Un año más, la solidaridad tomó muchos rostros, tantos como las manos que preparan tanto paquete, como las manos que los cargan y los descargan, como los corazones de quiénes querrían hacer más, pero no pueden.
El Padre Patricio nos ha conquistado a todos, y los niños a los que atiende, aún más.
Gracias Encarni por ilusionarnos en este contenedor, que cada año lleva más alimentos, pero sobre todo, lo que cada año más envía, es muchísimo amor. Y gracias a todos los que lo hacen posible, año tras año.
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