El Señor te va dejando pequeños regalos en tu caminar, que animan tu fe, que te ilusionan para seguir en la lucha, que hacen de momentos muy sencillos, algo muy grande.
El pasado 15 de Mayo, se celebraba por un lado, la fiesta de Pentecostés, la fiesta de la Unción del Espíritu de Dios sobre cada uno de los creyentes, la fiesta que nos recuerda que desde nuestro bautismo, estamos llamados a ser misioneros de Dios; y por otro lado, se celebraba la popular fiesta de San Isidro, Labrador, fiesta tan arraigada en nuestros pueblos, que se apoyan en el trabajo en el campo, como medio de subsistencia.
Y este año, ha sido un verdadero regalo, que nuestro Párroco, D. José Luis, pueda participar más directamente de la celebración. La imposibilidad de D. Juan Carlos, Párroco de Alomartes, de poder tener dicha celebración en el día de su fiesta, por las primeras comuniones que tenía en uno de los pueblos que atiende, hizo que se acudiera al Párroco de Íllora, para pedirle si podía celebrar la Eucaristía, acompañar la procesión y bendecir los campos, como tradicionalmente todos los años se celebra esta fiesta en la Loma.
Y allí nos fuimos, a un paraje, que es bello, que inspira paz, que trae recuerdos de otras épocas, y cuya capilla, es como un oasis en medio de la tierra calentada por el sol, como un vergel, en medio de los olivos y los cultivos del campo, como un emblema, en medio de las casas que se levantan en la Loma.
La Capilla es hermosísima, y vale la pena visitarla y quedarse sentado unos instantes, ante la mirada serena y bella de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro, que preside el Altar Mayor.
Vale la pena, ver lo cuidada que está la Capilla por sus vecinos, y cómo la miman, y es para ellos todo un orgullo.
La celebración que comenzó a media mañana, congregó a muchísimas personas en una Capilla, que tuvo que abrir sus puertas, para intentar contener a tantos fieles. En esta celebración, se bendijo, un cuadro de la Santa Cena, que Gustavo Navarro, junto a otras personas, ha pintado y han donado para la Capilla de la Loma.
La Eucaristía, fue cantada por el Coro Rociero de Íllora, que acompañó a San Isidro, por las calles que le dirigían hacia las grandes extensiones de campo, sobre las que nuestro Párroco, entre oraciones y agua bendita, pidió la prosperidad a Dios, para el fruto de tanto esfuerzo y trabajo.
Al término de la procesión, en una de las naves de la localidad, los mayordomos del presente año, prepararon una auténtica comida fraterna, en la que todo el que llegaba encontraba una silla, buena compañía y la amistad sincera, de unos vecinos, que se desviven por los demás, en esta fiesta de San Isidro.
Si no conoces esta tradición de la Loma, otro año no te la pierdas...seguro que te va a encantar!!!
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