y comentarios, en revistas y diarios, especialistas de nuestra Pasión...y es la fe de muchos barrios, de muchos pueblos alejados de los más famosos, y que agarrados a su madero, renuevan su fe en la resurrección, y vitoreando su victoria, dan muerte a todo temor, y abren su corazón de par en par, al amor de nuestro Señor.
Alomartes, salió a la calle, para acompañar a Jesús muerto... Él desde la cruz, con su rostro sereno, iba llenando de paz, las casas de todo un pueblo, que contemplaba admirado, el buen hacer costalero, pero sobre todo, el amor y la fe, hacia Jesús Nazareno.
Y en la mañana jubilosa de un Domingo de resurrección, las gotas de agua del cielo, sólo fueron de emoción, al ver a los más jóvenes costaleros, al ritmo de cada marcha de la Banda de Tocón, dar la mejor chicotá, a ese Cristo de la Resurrección...
¡Eso sí que es alegría!...¡Así es la Pascua vivida desde el corazón! ¡Ole esos niños y jóvenes, que bien lo hicieron, a todos les encantó...porque llevaban a Cristo, más que con el hombro, con su corazón!
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