Amigos y hermanos. La Palabra de
Dios que estamos hoy proclamando, en esta fiesta de la Virgen, nos anima a
vivir unidos en la fe y en el amor.
Hoy que ya estamos también
celebrando la fiesta de San Pedro y San Pablo, su martirio nos dice a nosotros,
que si nos dejamos llevar de nuestros propios deseos y miedos, al final nos
destruimos los unos a los otros, porque no somos capaces de comprender lo
diferente, porque no siempre estamos dispuestos a aceptar a todos como
verdaderos hermanos.
Pero si nos dejamos llevar por la
fuerza del Espíritu de Dios, mediante la oración diaria, la meditación de la
Palabra de Dios, y una confianza absoluta en Él, viviremos de otra forma,
porque en nuestras obras manifestaremos que somos creyentes, porque nuestras
obras, estarán llenas del amor de Dios.
Dios nos llama a cada uno de
nosotros, a todos los que estamos aquí, a vivir nuestra fe, de una forma
comprometida, dando testimonio, dando ejemplo, siendo un referente para los
demás.
Dios no nos pide en este momento
que demos nuestra sangre por él, pero sí que demos muerte en nosotros al odio,
a la crítica, a la mentira, y a todo lo
que nos separe de nuestros hermanos.
La persona casada, debe dar
ejemplo de fe en el matrimonio.
La persona soltera, debe dar
ejemplo de fe en su soltería.
La persona religiosa, los
sacerdotes, los religiosos y misioneros, deben dar ejemplo de fe en el camino
que han decidido tomar con la ayuda de Dios.
Todos debemos ser ejemplo para
los demás, no sólo con hablar mucho de Dios, y con palabras muy bonitas. A
veces no hace falta tanto hablar, sino hacer las cosas bien, ayudar a quién lo
necesite, sin hacer ruido, sin que nadie se entere.
Porque mientras digamos que somos
muy religiosos, y luego le cerremos las puertas de nuestro corazón a los demás,
ni somos religiosos, ni hemos aprendido nada del Señor hasta ahora.
La fe se demuestra con obras. Y
nos dice el Señor…mientras en nuestro corazón, estén otras preocupaciones, como
tener más, poseer más, superar a los demás solo por el hecho de quedar como
mejores, es imposible que Dios habite en ti, que nos mira a todos como hijos,
que no hace distinciones entre nadie, y que a todos nos ama por igual.
Aprendamos de la Virgen, que
meditaba todo en su corazón, que siempre estaba atenta, para cumplir la
voluntad de Dios en su vida.
Vivamos así cada uno, y el mundo
comenzará a cambiar, mientras cada uno estemos encerrados en nuestros egoísmos,
nada cambiará, todo irá a peor.
Jesucristo es el camino, la
verdad más plena, la vida que no se acaba. Que nunca nos separemos de Él.
Es lo que hoy nos pide la Virgen
de la cabeza a cada uno, y es lo que le deberíamos prometer, que vamos a poner
todo de nuestra parte por lograrlo.
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