La mañana de este pasado domingo, se presentó llena de luz, y con el fresquito que nos anunciaba, que poco a poco nos estamos introduciendo de lleno en el otoño, y que hay que no dejar de lado alguna manga larga en las primeras horas del día, y en las últimas de la tarde.
Y en este día, 16 de Octubre, todos estábamos convocados, para reunirnos a los pies de Nuestra Señora del Espino Coronada de Chauchina, y unidos en la oración, en la alabanza y en la fraternidad, compartir fatigas, llenarnos de esperanza, contagiarnos ilusión, y dar gracias a Dios, que aún sigue invitándonos a ser testigos de su amor por nosotros en medio de nuestros ambientes.
La hora de inicio sería a las 10,30 de la mañana... allí en la Puerta de la Ermita de la Virgen, los anfitriones, la Hermandad de la Virgen, nos esperaba, con ese calor, acogida y cercanía que les caracteriza, y que hace de ellos, personas muy especiales, personas a las que queremos mucho.
Sus palabras de bienvenida, eran como la caricia de la auténtica amistad, que te contagia fe, y te anima a seguir adelante.
Ante el Santísimo, expuesto en la Custodia, dimos gracias a Dios por este día, con la oración de Laudes.
Las avemarías del rosario, formaron como una escalera, que nos subía al cielo del camarín de la Señora, que con una belleza sin par, serena, dulce, invitándonos a adorar, nos contemplaba llena de orgullo, al ver a todos sus hijos reunidos ante su Hijo, con muchas ganas de compartir lo mejor de nosotros con los demás.
A las 12 de la mañana, con la Misa, nos acercamos a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, y aunque el Párroco de Íllora, tenía tan ronca la voz, que le costó mucho, transmitirnos todo lo que le sugería dicho encuentro. Pero puso el corazón en cada palabra, y sus palabras nos llenaron de alientos.
Después, aquella escalera de oración a María, se abrió de par en par, para que todos pudiéramos venerar, la imagen de la Madre de Dios. Fué algo íntimo y personal, que nos llenó de alegría y gozo interior.
Llenos de su presencia, nos dirigimos a los Salones Parroquiales, dónde Francisco, hermano Mayor de la Hermandad de la Virgen de Chauchina, introdujo la charla, comentando problemas, inquietudes, ilusiones, decepciones, y esperanzas en su propia hermandad, e invitando a los hermanos mayores de las distintas hermandades presentes, a hacer lo mismo.
Así comenzó una serie de intervenciones, que llenaron de admiración, de alegría, y de cercanía a todos los presentes, que continuamente aplaudían dichas palabras, y la sinceridad con la que se decían.
Después de estos momentos de verdadera hermandad, todos nos encaminamos hacia el Restaurante Genil, en dónde no sólo compartimos una comida, unos cantos, unos vivas, unos bailes... sobre todo compartimos la alegría de nuestra fe, y la auténtica amistad cristiana.
Fueron unos momentos únicos, que estas fotografías, tomadas por la Hermandad de la Virgen de los Dolores de Alomartes, han intentado captar.
Allí estuvieron presentes, la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Huétor Tajar; la Hermandad de Ntra. Señora del Socorro de Tocón; la Hermandad de Ntra. Sra. de las Mercedes de Brácana; la Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores de Alomartes; las Hermandades de Íllora: San Rogelio, Ntro. Padre Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores, Cristo de la Veracruz, Cristo de la Juventud y la Virgen de las Angustias, Virgen del Carmen; y por supuesto, la Hermandad de la Virgen del Espino de Chauchina.
Después de compartir estos momentos, te sientes más animado a seguir luchando por todo lo que sientes, que es fruto de tu fe, y del amor que has experimentado en ese Señor, que sigue haciéndonos resucitar, día a día.
Y en este día, 16 de Octubre, todos estábamos convocados, para reunirnos a los pies de Nuestra Señora del Espino Coronada de Chauchina, y unidos en la oración, en la alabanza y en la fraternidad, compartir fatigas, llenarnos de esperanza, contagiarnos ilusión, y dar gracias a Dios, que aún sigue invitándonos a ser testigos de su amor por nosotros en medio de nuestros ambientes.
La hora de inicio sería a las 10,30 de la mañana... allí en la Puerta de la Ermita de la Virgen, los anfitriones, la Hermandad de la Virgen, nos esperaba, con ese calor, acogida y cercanía que les caracteriza, y que hace de ellos, personas muy especiales, personas a las que queremos mucho.
Sus palabras de bienvenida, eran como la caricia de la auténtica amistad, que te contagia fe, y te anima a seguir adelante.
Ante el Santísimo, expuesto en la Custodia, dimos gracias a Dios por este día, con la oración de Laudes.
Las avemarías del rosario, formaron como una escalera, que nos subía al cielo del camarín de la Señora, que con una belleza sin par, serena, dulce, invitándonos a adorar, nos contemplaba llena de orgullo, al ver a todos sus hijos reunidos ante su Hijo, con muchas ganas de compartir lo mejor de nosotros con los demás.
A las 12 de la mañana, con la Misa, nos acercamos a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, y aunque el Párroco de Íllora, tenía tan ronca la voz, que le costó mucho, transmitirnos todo lo que le sugería dicho encuentro. Pero puso el corazón en cada palabra, y sus palabras nos llenaron de alientos.
Después, aquella escalera de oración a María, se abrió de par en par, para que todos pudiéramos venerar, la imagen de la Madre de Dios. Fué algo íntimo y personal, que nos llenó de alegría y gozo interior.
Llenos de su presencia, nos dirigimos a los Salones Parroquiales, dónde Francisco, hermano Mayor de la Hermandad de la Virgen de Chauchina, introdujo la charla, comentando problemas, inquietudes, ilusiones, decepciones, y esperanzas en su propia hermandad, e invitando a los hermanos mayores de las distintas hermandades presentes, a hacer lo mismo.
Así comenzó una serie de intervenciones, que llenaron de admiración, de alegría, y de cercanía a todos los presentes, que continuamente aplaudían dichas palabras, y la sinceridad con la que se decían.
Después de estos momentos de verdadera hermandad, todos nos encaminamos hacia el Restaurante Genil, en dónde no sólo compartimos una comida, unos cantos, unos vivas, unos bailes... sobre todo compartimos la alegría de nuestra fe, y la auténtica amistad cristiana.
Fueron unos momentos únicos, que estas fotografías, tomadas por la Hermandad de la Virgen de los Dolores de Alomartes, han intentado captar.
Allí estuvieron presentes, la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Huétor Tajar; la Hermandad de Ntra. Señora del Socorro de Tocón; la Hermandad de Ntra. Sra. de las Mercedes de Brácana; la Hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores de Alomartes; las Hermandades de Íllora: San Rogelio, Ntro. Padre Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores, Cristo de la Veracruz, Cristo de la Juventud y la Virgen de las Angustias, Virgen del Carmen; y por supuesto, la Hermandad de la Virgen del Espino de Chauchina.
Después de compartir estos momentos, te sientes más animado a seguir luchando por todo lo que sientes, que es fruto de tu fe, y del amor que has experimentado en ese Señor, que sigue haciéndonos resucitar, día a día.
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