Este año tenemos la sensación de que todo llega más pronto, de que el tiempo pasa aún más deprisa...pero lo que no ha cambiado, como todos estos últimos años, es que cuando llega la celebración del Miércoles de ceniza, nuestro Templo Parroquial se llena de niños, de padres y abuelos que les acompañan para iniciar la Cuaresma.
Y aunque es verdad, que tenemos que ser todos muy pacientes con ellos, pues cuando hay tantísimos niños, juntos se revolucionan un poco, pero también es verdad que no hay nada comparable como ver la Iglesia llena con todos ellos.
Gracias a todos los padres y catequistas, a todas las familias por animarles y por hacer que nos sintamos realmente una familia, la gran familia cristiana de Íllora.
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