El Segundo Domingo de Pascua, es llamado también de la Misericordia Divina. Esta fiesta que instituyó San Juan Pablo II, es una invitación a confiar en el amor de Dios, que se derrama sobre nosotros, haciéndonos portadores de ese amor, misioneros de la misericordia, sabiéndonos poner en el lugar del otro, compartiendo mutuamente nuestras miserias, para que reconociendo nuestra debilidad, nos abramos plenamente al amor de Dios, a la fuerza que Él es para todos nosotros.
En este año Jubilar de la Misericordia, propuesto por el Papa Francisco, la celebración de esta Fiesta, tiene aún mayor importancia.
Su origen está en las revelaciones de Jesús a Santa Faustina Kolwaska, religiosa polaca, canonizada por San Juan Pablo II, el cual murió precisamente, en la fiesta de la Misericordia Divina.
De este modo, presidió la imagen de la Divina Misericordia, el Altar Mayor de nuestro Templo Parroquial de Íllora, en la celebración de la Eucaristía de esta Fiesta, en el Segundo Domingo de Pascua.
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