HORARIOS DE LAS MISAS EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

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DESCUBRIENDO LA SÁBANA SANTA

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CELEBRACIÓN DEL PERDÓN Y EL AMOR DE DIOS

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TRIDUO CUARESMAL DE LAS COFRADÍAS DE LA PARROQUIA DE ÍLLORA

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PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ÍLLORA 2024

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A CARGO DE D. SEBASTIÁN CRESPO TORRALBA

NUESTRA MADRE DEL CARMEN DE ÍLLORA

CELEBRACIÓN VIRGEN DE LOURDES 2018 EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

domingo, 8 de enero de 2012

8 DE ENERO: BAUTISMO DEL SEÑOR



Con esta fiesta del Bautismo del Señor que estamos celebrando, terminan las grandes celebraciones de la Navidad.
Con sencillez y en familia, nos hemos unido al misterio del nacimiento del Salvador, nos hemos alegrado, por el ejemplo que la Sagrada Familia nos deja, para todas las familias cristianas de cualquier época.
Junto a Jesús, hemos terminado un año, y de su mano hemos iniciado uno nuevo, en el que Él es la luz, que ilumina el camino de todos los pueblos y de todos los seres humanos, hacia la verdadera felicidad.
Cristo ha venido para salvar a todos, y en cada uno de aquellos magos de Oriente, se representaba a todo el mundo, expresión del mensaje universal del Señor.
Y hoy, contemplamos al Señor ya adulto, a punto de comenzar su vida pública, su peregrinación desde Galilea por todo el pueblo judío, anunciando una época de paz, de igualdad, de justicia para todos.
Y en Él, el profeta Isaías, ve, la palabra libertadora y justa de Dios, que quiere que cada ser humano, que cada uno de sus hijos, experimenten su amor, y su deseo de arrancarles del poder de las tinieblas, de todo lo que nos hace infelices, para que puedan participar de su luz, de su paz, de la felicidad más plena.
Y para poder caminar por el sendero de la felicidad, nuestros primeros pasos deben ser la justicia, la defensa del inocente, la igualdad y la dignidad de toda persona.
Así vivió Jesús, desde su bautismo, lleno de la fuerza de Dios: pasó haciendo el bien, y curando a los enfermos. Sin hacer distinciones, sin quedarse en los postulados de la Ley, teniendo sólo como referente, el mismo deseo salvador del Padre.
Juan íba bautizando a todos los que escuchando su voz, se preparaban para recibir al Mesías, su bautismo, era un bautismo de conversión, de cambio de vida, de perdón de los pecados. Jesús, bautizará con Espíritu, y será el bautismo que nos hace hijos de Dios, que nos introduce en una nueva vida.
El bautismo de Jesús, es una invitación a recordar nuestro propio bautismo, lo que significa en nuestra vida de cristianos.
Somos hijos de Dios, hermanos de todos, formamos una gran familia, y como en toda familia, vivimos momentos mejores y no tanto, pero lo importante, es que todos tengamos claro, que lo más importante que podemos hacer, es como Jesús, pasar haciendo el bien, curando a los enfermos.

Porque curar, se cura de muchas formas, con medicamentos, con ayuda de especialistas, pero también con la escucha, con la compañía, con la mano tendida, con la cercanía.
Nos debiéramos de plantear, en qué medida, cada uno vivimos comprometidos con la realidad, vivimos desde la justicia, desde la defensa de los más débiles, de los que más sufren.
Ante los magos de Oriente, Jesús se manifiesta como la luz que ilumina a todos los pueblos.
Hoy en el Jordán, en una nueva epifanía divina, Dios manifiesta al mundo, que Jesús es su Hijo, su Predilecto, su enviado, para llenarnos de paz, de libertad, de esperanza.
Pidamos al Señor, que la fuerza de su Espíritu, nos guíe por la vida, nos llene de la fuerza de Dios, y nos haga dar un testimonio sincero y fiel de nuestra fe.

6 DE ENERO: EPIFANIA DEL SEÑOR



Epifanía significa "manifestación". Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se dio a conocer en diferentes momentos a diferentes personas, la Iglesia celebra como epifanías tres eventos:

Su Epifanía ante los Reyes Magos (Mt 2, 1-12)

Su Epifanía a San Juan Bautista en el Jordán

Su Epifanía a sus discípulos y comienzo de Su vida pública con el milagro en Caná.

La Epifanía que más celebramos en la Navidad es la primera.

La fiesta de la Epifanía tiene su origen en la Iglesia de Oriente. A diferencia de Europa, el 6 de enero tanto en Egipto como en Arabia se celebraba el solsticio, festejando al sol victorioso con evocaciones míticas muy antiguas. Epifanio explica que los paganos celebraban el solsticio invernal y el aumento de la luz a los trece días de haberse dado este cambio; nos dice además que los paganos hacían una fiesta significativa y suntuosa en el templo de Coré. Cosme de Jerusalén cuenta que los paganos celebraban una fiesta mucho antes que los cristianos con ritos nocturnos en los que gritaban: "la virgen ha dado a luz, la luz crece".

Entre los años 120 y 140 AD los gnósticos trataron de cristianizar estos festejos celebrando el bautismo de Jesús. Siguiendo la creencia gnóstica, los cristianos de Basílides celebraban la Encarnación del Verbo en la humanidad de Jesús cuando fue bautizado. Epifanio trata de darles un sentido cristiano al decir que Cristo demuestra así ser la verdadera luz y los cristianos celebran su nacimiento.

Hasta el siglo IV la Iglesia comenzó a celebrar en este día la Epifanía del Señor. Al igual que la fiesta de Navidad en occidente, la Epifanía nace contemporáneamente en Oriente como respuesta de la Iglesia a la celebración solar pagana que tratan de sustituir. Así se explica que la Epifanía se llama en oriente: Hagia phota, es decir, la santa luz.

Esta fiesta nacida en Oriente ya se celebraba en la Galia a mediados del s IV donde se encuentran vestigios de haber sido una gran fiesta para el año 361 AD. La celebración de esta fiesta es ligeramente posterior a la de Navidad.

Los Reyes Magos

Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad.

De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento de hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra; de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltazar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.

El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mi me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido.

1 DE ENERO: AÑO NUEVO. SANTA MARÍA MADRE DE DIOS


Venimos hoy ante el Señor, aún con el recuerdo puesto en todo lo vivido anoche, en la contínua celebración de la entrada del nuevo año.
Otros, la vivieron, desde la soledad de su comedor, intentando que fuera una noche distinta, descansando sobre el recuerdo de quiénes en otro tiempo, habían llenado esa habitación.
Para algunos, fué una noche más, en la que el recuerdo constante de los que no están, no permitía otra celebración, que no fuera, la añoranza, la tristeza, de no tener a nuestra vera, a quién queríamos con locura.
Cada uno, desde sus propias circunstancias, ha comenzado este año nuevo, seguro que con una misma oración: que al menos podamos caminar por él, con salud, para poder afrontar lo que encontremos en el camino, con fortaleza, y no dejarnos abatir.
Y los cristianos, no podemos celebrar este comienzo de año de otra manera que con la Eucaristía, es el don más grande que tenemos, es lo más importante en nuestra vida, cuando más seguros nos encontramos, cuando nos sentimos satisfechos, cuando en nuestro interior, se instala una verdadera paz.
Ayer, nos reunimos junto al Señor en la Custodia, pidiendo por la paz, esa paz tan necesaria en las familias, en los pueblos, en el mundo entero, y repasando todo lo que ha sido el 2011 para cada uno de los que vinimos; hoy os invito, a plantearnos firmes propósitos para este 2012, junto al Señor, y de la mano del Señor.

Que seamos cada uno en nuestra familia, semilla de paz, de diálogo, de comprender antes de juzgar, de acoger, antes de despreciar, de ofrecer calor, antes que frialdad, de dar razón de nuestra fe con nuestras obras, antes que rezar mucho y luego dar la espalda a nuestros hermanos.

Que el Señor nos ayude, a que en nuestra familia, por medio de nuestro trabajo, todos sigamos caminando, de su mano siempre por la vida, unidos en un mismo amor y fe.
Pero también, debiéramos proponernos, que si la enfermedad, que si el dolor o la tristeza, llaman a nuestra puerta, que nosotros la abramos con la esperanza, del que se sabe siempre acompañado de Dios, con la confianza, del que sabe que Dios vive en nuestro corazón, con la fe, en que Dios es lo definitivo, todo lo demás es pasajero, y no dura para siempre.

Propongámonos, que vamos a procurar, que en unos tiempos, en los que no sobra nada, y hay faltas en todas las casas, nosotros vamos a ser los primeros, en saber aprovechar las oportunidades, en no malgastar, lo que a otros no les llega; vamos a compartir, y a enseñar a compartir lo poco que hay, para que todos puedan ser felices; vamos a rezar, a orar cada día, para que en el corazón de todo ser humano, la presencia de Dios sea tan visible, que nadie se sienta desesperado, sin ilusión ni esperanza.

Y ante el Señor, le vamos a decir, que vamos a trabajar, para que ese amigo o amiga que nos ha hecho mal, y al que nos cuesta hablarle, relacionarnos, vuelva a ocupar ese lugar que tenía en nuestro corazón; que vamos a mirar sólo lo bueno que hay en cada persona, y no nos fijaremos en lo negativo, en aquéllo que nos duele, porque todos hacemos alguna vez daño a los demás, y también queremos que nos comprendan, por eso, que seamos nosotros los primeros en comprender.

Vamos a llevar de la mano, a quién se siente solo, a quién no tiene ilusión, a quién necesita de un empuje.

Y vamos a proponernos, que nuestra fe, no sea algo que vivamos en lo escondido de nuestro hogar o de nuestra Iglesia, sino que en todo lo que hagamos en la vida, se note que somos cristianos, y que Dios es lo más importante para nosotros. Que cuando escuchemos hablar de la no existencia de Dios, de las cosas negativas de la Iglesia, del mal comportamiento de religiosos, curas, o personas consagradas al amor de Dios, que seamos valientes, y hagamos ver, que es Dios quién dirige la barca, aunque sus marineros no siempre sean los mejores, porque nadie lo es en todo momento, pero su amor y su gracia, son capaces de transformarlo todo.

Y que siempre luchemos por la vida, desde el vientre materno, hasta el momento que Dios quiera llamar para su reino a cualquiera de nosotros, la vida es el regalo más grande que hemos recibido de Él, y no podemos quedarnos indiferentes, cuando quieren manipularla o acabar con Ella.
Que la Stma.Virgen, nuestra Madre, por ser Madre de Dios, a todos nos ayude a vivir con sus mismos sentimientos, meditanto todo lo que vemos y hacemos en nuestro corazón, porque si así lo hacemos, viviremos todos mejor, sin tanta envidia y división.
Para terminar, desde lo más profundo de mi corazón, a todos os deseo que el Señor os bendiga y os proteja, ilumine su rostro sobre vosotros, y os conceda su favor, que se fije en vosotros y os conceda a todos su paz.

1 de Enero

La Virgen María y Jesús. Francisco Zurbarán

Después de ocho días de haber nacido el Hijo de Dios, la Iglesia dirige su mirada a la Madre de este Niño, que es Hombre y Dios. Esta fiesta es conocida en el rito siríaco como la fiesta de las felicitaciones de María: la Iglesia felicita a María por el don divino de ser Madre de Dios.

San Ignacio de Antioquía llama a Jesús: “el Hijo de Dios y de María”. El Concilio de Éfeso en el año 431 declaró esta verdad como un dogma que hay que creer. Es interesante ver que esta Octava de Navidad cae el día primero del año.

Iniciamos el año mirando este cuadro desbordante de ternura: la Virgen-Madre con su Hijo Hombre-Dios. Toda la grandeza de María está en este Niño divino. En su Hijo nos sentimos hermanos y la queremos como Madre. Ella nos alimenta con su intercesión, nos anima con su ejemplo, nos espera en el reino de su Hijo, nuestro hermano y Señor.


Sancta Maria, Dei Genitrix

La divina Maternidad de María expresa su principal misión y grandeza que le hace asumir una relación con Dios enteramente particular. El título de “Madre de Dios” hay que entenderlo. No es que Dios tenga una madre como nosotros; no es que haya podido transmitir a Cristo la divinidad, la cual posee él desde siempre. El gran hecho, el más grande acontecimiento de la historia es que “el Verbo si hizo carne y vino a habitar entre nosotros” (Jn 12,14). Para comprender el máximo título mariano, debemos desplazarnos de María a Jesús. Los evangelios no llaman nunca a María “Madre de Dios”, sino “Madre de Jesús”. Sólo comprendiendo quién es el Hijo de María, comprenderemos quién es su Madre. La historia de la Iglesia nos muestra este camino. En el 431 el Concilio de Efeso tuvo la principal preocupación de resolver el problema cristológico reafirmando la unicidad de la persona de Cristo. Como consecuencia se derivó también de allí la confirmación del título de María de “Madre de Dios”.

La Virgen María y Jesús. Colegio de Santa Isabel
Marchena. Sevilla

Veinte años después, en el 451, el Concilio de Calcedonia definía el título de “Madre de Dios” como dogma; pero también aquí la finalidad principal era la de difundir la doctrina exacta sobre Jesús verdadero Dios, encarnado en el vientre de María Virgen. Así se quiso defender y reconocer la Divinidad de Jesús, Hijo de María.


28 DE DICIEMBRE: SANTOS INOCENTES


Clic para ver grande
La Masacre de los Santos Inocentes
Daniele da Volterra,
pintor y escultor, manerista
italiano, 1509-1566,
Galleria degli Uffizi, Florencia

Santos Inocentes

Fiesta: 28 de diciembre

Murieron por Cristo los niños inocentes, su gloria será eterna.
La
s madres padecieron por un tiempo, ahora comparten el triunfo.

Ver también: "Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo" -De los sermones de san Quodvultdeus, obispo


Los Santos Inocentes: De acuerdo a un relato del Evangelio de san Mateo (2, 13-13), el Rey Herodes mandó matar a los niños de Belén menores de dos años al verse burlado por los magos de Oriente que habían venido para saludar a un recién nacido de estirpe regia.
A partir del siglo IV, se estableció una fiesta para venerar a estos niños, muertos como "mártires" en sustitución de Jesús. La devoción hizo el resto. En la iconografía se les presenta como niños pequeños y de pecho, con coronas y palmas (alusión a su martirio). La tradición oriental los recuerda el 29 de diciembre; la latina, el 28 de diciembre. La tradición concibe su muerte como "bautismo de sangre" (Rm 6, 3) y preámbulo al "éxodo cristiano", semejante a la masacre de otros niños hebreos que hubo en Egipto antes de su salida de la esclavitud a la libertad de los hijos de Dios (Ex 3,10; Mt 2,13-14).

En nuestro tiempo continúa la masacre de inocentes. Millones son masacrados por el
aborto, millones más mueren abandonados al hambre... ¿Qué haces?.

Una voz se escucha en Ramá: gemidos y llanto amrgo: Raquel está llorando a sus hijos, y no se consuela, porque ya no existen" -Jr 31,15.

Te rogamos, Señor…

· Te pedimos padre por todas las personas aquí presentes que de una u otra forma colaboran en esta lucha por la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta su muerte natural. Dales la gracia, el valor y la fortaleza necesaria para vivir y trabajar diariamente según tu Santa Voluntad.

· Oremos por el Papa, defensor incansable de la vida y la dignidad de la persona humana. Oremos por los obispos, los sacerdotes y diáconos y por todos aquellos que tienen una responsabilidad en la comunidad cristiana.

· Te rogamos Señor que ayudes y protejas a todas aquellas familias que sufren conflictos graves que ponen en peligro su estabilidad y el bienestar de sus miembros, en especial de los más pequeñitos. Que Tu sabiduría los ilumine para que puedan encontrar en el AMOR la solución a sus problemas y logren obtener la paz y la tranquilidad necesarias para vivir según tu voluntad.

· Te pedimos Señor porque el actual desarrollo científico-biológico no atente contra la dignidad de la persona humana, sino que por el contrario lleve a la humanidad a tu encuentro, para que asombrados por la maravilla de la creación, sepamos amarla y respetarla.

· Te pedimos Padre, por todos los bebés que ahora corren peligro de ser abortados. Para que sus madres, iluminadas por la luz de tu Santo Espíritu, reconozcan en ellos la maravilla de Tu creación y cobijadas bajo el manto amoroso y maternal de María, encuentren el mejor camino para salir adelante de sus dificultades.

· Muy especialmente, te pedimos hoy Señor por todas aquellas personas que se dedican a practicar y promover el aborto. Que a través de Ti, logren conocer la verdad y comprendan que en cada pequeño ser que eliminan, está presente la maravilla de Tu creación y de Tu presencia. Ilumínalos para que comprendan el valor infinito de cada vida humana y, conscientes de su grandeza, aprendan a amarla y respetarla.

· Inspíranos Padre, para que recordemos que sin Ti nada podemos y que todo nuestro esfuerzo, vaya siempre encaminado a ser testimonio vivo del gran Amor de Dios hacia los hombres. Danos la fuerza y el valor que necesitaremos para continuar siempre fieles a tu palabra.

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27 DE DICIEMBRE: SAN JUAN EVANGELISTA


Ramillete espiritual: «Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.» Apoc. 3, 3

San Juan Evangelista

SAN JUAN EVANGELISTA
Apóstol

(s. I)

Juan iba con Juan Bautista cuando al pasar Jesús le dijo el Precursor: "Ese es el Cordero de Dios". El mismo se llamará "el discípulo al que amaba Jesús". Juan Evangelista escribió cinco libros del Nuevo Testamento: El cuarto Evangelio, tres Cartas y el único libro profético, el Apocalipsis.

Era el hijo del Zebedeo y de María la de Salomé. Era hermano menor de Santiago el Mayor. La primera llamada de Jesús la recibió Juan estando con Andrés: "Venid y veréis". Le quedaron tan profundamente grabadas las palabras de Jesús que, cuando escribía su Evangelio casi sesenta años después de aquella llamada, aún recordará la hora: Eran como las cuatro de la tarde cuando el Maestro me llamó.

Juntamente con su hermano Santiago y con Simón Pedro formará parte de los tres discípulos hacia lo que el Maestro sentía una predilección especial. A ellos se los llevará a la Transfiguración al Tabor.

A ellos les acercará más en la noche del Jueves Santo, en el Huerto. Si a Pedro le entrega la Iglesia, a Juan le entregará a su Madre.

¿Por qué sintió predilección especial Jesús hacia Juan? Lo ignoramos.

Algunos Santos Padres pensaron que fue por su virginidad, ya que sabemos que era muy jovencillo cuando lo llamó Jesús a seguirle y que fue virgen toda su vida. Dice San Jerónimo, el Padre de las Sagradas Escrituras: "El Señor virgen quiso poner a su Madre Virgen en manos del discípulo virgen".

Juan era de Betsaida, la patria de Simón Pedro y de Andrés, con quienes les unía a los hermanos Boanerges o hijos del trueno una gran amistad. Pertenecía a una familia bien acomodada, para lo que entonces se estilaba, ya que tenían jornaleros y barca propia. Juan era de los "validos" de Jesús. También asistió a la resurrección de la hija de Jairo junto con su hermano y Pedro, y fue el único que tuvo la dicha de reposar su cabeza en el Costado de Cristo la Noche de la última Cena.

Juan es el único que será fiel a Jesús hasta el último momento de la Cruz. Mientras los demás le abandonarán, le venderán o le negarán, Juan le acompañará en los últimos momentos y como premio recibirá a María como Madre suya y en su nombre, de toda la humanidad. ¡Gracias, Juan, por este regalo que por tu medio nos hace Jesús!

Cuando por el año 49 vuelve Pablo a Jerusalén de su primer viaje, dice que se encontró a Pedro y Juan "columnas de aquella Iglesia".

Hay un lapso de más de cuarenta años que nada se sabe de Juan, desde el año 49 hasta el 90 poco más o menos. ¿Dónde pasó este tiempo y qué hizo durante todos aquellos largos años? Lo ignoramos. Sabemos que los últimos años de su vida los pasó en Efeso y Patmos, y desde allí parece ser que escribió sus tres Cartas y el Apocalipsis. Él era el sostén de aquella naciente y floreciente Iglesia. Todos escuchaban con admiración sus palabras: "Hijitos míos, les decía, amaos los unos a los otros". Le dicen sus discípulos: Padre ¿por qué siempre nos repites lo mismo?" -"Porque, contesta él, es lo que yo aprendí cuando recosté mi cabeza sobre el pecho del Maestro. Y si hacéis esto, todo está cumplido."

Se cuentan muchas y bellas anécdotas de estos años, más o menos verídicas. Sus discípulos, San Papías de Hierápolis, San Policarpo, San Ignacio de Antioquía, San Ireneo, todos recogieron de sus labios las enseñanzas del Maestro. San Juan fue misionero, predicador de la Palabra de Dios, pero sobre todo "escritor" profundo del Mensaje del Maestro. Murió por el año 96, después de haber sido arrojado a una caldera de aceite hirviendo, sin hacerle daño. Con la muerte de Juan, enamorado de Cristo, se concluyó la revelación en el Nuevo Testamento.

26 DE DICIEMBRE: SAN ESTÉBAN, MÁRTIR.


San Esteban
Protomártir
Siglo I

Dichoso tú Esteban: que por proclamar tu amor a Cristo
en la tierra te fuiste a acompañarlo a Él en el cielo.
Haz que seamos muchos, muchísimos los que con
nuestras palabras y buenas obras nos declaremos
amigos y seguidores de Jesús en esta vida y
seamos sus compañeros en el gozo eterno del Paraíso. Amén.

Esteban significa: "coronado" (Esteb: corona).

Este santo se llama "protomártir", porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.

Esteban era uno de los hombres de confianza de los apóstoles. La S. Biblia, en los Hechos de los Apóstoles narra que cuando en Jerusalén hubo una protesta de las viudas y pobres que no eran israelitas porque en la distribución de las ayudas se les daba más preferencia a los que eran de Israel que a los pobres que eran del extranjero, los 12 apóstoles dijeron: "A nosotros no nos queda bien dejar nuestra labor de predicar por dedicarnos a repartir ayudas materiales". Y pidieron a los creyentes que eligieran por voto popular a siete hombres de muy buena conducta y llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, para que se encargaran de la repartición de las ayudas a los pobres. Y entre los siete elegidos, resultó aclamado Esteban (junto con Nicanor, Felipe y otros). Fueron presentados a los apóstoles los cuales oraron por ellos y les impusieron las manos, quedando así ordenados de diáconos (palabra que significa "ayudante", "servidor". Diácono es el grado inmediatamente inferior al sacerdote).

Los judíos provenientes de otros países, al llegar a Jerusalén empezaron a discutir con Esteban que les hablaba muy bien de Jesucristo, y no podían resistir a su sabiduría y al Espíritu Santo que hablaba por medio de él. Siempre les ganaba las discusiones. Lo llevaron ante el Tribunal Supremo de la nación llamado Sanedrín, para acusarlo con falsos testigos, diciendo que él afirmaba que Jesús iba a destruir el templo y a acabar con las leyes de Moisés. Y los del tribunal al observarlo vieron que su rostro brillaba como el de un ángel.

San EstebanEsteban pronunció entre el Sanedrín un impresionante discurso en el cual fue recordando toda la historia del pueblo de Israel (Está en el Capítulo 7 de los Hechos de los Apóstoles) y les fue echando en cara a los judíos que ellos siempre se habían opuesto a los profetas y enviados de Dios, terminando por matar al más santo de todos, Jesucristo el Salvador. Al oír esto, ellos empezaron a rechinar de rabia. Pero Esteban lleno del Espíritu Santo miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la derecha de Dios y exclamó: "Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie a la derecha de Dios". Entonces ellos llenos de rabia se taparon los oídos y se lanzaron contra él.

Lo arrastraron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los que lo apedreaban dejaron sus vestidos junto a un joven llamado Saulo (el futuro San Pablo que se convertirá por las oraciones de este mártir) y que aprobaba aquel delito. Mientras lo apedreaban, Esteban decía: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Y de rodillas dijo con fuerte voz: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado". Y diciendo esto, murió. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban y la comunidad hizo gran duelo por él.

25 DE DICIEMBRE: NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.




Casi sin darnos cuenta, porque los días pasan con una rapidez, que nos asombra, la celebración de la Navidad ha llegado un año más a nuestras vidas.
Pero nuestras vidas, no son las mismas, que justo hace un año, ni las experiencias que hemos vivido, ni el clima social en el que estamos, ni los problemas, ni las fuerzas, ni los ánimos.
Personalmente cada uno, ha madurado, ha crecido, se siente más feliz o más triste, más ausente o más metido en este clima, que a todos nos invita a dejarle un espacio en nuestro corazón a la esperanza y a la ilusión.
Porque como nos lo decía el propio Jesús, para saber apreciar el valor de la Navidad, el valor del Reino, lo que significa ese Niño, pequeño, inocente, envuelto en pañales en un pesebre, hay que hacerse como niños, hay que dejar nuestros complejos, nuestros miedos, nuestras angustias, nuestros problemas, nuestras melancolías, y llenarnos de nuevo, con el mismo asombro, y la misma ilusión, que cuando niños, observábamos la decoración de Navidad, o contemplábamos un Belén, o simplemente unidos en familia, cantábamos un Villancico.

Hermanos, celebrar el nacimiento de este Niño, es celebrar la cercanía de Dios, que inunda nuestra vida de luz, pero de una luz muy especial.
Una luz, que si le abrimos las puertas de nuestro corazón, es capaz de disipar nuestro dolor, nuestra tristeza, para que florezca de nuevo, esa energía que siempre nos hacía ver las cosas, de una forma muy positiva.
Una luz, que hace que olvidemos rencores, envidias, enemistades, de modo que nos humaniza, y saca de nosotros todo lo bueno que siempre llevamos, pero que no siempre dejamos brillar con toda su intensidad en nuestra vida.
Una luz, que hace que nuestros ojos estén bien abiertos, al sufrimiento de los demás, y que no nos quedemos en nuestra propia situación, sino que descubramos el rostro de tantas personas que a nuestro alrededor, a lo mejor sólo esperan que nos fijemos en ellas, y que les tendamos nuestra mano, la mano de la compañía, de la escucha, de la palabra cercana.
Una luz, que nos hace unirnos en la oración, los unos por los otros. Hoy pedimos en esta Eucaristía, por las personas enfermas, por las personas que viven solas, por quiénes están en medio de la tristeza, por los que no tienen trabajo, por los que han perdido todos sus bienes, por los que no tienen nada.
Una luz, que nos trae noticias del cielo, mensajes escritos con el corazón, de aquéllos que un día marcharon de nuestro lado, y que nos animan a no desesperar, a mantenernos en pié, a vivir con ilusión, que ellos rezan por nosotros, mientras esperan que nos volvamos a encontrar.
Una luz, que se concentra en un niño, porque ante la mirada de un niño, hasta el corazón más duro es capaz de derretirse, es capaz de doblegar su voluntad, es capaz de hacer lo que uno menos espera.
Por eso hermanos, os invito a vivir esta navidad de una forma plena y distinta. Propongámonos acercarnos a quién sepamos que necesita algo de nosotros, hagamos algo por los demás, sin que se note, sin que nadie lo sepa, pero que no pasen estos días, sin intentar llenar de esa luz, a quién no puede por unos motivos o por otros, iluminarse por la presencia de este Niño.
Que nuestros mejores villancicos, nuestro mejor árbol de Navidad, nuestro mejor Belén, sea nuestro propio hogar, estar con los nuestros, y compartir nuestro tiempo con ellos, haciendo que todos en nuestro hogar se sientan tan acogidos, que experimenten la grandeza del amor de la familia, lugar y sagrario dónde Dios nace cada día.
Todos necesitamos de este Niño, todos, incluso quiénes se definen como no creyentes, porque este Niño trae un mensaje de paz para todos, y es tan importante hoy en día, ser mensajeros de buenas noticias, mensajeros de esperanza, en un mundo como el nuestro.
Dejemos que su inocencia, la fragilidad y debilidad de su presencia entre las pajas de un pesebre, a nosotros, que tan débiles somos, tan frágiles nos sentimos, nos llene de fuerza, y que la Navidad, sea una nueva oportunidad para apostar por todo lo más bueno del corazón humano, para que al final cambiemos todo lo más negativo, por esa luz llena de esperanza que desde hoy inunda al mundo.

18 DE DICIEMBRE: VIRGEN DE LA ESPERANZA


Ntra. Sra. de la Esperanza Divina Enfermera.
Iglesia de San Martín. Sevilla. Foto: Rafael Márquez

" ¡Oh Sabiduria, Oh Adonai. Oh Vara de Jese. Oh Llave de David. Oh Sol naciente, esplendor de la Luz eterna. Oh Rey de las naciones y Deseado de las gentes. Oh Emanuel!, ven a enseñarnos, ven a iluminarnos, ven a sacarnos de esta cárcel sombría, ven a salvarnos, Dios y Señor nuestro! ".

Con estos y otros parecidos acentos litúrgicos se celebra esta fiesta de hoy en honor de la Divina Maternidad de Maria.

La fiesta de la Encarnación del Verbo en el Seno de Maria - 25 de marzo - cae siempre entre los acentos tristes de Cuaresma, y difícilmente se le puede dedicar la debida atención a este gran misterio.

La fiesta mas antigua dedicada a Maria fue sin duda alguna la de Navidad. Juntamente se celebra al Hijo y a la Madre. Pasado algún tiempo se le quiso dar solemnidad también a la Fiesta bajo aspecto mariano propiamente dicho y por ello pensaron en instituir esta festividad de hoy.

Todo el tiempo de Adviento es tiempo de "esperanza" en el Mesías que ha de venir a salvar a la humanidad. Los Profetas y Padres del Antiguo Testamento procuraban mantener siempre encendido el fuego de la esperanza en el Mesías venidero. Se oía una voz que decía: "Alegraos en el Señor y de nuevo os lo repito, alegraos, con una alegría inextinguible, porque el Señor esta cerca". Y otra con acentos mas impacientes: "Alégrense los cielos, salte de gozo la tierra y vosotros, montes de Israel, extended vuestras ramas, cubrios de flores, vestid vuestro ropaje de fiesta... Regocijaos con Jerusalén todos los que la amáis porque he aquí que yo me acerco a ella como un río de paz y como un torrente que inunda de gloria a las gentes".


Casa de Oro y Arca de la Nueva Alianza

Esta fiesta de hoy tiene sabores propiamente españoles. Hasta el siglo VII la iglesia de España no celebraba mas que una festividad mariana pero que abarcaba a todas las demás: la Maternidad Divina o la "Fiesta de Santa María" como se la llamaba sencillamente. Así lo podemos apreciar en los antiguos calendarios mozárabes. El año 656 se celebraba el celebre Concilio X de Toledo y allí trataron con toda solemnidad los Padres esta cuestión. Toman parte en este asunto tres grandes Santos: San Eugenio, San Fructuoso de Braga y San Ildefonso. Este Concilio dictaminó un decreto por el que se establecía que para dar mayor solemnidad a esta fiesta mariana de la Maternidad Divina "se celebre el día octavo antes de Navidad del Señor y se tenga dicho día como celebérrimo y preclaro en honor de su Santísima Madre".

Representación del Niño Jesús en el vientre de Ntra. Sra. de la Esperanza Divina Enfermera. Foto: Rafael Márquez

Este decreto aludía a que este día ya se celebraba así en muchas otras Iglesias, pero que para estar de acuerdo con la Iglesia Romana, que lo celebra el día 25 de marzo, se continúe también celebrando

aquel día. Desde esta fecha fue la fiesta más solemne que en honor de la Virgen Maria se celebraba en España y de aquí paso a otras Iglesias. Tuvo varios nombres: Expectación del parto de Nuestra Señora, Nuestra Señora Virgen de la Esperanza y Virgen de la 0, haciendo alusión a las Antífonas Mayores de Vísperas que empiezan con esa exclamación. Maria viene a preparar el camino para la llegada de su Hijo al mundo, al que viene a salvar. El recuerdo de Maria expectante debe ser el pensamiento que durante estos días que preceden a Navidad nos debe acompañar.


La Esperanza, Ancla del Alma

Representación simbólica de la Esperanza.
Hospital de la Caridad. Sevilla. Foto: Rafael Márquez

La esperanza se suele representar por el color verde como es bien sabido, pero como virtud teológica que es, junto a la Fe y la Caridad, la iconografía católica la representa por una figura femenina portando un Ancla. El Libro de Hebreos nos dice que necesitamos tener esa ancla, la esperanza segura de salvación en Cristo Jesús. Esta es la esperanza puesta delante de nosotros, la que nos alienta en gran manera. “Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros. Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario” (Hebreos 6:18-19).

El verde significa esperanza, porque, en la primavera, el verde que cubre los campos y que llena los árboles señala la esperanza de que la tierra dará sus frutos. Y porque el verde -como dicen las primeras ediciones del Diccionario- es "el color natural de las hierbas y plantas cuando están en su vigor"; el que -con palabras de Fray Luis de León- " ya muestra en esperanza el fruto cierto".

14 DE DICIEMBRE: SAN JUAN DE LA CRUZ



"A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición".

Vida de San Juan de la Cruz

Nació en Fontiveros, provincia de Ávila (España), hacia el año 1542. Pasados algunos años en la Orden de los carmelitas, fue, a instancias de Santa Teresa de Jesús, el primero que, a partir de 1568, se declaró a favor de su reforma, por la que soportó innumerables sufrimientos y trabajos. Murió en Ubeda el año 1591, con gran fama de santidad y sabiduría, de las que dan testimonio precioso sus escritos espirituales.

Vida de Pobreza

Gonzalo de Yepes pertenecía a una buena familia de Toledo, pero como se casó con una joven de clase "inferior", fue desheredado por sus padres y tuvo que ganarse la vida como tejedor de seda. A la muerte de Gonzalo, su esposa, Catalina Alvarez, quedó en la miseria y con tres hijos. Jitan, que era el menor, nació en Fontiveros, en Castilla la vieja, en 1542.

Asistió a una escuela de niños pobres en Medina del Campo y empezó a aprender el oficio de tejedor, pero como no tenía aptitudes, entró más tarde a trabajar como criado del director del hospital de Medina del Campo. Así pasó siete años. Al mismo tiempo que continuaba sus estudios en el colegio de los jesuitas, practicaba rudas mortificaciones corporales.

A los veintiún años, tomó el hábito en el convento de los carmelitas de Medina del Campo. Su nombre de religión era Juan de San Matías. Después de hacer la profesión, pidió y obtuvo permiso para observar la regla original del Carmelo, sin hacer uso de las mitigaciones (permisos para relajar las reglas) que varios Pontífices habían aprobado y eran entonces cosa común en todos los conventos.

San Juan hubiese querido ser hermano lego, pero sus superiores no se lo permitieron. Tras haber hecho con éxito sus estudios de teología, fue ordenado sacerdote en 1567. Las gracias que recibió con el sacerdocio le encendieron en deseos de mayor retiro, de suerte que llegó a pensar en ingresar en la Cartuja.

Conoce a Santa Teresa

Santa Teresa fundaba por entonces los conventos de la rama reformada de las carmelitas. Cuando oyó hablar del hermano Juan, en Medina del Campo, la santa se entrevistó con él, quedó admirada de su espíritu religioso y le dijo que Dios le llamaba a santificarse en la orden de Nuestra Señora del Carmen. También le refirió que el prior general le había dado permiso de fundar dos conventos reformados para hombres y que él debía ser su primer instrumento en esa gran empresa. La reforma del Carmelo que lanzaron Santa Teresa y San Juan no fue con intención de cambiar la orden o "modernizarla" sino mas bien para restaurar y revitalizar su cometido original el cual se había mitigado mucho. Al mismo tiempo que lograron ser fieles a los orígenes, la santidad de estos reformadores infundió una nueva riqueza a los carmelitas que ha sido recogida en sus escritos y en el ejemplo de sus vidas y sigue siendo una gran riqueza de espiritualidad.

Poco después, se llevó a cabo la fundación del primer convento de carmelitas descalzos, en una ruinosa casa de Duruelo. San Juan entró en aquel nuevo Belén con perfecto espíritu de sacrificio. Unos dos meses después, se le unieron otros dos frailes. Los tres renovaron la profesión el domingo de Adviento de 1568, y nuestro santo tomó el nombre de Juan de la Cruz. Fue una elección profética. Poco a poco se extendió la fama de ese oscuro convento de suerte que Santa Teresa pudo fundar al poco tiempo otro en Pastrana y un tercero en Mancera, a donde trasladó a los frailes de Duruelo. En 1570, se inauguró el convento de Alcalá, que era a la vez colegio de la universidad; San Juan fue nombrado rector.

Con su ejemplo, San Juan supo inspirar a los religiosos e1 espíritu de soledad, humildad y mortificación. Pero Dios, que quería purificar su corazón de toda debilidad y apego humanos, le sometió a las más severas pruebas interiores y exteriores. Después de haber gozado de las delicias de la contemplación, San Juan se vio privado de toda devoción. A este período de sequedad espiritual se añadieron la turbación, los escrúpulos y la repugnancia por los ejercicios espirituales. En tanto que el demonio le atacaba con violentas tentaciones, los hombres le perseguían con calumnias.

La prueba más terrible fue sin duda la de los escrúpulos y la desolación interior, que el santo describe en "La Noche Oscura del Alma". A esto siguió un período todavía más penoso de oscuridad, sufrimiento espiritual y tentaciones, de suerte que San Juan se sentía como abandonado por Dios. Pero la inundación de luz y amor divinos que sucedió a esta prueba, fue el premio de la paciencia con que la había soportado el siervo de Dios.

En cierta ocasión, una mujer muy atractiva tentó descaradamente a San Juan. En vez de emplear el tizón ardiente, como lo había hecho Santo Tomás de Aquino en una ocasión semejante, Juan se valió de palabras suaves para hacer comprender a la pecadora su triste estado. El mismo método empleó en otra ocasión, aunque en circunstancias diferentes, para hacer entrar en razón a una dama de temperamento tan violento, que el pueblo le había dado el apodo de "Roberto el diablo".

Glorias para Dios

En 1571, Santa Teresa asumió por obediencia el oficio de superiora en el convento no reformado de la Encarnación de Avila y llamó a su lado , San Juan de la Cruz para que fuese su director espiritual y su confesor. La santa escribió a su hermana: "Está obrando maravillas aquí. El pueblo le tiene por santo. En mi opinión, lo es y lo ha sido siempre." Tanto los religiosos como los laicos buscaban a San Juan, y Dios confirmó su ministerio con milagros evidentes.

Entre tanto, surgían graves dificultades entre los carmelitas descalzos y los mitigados. Aunque el superior general había autorizado a Santa Teresa a emprender la reforma, los frailes antiguos la consideraban como una rebelión contra la orden; por otra parte, debe reconocerse que algunos de los descalzos carecían de tacto y exageraban sus poderes y derechos. Como si eso fuera poco, el prior general, el capítulo general y los nuncios papales, daban órdenes contradictorias. Finalmente, en 1577, el provincial de Castilla mandó a San Juan que retornase al convento de Medina del Campo. El santo se negó a ello, alegando que había sido destinado a Avila por el nuncio del Papa. Entonces el provincial envió un grupo de hombres armados, que irrumpieron en el convento de Avila y se llevaron a San Juan por la fuerza. Sabiendo que el pueblo de Avila profesaba gran veneración al santo, le trasladaron a Toledo.

Como Juan se rehusase a abandonar la reforma, le encerraron en una estrecha y oscura celda y le maltrataron increíblemente. Ello demuestra cuán poco había penetrado el espíritu de Jesucristo en aquellos que profesaban seguirlo.

Sufrimiento y unión con Dios

La celda de San Juan tenía unos tres metros de largo por dos de ancho. La única ventana era tan pequeña y estaba tan alta, que el santo, para leer e1 oficio, tenía que ponerse de pie sobre un banquillo. Por orden de Jerónimo Tostado, vicario general de los carmelitas de España y consultor de la Inquisición, se le golpeó tan brutalmente, que conservó las cicatrices hasta la muerte. Lo que sufrió entonces San Juan coincide exactamente con las penas que describe Santa Teresa en la "Sexta Morada": insultos, calumnias, dolores físicos, angustia espiritual y tentaciones de ceder. Más tarde dijo: "No os extrañe que ame yo mucho el sufrimiento. Dios me dio una idea de su gran valor cuando estuve preso en Toledo".

Los primeros poemas de San Juan que son como una voz que clama en el desierto, reflejan su estado de ánimo:

En dónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.

El prior Maldonado penetró la víspera de la Asunción en aquella celda que despedía un olor pestilente bajo el tórrido calor del verano y dio un puntapié al santo, que se hallaba recostado, para anunciarle su visita. San Juan le pidió perdón, pues la debilidad le había impedido levantarse en cuanto lo vio entrar. "Parecíais absorto. ¿En qué pensabais?", le dijo Maldonado.

"Pensaba yo en que mañana es fiesta de Nuestra Señora y sería una gran felicidad poder celebrar la misa", replicó Juan.

"No lo haréis mientras yo sea superior", repuso Maldonado.

En la noche del día de la Asunción, la Santísima Virgen se apareció a su afligido siervo, y le dijo: "Sé paciente, hijo mío; pronto terminará esta Prueba."

Algunos días más tarde se le apareció de nuevo y le mostró, en visión, una ventana que daba sobre el Tajo: "Por ahí saldrás y yo te ayudaré." En efecto, a los nueve meses de prisión, se concedió al santo la gracia de hacer unos minutos de ejercicio. Juan recorrió el edificio en busca de la ventana que había visto. En cuanto la hubo reconocido, volvió a su celda. Para entonces ya había comenzado a aflojar las bisagras de la puerta. Esa misma noche consiguió abrir la puerta y se descolgó por una cuerda que había fabricado con sábanas y vestidos. Los dos frailes que dormían cerca de la ventana no le vieron. Como la cuerda era demasiado corta, San Juan tuvo que dejarse caer a lo largo de la muralla hasta la orilla del río, aunque felizmente no se hizo daño. Inmediatamente, siguió a un perro que se metió en un patio. En esa forma consiguió escapar. Dadas las circunstancias, su fuga fue un milagro.

Gran guía y director espiritual

El santo se dirigió primero al convento reformado de Beas de Segura y después pasó a la ermita cercana de Monte Calvario. En 1579, fue nombrado superior del colegio de Baeza y, en 1581, fue elegido superior de Los Mártires, en las cercanías de Granada. Aunque era el fundador y jefe espiritual de los carmelitas descalzos, en esa época participó poco en las negociaciones y sucesos que culminaron con el establecimiento de la provincia separada de Los Descalzos, en 1580. En cambio, se consagró a escribir las obras que han hecho de él un doctor de teología mística en la Iglesia.

La doctrina de San Juan es plenamente fiel a la tradición antigua: el fin del hombre en la tierra es alcanzar "Perfección de la caridad y elevarse a la dignidad de hijo de Dios por el amor"; la contemplación no es por sí misma un fin, sino que debe conducir al amor y a la unión con Dios por el amor y, en último término, debe llevar a la experiencia de esa unión a la que todo está ordenado. "No hay trabajo mejor ni mas necesario que el amor", dice el santo. "Hemos sido hechos para el amor." El único instrumento del que Dios se sirve es el amor." "Así como el Padre y e1 Hijo están unidos por el amor, así el amor es el lazo de unión del alma con Dios".

El amor lleva a las alturas de la contemplación, pero como que amor es producto de la fe, que es el único puente que puede salvar el abismo separa a nuestra inteligencia de la infinitud de Dios, la fe ardiente y vívida el principio de la experiencia mística. San Juan no se cansó nunca de inculcar esa doctrina tradicional con su estilo maravilloso y sus ardientes palabras.

Las verdades que enseñó no deben empañarse por las prácticas que puedan ser exageradas. Al mismo tiempo se ha de tener quidado en discernir que es exageración. ¿Cual es nuestro punto de referencia?, ¿Fueron todos los santos exagerados?, ¿Fue Jesucristo exagerado, aceptando morir en la Cruz?. ¿O no será mas bien que nosotros no sabemos amar hasta el extremo?.

Dios no pide lo mismo a todos. El sabe la capacidad y el corazón de cada uno. El amor expande el corazón y las capacidades de entrega.

Solía pedir a Dios tres cosas: que no dejase pasar un solo día de su vida sin enviarle sufrimientos, que no le dejase morir en el cargo de superior y que le permitiese morir en la humillación y el desprecio.

Con su confianza en Dios (llamaba a la Divina Providencia el patrimonio de los pobres), obtuvo milagrosamente en algunos casos provisiones para sus monasterios. Con frecuencia estaba tan absorto en Dios, que debía hacerse violencia para atender los asuntos temporales.

Su amor de Dios hacía que su rostro brillase en muchas ocasiones, sobre todo al volver de celebrar la misa. Su corazón era como una ascua ardiente en su pecho, hasta el punto de que llegaba a quemarle la piel. Su experiencia en las cosas espirituales, a la que se añadía la luz del Espíritu Santo, hacían de un consumado maestro en materia de discreción de espíritus, de modo que no era fácil engañarle diciéndole que algo procedía de Dios.

Juan dormía unas dos o tres horas y pasaba el resto de la noche orando ante el Santísimo Sacramento.

Pruebas y más pruebas

Después de la muerte de Santa Teresa, ocurrida en 1582, se hizo cada vez más pronunciada una división entre los descalzos. San Juan apoyaba la política de moderación del provincial, Jerónimo de Castro, en tanto que el P. Nicolás Doria, que era muy extremoso, pretendía independizar absolutamente a los descalzos de la otra rama de la orden.

El P. Nicolás fue elegido provincial y el capítulo general nombró a Juan vicario de Andalucía. El santo se consagró a corregir ciertos abusos, especialmente los que procedían del hecho de que los frailes tuviesen que salir del monasterio a predicar. El santo opinaba que la vocación de los descalzos era esencialmente contemplativa. Ello provocó oposición contra él.

San Juan fundó varios conventos y, al expirar su período de vicario, fue nombrado superior de Granada. Entre tanto, la idea del P. Nicolás había ganado mucho terreno y el capítulo general que se reunió en Madrid en 1588, obtuvo de la Santa Sede un breve que autorizaba una separación aún más pronunciada entre los descalzos y los mitigados. A pesar de las protestas de algunos, se privó al venerable P. Jerónimo Gracián de toda autoridad y se nombró vicario general al P. Doria. La provincia se dividió en seis regiones, cada una de las cuales nombró a un consultor para ayudar al P. Gracián en el gobierno de la congregación. San Juan fue uno de los consultores.

La innovación produjo grave descontento, sobre todo entre las religiosas. La venerable Ana de Jesús, que era entonces superiora del convento de Madrid, obtuvo de la Santa Sede un breve de confirmación de las constituciones, sin consultar el asunto con el vicario general. Finalmente, se llegó a un compromiso en ese asunto. Sin embargo, en el capítulo general de Pentecostés de 1591, San Juan habló en defensa del P. Gracián y de las religiosas.

El P. Doria, que siempre había creído que el santo estaba aliado con sus enemigos, aprovechó la ocasión para privarle de todos sus cargos y le envió como simple fraile al remoto convento de La Peñuela. Ahí pasó San Juan algunos meses entregado a la meditación y la oración en las montañas, "porque tengo menos materia de confesión cuando estoy entre las peñas que cuando estoy entre los hombres."

Pero no todos estaban dispuestos a dejar en paz al santo, ni siquiera en aquel rincón perdido. Siendo vicario provincial, San Juan, durante la visita al convento de Sevilla, había llamado al orden a dos frailes y había restringido sus licencias de salir a predicar. Por entonces, los dos frailes se sometieron pero un consultor de la congregación recorrió toda la provincia tomando informes sobre la vida y conducta de San Juan, lanzando acusaciones contra él, afirmando que tenía pruebas suficientes para hacerle expulsar de la orden. Muchos de los frailes prefirieron seguir la corriente adversa a Juan que decir la verdad que hace justicia. Algunos llegaron hasta quemar sus cartas para no caer en desgracia.

En medio de esa tempestad San Juan cayó enfermo. El provincial le mandó salir del convento de Peñuela y le dio a escoger entre el de Baeza y el de Ubeda. El primero de esos conventos estaba mejor provisto y tenía por superior a un amigo del santo. En el otro era superior el P. Francisco, a quien San Juan había corregido junto con el P. Diego. Ese fue el convento que escogió.

La fatiga del viaje empeoró su estado y le hizo sufrir mucho. Con gran paciencia, se sometió a varias operaciones. El indigno superior le trató inhumanamente, prohibió a los frailes que le visitasen, cambió al enfermero porque le atendía con cariño, sólo le permitía comer los alimentos ordinarios y ni siquiera le daba los que le enviaban algunas personas de fuera. Cuando el provincial fue a Ubeda y se enteró de la situación, hizo cuanto pudo por San Juan y reprendió tan severamente al P. Francisco, que éste abrió los ojos y se arrepintió.

Santo y Doctor de la Iglesia

Después de tres meses de sufrimientos muy agudos, el santo falleció el 14 de diciembre de 1591.

En su muerte no se había disipado todavía la tempestad que la ambición del P. Nicolás y el espíritu de venganza del P. Diego habían provocado contra él en la congregación de la que había sido cofundador y cuya vida había sido el primero en llevar.

La muerte del santo trajo consigo la revalorización de su vida y tanto el clero como los fieles acudieron en masa a sus funerales. Dios quiso que se despejaran las tinieblas y se vieses su vida auténtica para edificación de muchas almas. Sus restos fueron trasladados a Segovia, pues en dicho convento había sido superior por última vez.

Fue canonizado en 1726

Santa Teresa había visto en Juan un alma muy pura, a la que Dios había comunicado grandes tesoros de luz y cuya inteligencia había sido enriquecida por el cielo. Los escritos del santo justifican plenamente este juicio de Santa Teresa, particularmente los poemas de la "Subida al Monte Carmelo", la "Noche Oscura del Alma", la "Llama Viva de Amor" y el "Cántico Espiritual", con sus respectivos comentarios. Así lo reconoció la Iglesia en 1926, al proclamar doctor a San Juan de la Cruz por sus obras Místicas.

La doctrina de San Juan se resume en el amor del sufrimiento y el completo abandono del alma en Dios. Ello le hizo muy duro consigo mismo; en cambio, con los otros era bueno, amable y condescendiente. Por otra parte, el santo no ignoraba ni temía las cosas materiales, puesto que dijo: "Las cosas naturales son siempre hermosas; son como las migajas de la mesa del Señor."

San Juan de la Cruz vivió la renuncia completa que predicó tan persuasivamente. Pero a diferencia de otros menores que él, fue "libre, como libre es el espíritu de Dios". Su objetivo no era la negación y el vacío, sino la plenitud del amor divino y la unión sustancial del alma con Dios. "Reunió en sí mismo la luz extática de la Sabiduría Divina con la locura estremecida de Cristo despreciado".