Dentro, la Reina, entre blancas flores y velas que hacían de campanillas, anunciando su paso, un trono de amor se elevaba hasta ella, con todas las plegarias, las lágrimas y el agradecimiento de tantas personas, que allí congregadas, esperábamos emocionados el momento de su salida.
Ante Ella, un cortejo interminable de Hermandades y Cofradías de todas partes, que rendían pleitesía a la Señora, y como una piña, manifestábamos a todos, que la fe hoy en día, está muy viva, y que de la mano de la Virgen, es posible vivir llenos de ilusión y de esperanza, con ganas de luchar por este mundo, que Dios nos entregó para nuestra felicidad.
La procesión fué algo único, con mucho público, con muchas oraciones, con muchos vítores, con mucho amor.
Nuestra Hermandad del Carmen, respondió a la invitación de la Archicofradía del Rosario, queriendo así testimoniar, nuestro amor a la Señora, y el agradecimiento, porque año tras año, se sigan acordando de nosotros, para este evento tan maravilloso.
Que la Reina del Realejo, la Señora del Rosario, nos ayude a todos a ser fragancia de Cristo, con todo lo que hagamos y hablemos, pues hoy más que nunca, el testimonio de vida, es lo más necesario.
¡¡¡VIVA LA VIRGEN DEL ROSARIOOOOOOOOOO!!!
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