HORARIOS DE LAS MISAS EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

HORARIOS DE LAS MISAS EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

DESCUBRIENDO LA SÁBANA SANTA

DESCUBRIENDO LA SÁBANA SANTA

CELEBRACIÓN DEL PERDÓN Y EL AMOR DE DIOS

CELEBRACIÓN DEL PERDÓN Y EL AMOR DE DIOS

TRIDUO CUARESMAL DE LAS COFRADÍAS DE LA PARROQUIA DE ÍLLORA

TRIDUO CUARESMAL DE LAS COFRADÍAS DE LA PARROQUIA DE ÍLLORA

PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ÍLLORA 2024

PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ÍLLORA 2024
A CARGO DE D. SEBASTIÁN CRESPO TORRALBA

NUESTRA MADRE DEL CARMEN DE ÍLLORA

CELEBRACIÓN VIRGEN DE LOURDES 2018 EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

jueves, 28 de abril de 2011

UNA SEMANA SANTA MUY INTENSA


Ha pasado ya la Semana Santa, pero aún parece que estamos inmersos en todos los momentos vividos, en todo lo que hemos compartido, en todo el trabajo realizado, y en todo lo que ha quedado fijo en nuestra retina.
Y si algo hay que destacar de estos días, es que han servido para realmente darnos cuenta, que Cristo en nuestra vida, es lo más importante, que en la Virgen, encontramos a la Madre, que siempre nos tiende sus brazos para acogernos, consolarnos y llenarnos de fuerza, que no podemos quedarnos en la Pasión y Muerte, sino que tenemos que llegar a la mañana de la resurrección, para que también nuestra vida se transforme en la luz que brota del Sepulcro.
El Domingo de Ramos, no sólo brilló el sol, sino también la ilusión, el nerviosismo y la alegría de un montón de niños y jóvenes que vestidos de hebreos, aclamaban al Señor como su Mesías y su Redentor. Las calles de nuestro pueblo se llenaron de la algarabía de estos infantes, de los sones de la Banda de Música de Moraleda, y de el gozo de saber, que lo que durante un año hemos estado esperando, al final llegaba.
La celebración de la Eucaristía, abarrotó todo el Templo, cada año más,
pronto no cogeremos todos, gracias a Dios.
El Martes Santo, ya el cielo se unió directamente a los sentimientos de estos días, en los que veneramos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Saslvador. Y como soltando lágrimas ante Cristo en la cruz, por unos instantes, no sabíamos muy bien, si podríamos salir en procesión, rezando el viacrucis por las calles de nuestro pueblo. Al final, el tiempo nos permitió salir, y en la intimidad de la noche, junto al Stmo. Cristo de la Veracruz, meditar cuánto nos ama el Señor, y cuánto nos ofrece a cada momento.
El Miércoles Santo, un sol espléndido hizo que las capas de los niños y jóvenes de la Hermandad de la Juventud, brillaran como nunca, y casi una sensación de calor, no nos abandono en todo el recorrido de esta Hermandad Nazarena. Familias enteras acompañaban al Cristo de la Juventud y a la Virgen de las Angustias, en un recorrido que se adelantó en su hora habitual, por la final del fútbol, aunque todo el tiempo que estuvo en la calle, impresionó a todo el que contempló esta procesión.
El Jueves Santo, comenzamos el Triduo Pascual con la celebración de la Última Cena de Jesús. Una Cena que es Testamento de Amor, Memorial de nuestra salvación, y una forma de vivir y de entender la fe: el servicio a los demás, la entrega generosa de la vida, el auténtico amor.
Terminó la celebración quedándose Jesús entre nosotros, en el Monumento, bajo las especies sacramentales de la Eucaristía, esperando nuestra compañia, ofreciéndonos el inmenso amor de su corazón, para calmar nuestras heridas de la vida, y llenarnos de esperanza en nuestro camino.
Después llegó el momento de la Estación de penitencia de la Cofradía del Nazareno y la Virgen de los Dolores. Eran tan intensos todos los sentimientos que estaban en el ambiente, que el cielo estaba dispuesto a llorar, viendo a Jesús cargado con la cruz, y el dolor desconsolado de nuestra Madre Santísima.
Hubo que esperar algo más de una hora para verles salir en procesión, pero la espera valió la pena, y todos nos llenamos de una profunda emoción, tanta, que justo al entrar Jesús de nuevo en su Templo, el cielo rompió a llorar tan intensamente, que nos quedamos todos admirados.
El Viernes Santo, la Iglesia fué un ir y venir de personas, que querían estar junto al Señor, que tenían que hablarle, que tenían que escucharle, que oraban ante quién es la fuente de nuestra vida, y la meta a la que nos dirigimos.

Laudes, Meditación de las Sietes Palabras, Hora de Nona, Rosario de la Misericordia Divina, Santos Oficios, fueron los peldaños de una escalera, que nos subía al calvario, para contemplar el amor de Dios por nosotros, y que preparaban nuestro corazón, para pasar de la muerte a la vida que celebraríamos al día siguiente, en la Vigilia Pascual.

Pero la tarde, cada vez lloraba más, no podía soportar tanto sufrimiento, al ver

a Cristo, lleno de heridas, por las que su amor por nosotros aún más brotaba.
La decisión final fué, que ante tantas lágrimas, era mejor ofrecer el calor del Templo a ese Cristo bendito, y mecerlo como hacen los buenos costaleros, esperando que pronto, por nosotros resucite.
Y esa noche, la noche de la Vigilia Pascual, el Templo se volvió a llenar, como no había ocurrido otros años, y es que la implicación de hermandades y cofradías, está llenando de vitalidad nuestra vida de fe, y nos ayudan a vivir cada uno nuestro compromiso cristiano.

El cirio prendido del fuego pascual, lleno la oscuridad del Templo, de la luz gozosa de la resurrección, y repasando la historia de nuestra salvación, descubrimos la presencia de Dios en nuestra vida, que hace historia con nosotros y por nosotros. Y así renovando nuestra fe en él, renovando nuestro bautismo, participamos de la Eucaristía de la gran noche, la noche de nuestra salvación.

¡Bendito sea Dios por estos días, por todo lo que hemos vivido, y por todo lo que hemos recibido!
¡Feliz Pascua de resurrección!