Los jóvenes tomaron la cruz del camión y el Icono, que al ser levantados, fueron acogidos con un gran aplauso. Después de unas palabras de bienvenida por parte del P. Paco, y del recibimiento preparado por los jóvenes, con unos cantos, como los de los mismos ángeles, comenzó un viacrucis, que nos llevó hasta la Ermita de la Virgen.
Durante todo el recorrido, todas las personas que quisieron, pudieron portar sobre sus hombros, tanto la Cruz del Papa Juan Pablo II, como el Icono de la Virgen.
No es que hubiera mucha gente por las calles, era ya bastante tarde, pero el clima de oración que se creó, fué espectacular. Francisco, el Hermano Mayor de la Hermandad de la Virgen del Espino, de momento puso a disposición del acto, su coche con una gran y potente altavoz, que ayudó mucho a centrar la oración.
Con un gran repique de campanas, llegamos al interior de la Ermita, en dónde se organizó una Vigilia, especialmente dedicada a los jóvenes, y que terminó con una adoración de la Cruz personal. Después de este acto, volvimos a nuestros pueblos, eran ya más de las 1,30 de la madrugada, y al día siguiente, viernes, había que trabajar.
Gracias a todas las personas que vinieron con nosotros de alomartes, y a quiénes fueron de Íllora, porque todos volvimos muy contentos y llenos de algo muy fuerte en el interior: el amor a Jesús y a María.
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