
Mira, Señor, que está enfermo
el que Tú tanto quieres.
Ayúdame a mantener la paz
en medio del dolor, de la angustia,
del miedo.
Yo sé que siempre estás conmigo
y que nunca me dejas solo
en los momentos difíciles.
Hazme sentir la fortaleza y el consuelo
de tu presencia y tu compañía
y la ternura de la Madre
que estuvo junto a tu Cruz.
Médico divino del alma y del cuerpo,
gracias por el don inestimable de la Eucaristía,
Pan de vida y medicina de inmortalidad.
Si quieres, puedes curarme,
pero no se haga mi voluntad sino la tuya.
Tú que dijiste:
"Estuve enfermo y me vinisteis a ver",
transforma mi vida y hazla transparente
para que puedan descubrir
en mí tu rostro
cuántos me cuidan y me visitan. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, utiliza un lenguaje que no sea ofensivo para nadie. Gracias.