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ENCUENTRO DE PARROQUIAS EN MOCLÍN

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GRUPO DE ORACIÓN REINA DE LA PAZ Y PADRE PÍO DE ÍLLORA (GRANADA)

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NUESTRA MADRE DEL CARMEN DE ÍLLORA

CELEBRACIÓN VIRGEN DE LOURDES 2018 EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

jueves, 24 de marzo de 2011

LA LIBERTAD, NOS ENSEÑA A RESPETAR LAS IDEAS DE LOS DEMÁS.

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Lo decía monseñor Rouco hace un año con ocasión de un atentado contra una iglesia de Majadahonda. Y así lo advertía Benedicto XVI hace unos meses: “Se percibe un laicismo radical como en los años treinta”.

Y el pasado martes, 8 de marzo, una asociación de estudiantes, Contrapoder, iniciaba la celebración de un seminario feminista en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Lo hacía en coordinación con la asociación Rosa que te Quiero Rosa.

El jueves 10 deciden organizar una performance como colofón de sus jornadas. A eso de las 13:00 horas unas sesenta mujeres inician una especie de procesión hacia la capilla del campus de Somosaguas de la Complutense.

Leyeron textos de santo Tomás, al que tacharon de misógino. Poco antes de iniciarse la misa diaria de las 13:30 irrumpen en la capilla y se desnudan de cintura para arriba con gestos no propios para un lugar como éste.

Dentro de la capilla cantaron rimas y eslóganes ofensivos contra la Iglesia, el Santo Padre y la fe cristiana, acompañados de blasfemias. Ellos mismos lo fotografiaron y filmaron todo.

Hasta aquí los hechos. Contrapoder se arroga la autoría primero para después negarla (reconociendo siempre su identificación). El giro probablemente obedece al asesoramiento de un buen abogado.

El sindicato de funcionarios Manos Limpias ha presentado una denuncia contra el rectorado y el decanato por complicidad.

Por supuesto, ni el decanato de Heriberto Cairo ni el rectorado de Carlos Berzosa quieren llegar más lejos de la condena verbal de los hechos. Tampoco la Iglesia parece querer llegar más lejos de la condena canónica.

Aunque el capellán de Somosaguas, Rafael Hernando de Larramendi, había anunciado la presentación de una denuncia en la comisaría de Pozuelo, ni el capellán ni el delegado de Pastoral Universitaria ni el Arzobispado de Madrid parecen querer darle más relevancia al hecho.

“No queremos hablar; hay que ser prudentes”, era la respuesta de los estudiantes católicos de Somosaguas.

Pero en este clima de prudencia, otros grupos se encerraron en la capilla de Derecho a fumar porros al grito de: “¡Alejad vuestros rosarios de nuestros ovarios!”.

No obstante, desde la Asociación de Jóvenes por la Jornada Mundial de la Juventud se afirma que “estamos ante unos ataques organizados que aisladamente parecen chiquilladas, pero que todos juntos forman una estrategia de ataque a la juventud católica española”.

La actitud prudente fue la que llevó al Arzobispado de Barcelona a suspender durante meses las misas en la Facultad de Económicas de Barcelona ante los ataques de grupos radicales iniciados el pasado mes de noviembre.

Fue también la prudencia la que llevó el pasado mes de diciembre a suspender la conferencia de monseñor Rouco en la Universidad Autónoma ante el reconocimiento por parte del delegado del Gobierno de que “no podía garantizar su seguridad”.

Y la pena de todos estos hechos, y de otros que ocurren en nuestro país, es que se presentan bajo la capa de libertad de expresión, y contra, parece ser, el abuso de poder de la Iglesia. Y por lo visto, el abuso se ataca con abuso también. En pleno siglo XXI aún no hemos aprendido a respetar la diferencia, a dejar que cada uno tome su propio camino, su propia opción de vida. Criticamos que unos nos impongan sus creencias, y nosotros queremos imponer las nuestras a toda la sociedad. Después de aquélla trágica guerra civil, y cómo quedó nuestro país, después de estos años de democracia, y de inculcar desde el Colegio, el valor del respeto y la aceptación de lo diferente... pasa el tiempo, y crees, que nada ha cambiado, que pareciera que en nuestro mundo multicultural, no queda espacio, para lo que unos y otros deciden, y si es lo religioso, siempre se le quiere dejar fuera. ¿Cómo se explica este afán por arrinconar lo religioso fuera del ámbito público, y que crezcan tanto las asociaciones, hermandades, cofradías, romerías, con un número muy grande de jóvenes y adultos?
Ojala aprendamos, que la libertad verdadera empieza en uno mismo, y en no intentar someter a los demás en mis propias convicciones, sino saber escuchar y valorar las propuestas de los demás, y respetar cualquier diferencia, sea de lo que sea.

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