Al día siguiente del comienzo de la Cuaresma, celebrábamos la memoria de la Virgen, con el nombre de Lourdes, ese lugar francés, al que acuden millones de peregrinos de todo el mundo, y que te llena de paz, que te mete en un clima de oración y de gratitud al Señor, que no deja indiferente a nadie.
Era Jueves por tanto, y con la ayuda de las catequistas de segundo, y con todos los niños y niñas de segundo, salimos a la calle, cantando al Señor y a la Virgen, manifestando nuestra alegría, por sentirnos siempre acompañados por Ellos, ayudándonos día a día en todo lo que necesitamos. Si los niños y niñas disfrutaron, los grandes, no disfrutamos menos.
Y junto a la celebración de la Virgen de Lourdes, en la víspera al miércoles de ceniza, celebramos la memoria del Beato Fray Leopoldo de Alpandeire, y además, en esta ocasión, gracias a la Parroquia de Ntra. Sra. de la Paz de Castillo de Tajarja, pudimos tener entre nosotros, el Relicario que contiene restos de nuestro bendito frailecico, que conquista miles de corazones. Y todo el que participó en aquella tarde de la Eucaristía, pudo venerar este relicario, que tanto nos acerca a este ejemplo de vida cristiana, ejemplo de vida consagrada.
Agradecer a nuestro Párroco, por animar a celebrar las fiestas en honor de la Virgen, de los Santos, como un camino, que nos descubre nuestra identidad cristiana, y nos ayuda a comprometernos firmemente en nuestra fe.
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