PRESENTACIÓN CARTEL DE LA SEMANA SANTA
DE ÍLLORA
Comenzábamos
la Cuaresma, con una invitación a encontrarnos con Dios en nuestra vida diaria,
saboreando cada hecho, cada palabra, mediante la oración, la caridad, la
esperanza, para fortalecer nuestra fe.
Ese
encuentro personal, nos animaba a vivirlo más plenamente, en el encuentro
comunitario de cada Domingo, renovando nuestra confianza en esas palabras de
Cristo, que nos afirman, que más allá de la Cruz, existe vida, y una vida que
no se agota ni en el dolor, la enfermedad, o la muerte.
Como
aquellos discípulos que subieron con Jesús al Tabor, y descubrieron la gloria
que en Él se encierra, Íllora, desde el Calvario que sobresale sobre este
pueblo, desde la Cruz que un día un misionero, dejó como testimonio de la fe
que el pueblo vivía y vive, se dispone a vivir los días más grandes del año,
que nos llevan a una nueva Pascua, a un nuevo paso, de la muerte a la vida.
Y
bajo la sombra de esa cruz, cada hogar, cada persona, vive diariamente,
esperanzados en un mañana mejor, trabajando ilusionados, para que nuestro
pueblo, sea un lugar de oportunidades para todos, y para que la fe, siga siendo
el vínculo que lo una, en una superación constante.
Y en
ese camino, tenemos muchos referentes, que vivieron intensamente cada instante
de sus vidas… Y Ella, es el mayor de los ejemplos, de cómo desde las angustias
más difíciles de la vida, cuando es Cristo nuestro apoyo, cuando cumplir la
voluntad de Dios, es nuestra fuerza, a pesar del dolor más grande, no se puede
apagar la esperanza.
En
el cartel de este año, de la Semana Santa de Íllora, subimos al Calvario,
contemplamos a María, con Jesús entre sus brazos.
Un
cuerpo muerto, que ya comienza a desprender la luz de la vida, que la noche del
Sábado de Gloria, nos hará exclamar la más intensa alegría.
Nosotros
como la Virgen, nos apoyamos en Cristo, la fe de nuestro pueblo, se vive en
Cristo, y la meta de nuestra vida es Cristo.
Que
estos días de nuestra Semana Mayor, sean especialmente eso, un encuentro con
Cristo, desde la mirada de la Virgen, para que nuestras fuerzas rendidas por
las dificultades diarias, vuelvan a
renovarse, para seguir trabajando por un futuro mejor para todos.
Que
tengamos todos, una buena Semana Santa, una Pascua florida, llena de fe.
CARTEL DEL CRISTO DE LA VERACRUZ

Y
es tal la fuerza de su silencio, la energía de sus ojos cerrados sobre esa
Veracruz, que pareciera que todas las farolas se han apagado, que todos los
hogares permanecen a oscuras, ante la luz que brota de su cuerpo muerto.
Un
año de trabajo, un año de muchas preocupaciones, y sobre todo, un año,
compartiendo ilusión, compartiendo fe.
Vivimos
tiempos difíciles, tiempos que ponen a prueba nuestras fuerzas, y a veces,
hasta nuestra esperanza.
Las
Cofradías de Íllora, desde nuestra fe vivida comunitariamente en nuestra
Parroquia, son como pequeñas luces, que intentan llevar a nuestra vida, esa
esperanza que la crisis, quiere enturbiar.
Cuando
llega Semana Santa, vemos sólo la punta de un gran iceber, que es el esfuerzo
de todo un año, y un esfuerzo que es posible, gracias a tantas personas, que
ofreciendo su tiempo, que estando pendiente de todo, que no dejando que la
ilusión se apague, mantienen la luz de Cristo bien elevada, para que ninguno
pierda el rumbo de nuestro camino.
Hoy
queremos agradecer a todos y todas los que en nuestro pueblo, viven la Semana
Santa los 365 días del año, y que a pesar de las dificultades, a pesar de los
obstáculos, nunca se rinden, nunca tiran la toalla.
Que
Cristo nos permita, poder volver a vivir intensamente su Pasión, su Muerte, y
juntos celebrar, que la Resurrección, es el final del camino, la verdadera
plenitud de nuestra vida.
Y
junto a la Cruz, estaba Ella.
No
la encontramos en muchos momentos de los relatos de los Evangelios, pero está,
justo en los precisos, en los más importantes.
Y
en la Pasión y en la muerte del Hijo, la Madre es la sombra que le acompaña,
que le envía fuerza, que recoge cada instante en su corazón, del que ya no se
puede extraer más dolor, pero al que sí, le cabe aún mucho más amor.
Pues
en el corazón de una Madre, lo que más abunda es el amor, sin límites y sin
distinciones para cada uno de sus hijos.
En
cada lágrima de la Virgen, ya brota la aurora de la resurrección. En esas manos
que buscan al Hijo, pronto exclamaran la alegría de la vida, la que ya en su
corazón confiaba desde el inicio del Triduo Pascual.
La
Virgen, es el reflejo del dolor diario de tantas familias, y a la vez, es la
esperanza que la fe de la Iglesia, ofrece al corazón humano.
Por
eso, su imagen, bajo el cielo de nuestro Templo, es una invitación, a no
desesperar, a no dejarnos abandonar en los brazos de la soledad, del miedo, del
dolor.
Si
llenamos nuestro corazón de Dios como Ella…más allá de la dificultad, está la
luz de la resurrección.
Ante
Ella y con Ella, agradecemos a cada persona que sin hacer ruido, ayuda,
colabora, aporta, ilusiona, y hace que nuestra Semana Santa sea cada año, un
poquito mejor, y que nuestros sueños, muy lentamente, pero sin detenerse, se
vayan haciendo realidad.
Ojalá
que este año, las gotas que caigan sobre nuestro rostro al contemplarles en
nuestras calles, no sean las de la lluvia, sino las de una intensa emoción, al
tener la seguridad, que Ellos nunca nos abandonan, que Ellos siempre permanecen
a nuestro lado.
Gracias
a todos por compartir esta confianza, y la ilusión de todo un año.
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