Hoy podemos
decir sin lugar a dudas, que estamos celebrando una de las fiestas con más
sentido para todos nosotros: la fiesta de la familia, la fiesta del hogar
cristiano, la fiesta del origen de la vida, la fiesta del amor fiel y
verdadero.
La fiesta de
la Sagrada familia de Nazaret, formada por Jesús, María y José, es un estímulo
para todos nosotros.
Al igual que
ellos que fueron peregrinos de la fe, tuvieron que escapar a Egipto para
proteger a Jesús, y vivir como
extranjeros, que tuvieron que ganarse la vida con el sudor de su frente, que
afrontaron la incomprensión, la incertidumbre diaria, de que cualquier peligro
atormentara a su hijo…cada una de nuestras familias, pasan por situaciones y
circunstancias muy variadas, que también ponen a prueba su fe, su esperanza, y
el amor que Dios derrama sobre todos nosotros.
La crisis
económica nos ha hecho replantearnos nuestra forma de vivir. La falta de
trabajo de nuestros hijos, el problema de las drogas, y la crisis de valores,
nos golpea a diario, y nos hace sufrir.
Nuestra
respuesta tendría que ser, como la de José y María. Confiar, confiar siempre en
Dios, abandonarnos en sus manos, luchar sin descanso por el bienestar de los
nuestros, pero siempre contando con Dios y desde Dios.
Acogiendo las
palabras del Papa Francisco, que nos invita a contagiar la alegría de la Buena
Noticia del Evangelio, tendríamos que no olvidar, que la familia es Iglesia
doméstica, dónde se transmite la fe, dónde se viven los valores evangélicos,
donde la persona madura como cristiano y como ser humano.
Esa labor de
transmisora de la fe y de los valores más importantes de la persona, la familia
no puede renunciar a ella, ni dejarla en manos de otras entidades o personas.
Y es
precisamente en estos tiempos de crisis, dónde la unidad familiar, dónde los
padres, los abuelos, tienen un papel cada vez más fundamental, para sostener a
los hijos, para ofrecerles el amor y la esperanza, que nuestra sociedad les
niega.
Por tanto, la
familia, la defensa de la vida, el Evangelio, son los pilares de nuestra
sociedad, y en la medida que son rechazados, que son dejados de lado, nuestra
sociedad enferma, a nuestra sociedad le falta luz.
Esa luz es
Jesucristo, ese Niño, que viene a renovar el mundo, y que espera de cada uno de
nosotros, un compromiso, una forma de vivir, una esperanza y unas obras, que
manifiesten que la fe, es semilla de cambio, de justicia, y de unidad.
Pidamos por
todas las familias del mundo, imitemos a la familia de Nazaret, seamos todos
medio, para que el Evangelio, contagie con su alegría los corazones de todos
los seres humanos.
En nuestra Parroquia es tradicional, que el día de la Sagrada Familia, compartamos la Eucaristía de la tarde, con aquellos matrimonios de nuestro pueblo que han celebrado las Bodas de Plata o de Oro en el presente año.
En esta ocasión, con este grupo de matrimonios celebramos la Eucaristía, y nos tomamos algo en la Sacristía, dando gracias a Dios, por haberlos mantenido en un mismo amor durante todo este tiempo, y pidiéndole, que sigan siendo un ejemplo para el resto de familias cristianas de nuestro pueblo.
Me encanta,ojala nosotros llegemos y podamos seguir su ejemplo
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