Mayo, se describe con el nombre de María.
Desde nuestra más tierna infancia, incluso en el colegio, llevábamos flores a la imagen de la Virgen, que teníamos en la clase.
Y numerosas eran las casas, que aglutinaban a sus vecinos, en torno a un sencillo altar, para rezar "las flores" a la Virgen.
Y en la Parroquia, en este mes, siempre ha tenido un lugar destacado, la imagen de la Virgen. Desde D. Javier, que tanto la Virgen de Fátima, como la Inmaculada, ocupaban el Templete del Altar Mayor, como con los posteriores sacerdotes.
Así luce nuestro Templo Parroquial, para la celebración del Mes de Mayo, pues fijándonos en María, descubrimos siempre a Jesús. De la mano de María, siempre llegamos a Jesús, María nunca se entiende, sin Jesús.
Tanto en la Casa Hermandad de San Rogelio, con el grupo del Rosario, como en la Parroquia, cada tarde, nos unimos en la oración junto a María, para agradecer a Dios, tantas maravillas como realiza en nuestra vida.
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