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ENCUENTRO DE PARROQUIAS EN MOCLÍN

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GRUPO DE ORACIÓN REINA DE LA PAZ Y PADRE PÍO DE ÍLLORA (GRANADA)

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NUESTRA MADRE DEL CARMEN DE ÍLLORA

CELEBRACIÓN VIRGEN DE LOURDES 2018 EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

lunes, 6 de enero de 2014

FIESTA DE LA EPIFANIA DEL SEÑOR


Hermanos, esta fiesta de la Epifania del Señor, es la fiesta de la luz.
      Cristo es esa estrella que nos guía por el camino de la fe, y nos conduce por la vida al encuentro de la verdad, de la paz, del amor, de todo lo que sólo en Dios podemos encontrar.
      Esta fiesta, nos revela a Dios, que hecho Niño, nos enseña, que de la fragilidad, de la debilidad, de lo más sencillo de la vida, Dios hace maravillas, y lo transforma todo, lo cambia todo, lo hace nuevo todo.

      ¿Quién podía imaginar que en ese Niño, Dios mismo se hiciera presente en nuestra vida?

      Por eso, en nuestra vida diaria, no debemos dejar pasar o no darle importancia a los detalles, a esas cosas habituales y sencillas, que a veces convertimos en rutina, pero que si nos paramos en su contemplación, nos daríamos cuenta, que son expresión del más bello amor de Dios, que nos habla, que se acerca a nosotros en la sencillez de la vida.
      Aquellos tres magos de oriente, no se pusieron en camino porque vieron la estrella, no.
      Aquellos magos, tenían ansia de Dios, necesitaban llenarse de Dios, y se pusieron en camino, y al ponerse en camino, la estrella apareció y les guió.

      Nuestra vida de fe es también así, debemos de ponernos en camino, buscando al Señor, y cuando nuestro corazón se dispone a buscarlo, el Señor se hace presente, el Señor nos guía, el Señor sale a nuestro encuentro, para que nuestros pasos, estén bien encaminados.

      Esa estrella que guiaba a los Magos, nos habla a cada uno de nosotros, de que la contemplación del cosmos, que la contemplación de la creación, de la naturaleza, es lugar de encuentro con Dios.
      La ciencia es camino para encontrar a Dios.

      Ese camino de fe, de encuentro con el Misterio de Dios, los magos lo vivieron en compañía, salieron cada uno de un punto distinto, pero unidos fueron al encuentro de Dios.
      La fe es una respuesta personal e intima a Dios, es Dios el que se ofrece, pero en nosotros está responderle o no a su iniciativa.

      Y cuando le respondemos afirmativamente, cuando el Señor se convierte en el centro de nuestra vida, esa fe la alimentamos en comunidad, crece en comunidad, es luz, cuando se une a la fe de nuestros hermanos.

      Hermanos, no podemos vivir aisladamente, no podemos encerrarnos en nosotros mismos, venir a la Eucaristía, venir al Templo nos fortalece, nos llena de fuerza, nos llena de ilusión, nos llena de Dios, porque cuando uno duda, el hermano te anima, porque cuando uno cae, el hermano te tiende la mano para levantarte.
      Porque la fe, es universal, eso mismo significa la palabra católica, la Iglesia acoge a todos los hombres y mujeres de cualquier raza, condición o ideología, y todos formamos una gran familia, en la que el Señor es el centro de todo.
      Esos magos de Oriente, cada uno de un lugar distinto, con unas creencias distintas, representan al mundo entero, un mundo que a los pies de Dios, le reconoce como Rey, le reconoce como su Señor, le reconoce como su vida.
      Y los Magos, al llegar al Niño y contemplarlo, se llenaron de alegría.
      Hermanos, nuestra fe la tenemos que vivir con alegría, con gozo, porque nos sentimos amados por Dios, le sentimos presente en nuestro corazón, en nuestra vida.
      A veces, venimos al Templo, y más que gozo, más que transmitir alegría, parece todo lo contrario, porque no somos capaces de manifestar exteriormente, lo que debiera significar esa alegria cristiana, a la que el Papa Francisco, tanto nos está insistiendo que tenemos que contagiar.
      La vida es un camino lleno de momentos buenos y malos, pero si la fe es fuerte, en uno y otro momento, la fe nos alimenta, nos fortalece, nos llena de gozo interior, y eso se manifiesta exteriormente.
      Y si manifestamos la alegría de la fe, seremos luz para nuestros hermanos, porque son nuestras obras, y no solo nuestras palabras, las que deben iluminar las dudas, las incertidumbres, las faltas de fe de nuestros hermanos.
      Cada cristiano, debemos ser estrella de Belén, que lleve a los demás al Señor.
      Y termina el Evangelio de hoy, diciéndonos que estos Magos que adoraron al Niño, y que se habían comprometido con Herodes, en determinarle el lugar dónde había nacido y estaba el Rey de los Judios, decidieron volver por otro camino.
      Hermanos, si descubrimos a Dios presente en nuestra vida, no podemos seguir a otros dioses, no podemos adorar a Dios y a los dioses que el mundo nos propone: el poder, la riqueza, la ambición…
      Si Jesucristo es nuestro Rey, tenemos que tomar también nosotros otro camino, como aquellos Magos, tenemos que tomar el camino de la confianza absoluta en Dios, el camino de la fe que se comunica, pues todo cristiano auténtico, es misionero de raíz, y aprovecha cualquier oportunidad para contagiar fe.
      Os invito a tomar decididamente este otro camino, el camino de la fe.

      Que este Niño, nos bendiga a todos, alimente nuestra fe, nos unamos todos en esa fe, y seámos en el mundo, verdadera luz, la luz que todas la gentes necesitan, como la luz que hoy brota del portal al mundo entero.

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