En nuestro grupo de oración, nos formamos, oramos, compartimos nuestras inquietudes, le damos un repaso a la actualidad, y pasamos momentos tan únicos e irrepetibles, que la verdad, que estamos deseando de reunirnos, porque siempre hay motivos para la celebración, como en esta ocasión, el Santo de Virginia Tejero.
Ella, como caperucita, vino cargada con todo lo que había preparado, para invitarnos a una estupenda merienda.
Y la verdad, los demás felices, y no solo por darnos un merendazo, sino porque que en momentos así, tan especiales para una persona, que estén pensando en prepararlo todo con mucho cariño, para compartirlo con los demás del grupo, hace todavía que todo sea más entrañable.
Así, que esta es la tónica del grupo: orar, formarse, compartir, dar gracias a Dios por la vida, y por cada circunstancia que nos toca vivir.
Ya sólo nos queda decir: Felicidades Virginia!
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