En el Domingo del Buen Pastor, cinco nuevos sacerdotes se ofrecieron para servir a las comunidades de nuestra Diócesis, con la sencillez y la humildad, de quiénes se reconocen nada, si no es, porque Dios actúa en ellos.
Una enorme alegría para toda la Iglesia granadina, que agradece a Dios, el don de la vocación de cada uno de ellos, y que reza para que esa vocación, esa llamada, siga madurando día a día, allá dónde el Señor los envíe.
Que el dueño de la mies, siga suscitando buenos trabajadores de la Palabra, comunicadores de esperanza, transmisores de amor, y semillas de fe en medio de nuestro ambiente.
Nos quedamos con algunas imágenes del momento de las ordenaciones, y de la celebración de la primera Eucaristía, del sacerdote oriundo de Armilla.
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