Viernes Santo, día de oración y de veneración de la Cruz de Cristo.
Jesús, Pan de vida, permanece entre nosotros, esperando nuestra compañía, nuestro diálogo íntimo, dejando abierta la puerta de nuestro corazón, para que Él lo posea, y desde ahí, articule todas nuestras acciones.
Desde el Altar de Reserva más sencillo, al más barroco, todos buscan lo mismo: Alabar a Dios, que ha querido establecer su tienda entre nosotros, ha querido hacerse uno de los nuestros, para elevar nuestra naturaleza a la divina.
Viernes Santo, día de estar frente a Él, y saber agradecerle tanto como hace por nosotros.
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