Llegando el primer viernes de Agosto, Alomartes se transforma. Si en la bajada de la Virgen, desde dónde preside todo el año las oraciones de sus hijos, hasta dónde se acerca a ellos de manera especial, es la emoción la nota característica, el primer viernes de mes...la devoción es emoción, promesa, contemplación, acción de gracias, olor, fuegos artificiales, música y oración.
Cuando la Señora sale por la puerta del Templo, cientos y cientos de ojos no dejan de mirar hacia Ella, sabiendo que es la respuesta de Dios, a cada una de nuestras angustias y problemas, a cada uno de nuestros miedos y complejos, pues dejarse llevar por María, es caminar seguro, por la confianza absoluta en Dios.
Ver subir la procesión por la calle Nueva, atiforrada de fieles, numerosísimas promesas de corazones agradecidos, y Hermandades de los pueblos vecinos, honrando así a la Señora.
Y de entre el gentío, una mano amiga, que me ofrece un nardo de los que adoran su imagen bendita...gracias amigo por eso y por todo!
No hay nada tan grande en Alomartes, como ver a la Virgen de los Dolores entre sus hijos.
Y es que ver estas imágenes, te hace recordar tanto otros años y tiempos pasados, y poder decir...cada vez, se le quiere aún más a Ella....¡Viva la Virgen de los Dolores!
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