En nuestros días ha cobrado gran importancia entre los historiadores y eruditos la llamada historia oral, que en los orígenes del Rocío resulta fundamental.

"La memoria popular ha rescatado del olvido y ha transmitido de generación en generación, mediante la historia oral, el acontecimiento que supuso el descubrimiento de la Imagen en la misma zona que ocupa actualmente su santuario y la gran devoción que despertó desde un principio. No hay lugar a dudas sobre la pertenencia de la imagen de la Virgen a Almonte, aunque señala claramente la participación de la villa de Villamanrique y su importancia en el hallazgo. A grandes rasgos, se relata que a principios del siglo XV, Gregorio Medina, un cazador de Mures (actualmente Villamanrique de la Condesa), encontrándose junto con sus compañeros de cacería, le tocó en suerte dirigirse a la zona de Las Rocinas, lugar muy frecuentado por los cazadores, y allí en la chueca o hueco del tronco de un árbol centenario halló la imagen de casi una vara de alto hollada por las inclemencias del tiempo."

"Al volver a colocarla en su sitio pudo ver en la espalda de la talla la siguiente leyenda: “María de los Remedios me llamo”.

"Volvió al pueblo de Almonte, a cuyo término pertenecía aquel sitio, dando cuenta de su hallazgo. De esta población llegaron numerosos vecinos llevándose a dicha localidad la imagen. La noticia llega a los demás pueblos de la zona, pero entre los vecinos de Almonte y de Villamanrique surgió una disputa en torno a la cuestión del acomodo de la imagen, que subsanaron siguiendo la costumbre de la época, unciendo en unas carretas dos yuntas de bueyes y que su fuerza decidiera el sitio donde se quedaba la Virgen. Ambas fuerzas quedaron igualadas sin conseguir avanzar a un lado ni a otro. Este hecho se interpretó como sentencia y se colocó la talla de la Virgen en el sitio en que fue encontrada, construyéndose una ermita de diez varas de largo gracias a las limosnas de los devotos". (ZAMORA MOYA, José A. (2000): Vivencias (La Romería del Rocío), Algaida editores, Sevilla, p. 20).

"En el siglo XV un cazador de Villamanrique, población en el borde de la Marisma del Guadalquivir, encuentra, atraído por los ladridos de los perros, una imagen en el hueco de un viejo árbol que al principio confunde con una muñeca; era un simulacro de la Virgen del Rocío escondida desde la época de los moros. Dio cuenta a Almonte, por ser el pueblo más cercano, pero también lo conocieron los > de Villamanrique, de donde era natural el cazador, que manifestaron su deseo de llevársela. Sometieron ambos pueblos sus pretensiones al juicio de dos yuntas de bueyes que uncidos a una carreta no pudieron avanzar en direcciones opuestas. El hecho fue interpretado como el deseo de la Virgen de permanecer en el lugar mismo donde fue hallada y allí se le levantó una ermita. "Esta versión forma parte de la historia oral que comparten los pueblos de la comarca. Almonte, en sus Reglas (1758) establece que un cazador, hallándose en el término de la villa de Almonte encuentra el simulacro."

"En los albores del siglo XV, tras el hallazgo de la imagen por el cazador de Villamanrique Gregorio Medina, se construyó de nuevo la ermita Aunque desde el siglo XIII, la ermita de Santa María de las Rocinas fuera visitada por los monteros de Mures (Villamanrique), los pastores de Almonte y los carboneros de Sanlúcar de Barrameda, el verdadero origen de la actual Romería del Rocío está en el ya citado hallazgo de la milagrosa imagen, hecho singular que más tarde las Hermandades irían a conmemorar, celebrando cada una su fiesta en la Ermita del Rocío" (AA. VV. (1979): Gran Enciclopedia de Andalucía, Ediciones Anel, Granada, pp. 2852-4).

"El verdadero origen del Rocío, pues, está en el hallazgo de la Imagen de la Virgen por el cazador de Villamanrique, Gregorio Medina, que tuvo la suerte de encontrarla, entrado el siglo XV, en la chueca de un fresno o acebuche." (LÓPEZ PELÁEZ, José L. (1981): Rocío 81, Imprenta Rábida, Huelva, sin paginar).

"Los monteros de Mures (Villamanrique) y los carboneros de Sanlúcar de Barrameda ya visitaban La Aldea almonteña en el siglo XIII, para ver en la ermita a la imagen de las Rocinas. Pero el origen de la actual Romería del Rocío tiene su base en el hallazgo de la Virgen por el cazador Gregorio Medina" (GELÁN, Fernando (1985): “Andalucía peregrina al Rocío”, El Correo de Andalucía, Sevilla, 23 de mayo. Apud PERALES GÓMEZ, Manuel J. Et al. (1991): Rocío’90 (Fe y alegría de un pueblo), Editorial Andalucía, Granada, pp. 286-87).

GRABADOS ANTIGUOS DE LA VIRGEN DEL ROCÍO

A través de las estampaciones realizadas en los siglos XVIII y XIX, hemos comprobado la consolidación de una imagen visual, basada en la ráfaga de puntas, el rostrillo y el perfil cónico producido por la saya. En el siglo XVIII, el aspecto de la imagen de culto apenas se diferenciaba de las imágenes marianas de España, y no sólo las de Andalucía. A pesar de aseverar que se trata de un «verdadero retrato», no preocupaba tanto el parecido fisonómico cuanto la imagen global, integrada por el conjunto de vestido, signos y accesorios. Las reiteradas versiones mantienen con escrupulosa fidelidad la vestimenta regia, los atributos iconográficos y el texto de las indulgencias, salvo un error en la cifra de días, que es repetido por un solo copista.

Sin embargo, mientras las demás imágenes marianas adoptarían definitivamente la innovación introducida en el siglo XIX, de la ráfaga de rayos y la aureola de la corona, de reflejos planos biselados en sus extremos, la imagen de la Virgen del Rocío, que también contó -y cuenta- con este tipo de ráfaga, volvió a las formas dieciochescas, tal vez por la riqueza de la ráfaga de puntas de plata de martillo y por la memoria de sus donantes, los hermanos Tello de Eslava.

Así quedó configurada la imagen visual de la Patrona de Almonte, que permite que la silueta de la ráfaga -o un simple fragmento de ella, como el utilizado en el logotipo del Centro de Estudios Rocieros-, identifique de inmediato la figura de la Reina de las Marismas y evoque el universo de piedad, de fe y de emociones que la rodea.

Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA

EL PAPA JUAN PABLO II, EL PAPA DEL ROCIO.

El 14 de junio de 1993 su Santidad el Papa Juan Pablo II, visitó el Rocío.
A continuación se reproducen las palabras que pronunció desde el "balcón del Papa".

Amadísimos hermanos y hermanas: Que la gracia y la paz de Jesucristo, el Señor, esté siempre con todos vosotros: rocieros y peregrinos que desde tan diversos lugares habéis llegado a estas marismas almonteñas para reuniros con el Papa en este santuario, centro de devoción mariana andaluza, en que se venera la imagen bendita de Nuestra Señora del Rocío. Es para mí motivo de honda alegría y de acción de gracias culminar mi visita apostólica a la diócesis de Huelva peregrinando a estas marismas en las que la Madre de Dios recibe en la romería de Pentecostés e incesantemente durante todo el año, el vibrante homenaje de devoción de sus hijos de Andalucía y de muchos otros lugares de España.

A esa multitud incontable de romeros he querido unirme hoy ante esa bellísima imagen de la Virgen para venerar a nuestra Madre del Cielo. Agradezco vivamente las palabras de monseñor Rafael González Moralejo, obispo de esta Diócesis, ha tenido a bien dirigirme, asó como la presencia de mis hermanos en el Episcopado y de los números y amados sacerdotes, religiosos y religiosas que han querido unirse a esta celebración rociera. Mi gratitud igualmente, a las autoridades civiles por su valiosa colaboración en la preparación de este encuentro para honrar a esa Blanca Paloma.


Hace cuatro años, una numerosísima representación de vuestra Hermandad Matriz y de las restantes hermandades del Rocío, acompañados por vuestro obispo, os pusisteis en camino y pregrinásteis a Roma para llevarme el perfume de estas vuestras marismas almonteñas y mostrarme en vuestros Simpecados el rostro bellísimo de la Virgen y Señora del Rocío. Hoy soy yo quien peregrina hasta aquí para postrarme a los pies de esta sagrada imagen, que nos representa y recuerda a María - Asunta en cuerpo y alma al cielo - y orar por la Iglesia, por vosotros, por vuestras familias, por España y por todos los hombres y mujeres del mundo. En esta ocasión deseo recordaros el mensaje que os dirigí entonces en Roma mp3"Quiero alentaros vivamente en la auténtica devoción a María, modelo de nuestro peregrinar en la fe, así como en vuestros propósitos, como hijos de la Iglesia y como fieles laicos asociados en vuestras hermandades, a dar testimonio de los valores cristianos en la sociedad andaluza y española, junto a los valores de tradición histórica, de ambientación folclórica y de belleza natural y plástica, se conjugan ricos sentimientos humanos de amistad compartida, igualdad de trato y valor de todo lo bello que la vida encierra en el común gozo de la fiesta."

Es necesario, pues, que ahondando en los fundamentos de esta devoción, seáis capaces de dar a estas raíces de fe su plenitud evangélica; esto es, que descubrais las razones profundas de la presencia de María en vuestras vidas como modelo en el peregrinar de la fe y hagais así que afloren, a nivel personal y comunitario, los genuinos motivos devocionales que tienen su apoyo en las enseñanzas evangélicas.
En efecto, mp3desligar la manifestación de religiosidad popular de las raíces evangélicas de la fe, reduciéndolas a mera expresión folclórica o costumbrista sería traicionar su verdadera esencia. Es la fe cristiana, es la devoción a María, es el deseo de imitarla lo que da autenticidad a las manifestaciones religiosas y marianas de nuestro pueblo.
Pero esa devoción mariana, tan arraigada en esta tierra de María Santísima, necesita ser esclarecida y alimentada continuamente con la escucha y la meditación de la Palabra de Dios, haciendo de ella la pauta inspiradora de nuestra conducta en todos los ámbitos de nuestra existencia cotidiana.

Os invito, por ello, a todos a hacer de este lugar del Rocío una verdadera escuela de vida cristiana, en la que, bajo la protección maternal de María, la fe crezca y se fotalezca con la escucha de la Palabra de Dios, con la oración perseverante, con la recepción frecuente de los Sacramentos, especialmente de la Penitencia y de la Eucaristía. Este y no otro es el camino por el que la devoción rociera ganará cada día en autenticidad. Además, la verdadera devoción a la Virgen María os llevará a la imitación de sus virtudes. A través de Ella y por su mediación, descubrireis a Jesucristo, su Hijo, Dios y Hombre verdadero, que es único mediador entre el Padre y los hombres.


En un entrañable encuentro con los obispos de Andalucía, con motivo de su visita ad límina me refería a la vivencia religiosa popular con estas palabras "Vuestros pueblos, que hunden sus raíces en la antigua tradición apostólica, han recibido a lo largo de los siglos, numerosas influencias culturales que le han dado características propias. La religiosidad popular que de ahí ha surgido es fruto de la presencia fundamental de la fe católica, con una experiencia propia de lo sagrado, que comporta a veces la exaltación ritualista de los momentos solemnes de la vida del hombre, una tendencia devocional y una devoción muy festiva". Sé, que como hermandades rocieras, estais empeñados en dar una nueva y auténtica vitalidad cristiana a la religiosidad popular de esta tierra.


El Papa dando la Bendición en el Rocío
Por otra parte, es consolador comprobar que vuestros pastores muestran gran solicitud y preocupación por fomentar en las hermandades una mayor formación cristiana, una más activa participación litúrgica y caritativa en la vida de la Iglesia, que se traduzca en verdadero dinamismo apostólico. Por mi parte y apelando al sentimiento más profundo que como cristianos y rocieros, llevais en el fondo de vuestras almas, y por Ella a Cristo, dando así también testimonio de una fe que se hace cultura. Sería una pena que esa cultura cristiana vuestra, profundamente enraizada en la fe, se debilitara por inhibición o por cobardía al ceder a la tentación y al señuelo - que hoy se os tiende - de rechazar o despreciar los valores cristianos que cimentan la obra de la devoción a María y dan savia a las raíces del Rocúio. Por esos os vuelvo a insistir hoy ante la Virgen: dad testimonio de los valores cristianos en la sociedad andaluza y española.

Queridas hermanas y hermanos rocieros, me siento feliz de estar con vosotros en esta hermosa tarde, aquí, en este paraje bellísimo de Almonte y ante este bendito santuario, en el que acabo de orar por la Iglesia y por el mundo. A Ella, nuestra Madre celeste, Asunta en cuerpo y alma a el cielo, he pedido por vuestro pueblo andaluz y español, pueblo fundamentado en la fe de los mayores que vive una ardiente esperanza de elevación humana, de progreso, de afirmación de su propia dignidad, de respeto a sus derechos, y de estímulo y ejemplaridad para cumplir sus deberes. mp3He pedido a María que siga concediéndoos, en la alegría de vuestra forma de ser, la firmeza de la fe y engendre en vosotros la esperanza cristiana que se manifieste en el gozo ante la vida, en la aceptación ante el dolor y en la solidaridad frente a a toda forma de egoismo. He pedido para vosotros, los aquí presentes, así como para vuestras familias y para Andalucía entera y la noble nación española, que sepais siempre superar las dificultades y los obstáculos a veces frecuentes en el camino como son la pobreza, la temible plaga del paro, la falta de solidaridad, los vicios de la sociedad consumista en la que se olvida el sentido de Dios y la caridad auténtica.

¡Que por María sepais abrir de par en par vuestro corazón a Cristo, el Señor!.

Llevad por todos los caminos el cariño y el amor del Papa a vuestros familiares, paisanos y amigos y antes de bendeciros alabemos juntos a María:

¡VIVA LA VIRGEN DEL ROCIO! ¡VIVA ESA BLANCA PALOMA! ¡QUE VIVA LA MADRE DE DIOS!.

ENTONCES... ¿QUÉ ES EL ROCÍO?

La Romería del Rocío es una fiesta de carácter religioso sin precedentes en la historia de la mariología moderna, es la fiesta principal dedicada a la Virgen del Rocío. La misma ha sufrido algunos cambios de adaptación a las necesidades del momento, pero su contenido esencial sigue siendo el mismo.

La Romería comienza el sábado vísperas de Pentecostés, a las doce de la mañana, con la presentación de las Hermandades Filiales en riguroso orden de antigüedad ante las puertas del Santuario, donde una nutrida representación de la Hdad. Matriz de Almonte con su Presidente, Hermano Mayor y Alcalde de la villa las van recibiendo. Cada una de estas Hermandades detiene brevemente su carreta de Simpecado mirando a la puerta principal del Santuario, entonándose algún cántico dedicado a la Virgen. Los Romeros a pie, a caballo o en carretas engalanadas y tiradas por mulos o bueyes van desfilando, culminando así el final del camino, difícil y duro a veces, por los viejos y polvorientes senderos de siempre. Este desfile colorista, emotivo y solemne a la vez, impregnado de polvo, sudor y fe, es quizás, uno de los momentos más espectaculares de la Romería.
CAMINO DE LA HDAD.

Bien entrada ya la noche las Hermandades más recientes ponen el broche final a esta caravana humana que como éxodo quieren rendir pleitesía a la Madre de Dios.

Al día siguiente, domingo de Pentecostés, a las diez de la mañana, en un lugar denominado el Real del Rocío y ante el monumento erigido para la coronación, tiene lugar la Eucaristía. La Misa Pontifical. En un altar levantado al efecto se sitúan los Simpecados de las Hermandades Filiales que engalanan con exquisitos bordados y rica orfebrería un Real pletórico, radiante y lleno de colorido. El lugar se transforma en Templo que alberga la oración callada, el llanto contenido, el canto y el silencio profundo... la Palabra de Dios.

Acabada la celebración, todo un mar de gallardetes, estandartes y guiones se desparraman por las calles de la Aldea hacia sus casas de hermandad. Convivencia, alegría y hermandad no faltan en esa mañana de Pentecostés. En la noche del domingo tiene lugar el Santo Rosario en la explanada de "El Eucaliptal", donde van llegando los estandartes de cada Hdad. acompañados por miles de romeros. La noche se llena de avemarías y salves y una letanía, entre luminarias y titineos de campaniles, inunda el aire trémulo de la madrugada. Ya no habrá sosiego, el Simpecado Almonteño se encamina lentamente a la Ermita, donde no cabe un alfiler. Los almonteños cuentan los minutos para sacar en procesión a su Patrona.

Es la madrugada del lunes, sin horas y sin tiempo, que avanza impaciente. Pero por fin, en esa hora imprevista de cada año, saltan la reja, rescatan a la Virgen y se inicia la procesión; las andas de plata parecen navegar entre un mar de fervor. Toda la aldea se ha echado a la calle, las campanas enloquecidas no dejan de sonar y una algarabía de vivas y más vivas van vitoreándola entre pétalos de rosas y plegarias de flores.








MOMENTOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE ESTA DEVOCIÓN ROCIERA

Azulejo Virgen del Rocío de 1696FUNDACIÓN DE LA CAPELLANÍA DEL ROCÍO/ TESTAMENTO DE BALTASAR TERCERO, siglo XVI

Baltasar Tercero Ruiz, natural de Sevilla, y desde Lima (Perú) deja, a través de un testamento fechado el 11 de febrero de 1587, un importante legado de 2.500 pesos con el fin de fundar una Capellanía en la Ermita del Rocío para mantener el culto a la Imagen marismeña y los gastos necesarios para continuar la devoción a la Virgen. Nombra como patronos al Ayuntamiento de Almonte y al cura de la villa. Tras su muerte en 1594, recibe Almonte esa importante cantidad de dinero y comienza a ejercer como patrono de la Capellanía el Cabildo civil a partir de 1597 nombrando como primer capellán a Juan Pabón. El Ayuntamiento se hace cargo de todo lo concerniente al Rocío hasta entrado el siglo XX.

PRIMER TRASLADO DOCUMENTADO DE LA VIRGEN DEL ROCÍO A ALMONTE, AÑO 1607

Aunque se sospecha que pudieron producirse con anterioridad a lo largo del siglo XVI, lo cierto es que el primer Traslado de la Virgen del Rocío al pueblo de Almonte, a 15 km de la aldea, del que existen referencias escritas data de 1607, concretamente del 21 de abril, día en que el Ayuntamiento almonteño acuerda trasladar a la Imagen al pueblo por sequía. Tradición ésta que se ha ido conservando a través de los siglos con sus correspondientes variaciones en fechas y motivos hasta la actualidad, cada vez con más popularidad.

PROCLAMACIÓN DE PATRONAZGO DE LA VIRGEN DEL ROCÍO SOBRE LA VILLA DE ALMONTE, 1653

Fue el 29 de junio de 1653 estando la Imagen en la parroquia de Almonte desde el mes de abril tras haber sido trasladada por una fuerte sequía, cuando se le proclama PATRONA DE ALMONTE y se hace VOTO de defender el Dogma de la Inmaculada Concepción para “siempre jamás”. Es a partir de entonces, a mediados del siglo XVII y desconociendo fechas concretas y exactas, cuando se le cambia el nombre a la Imagen, que pasa de las Rocinas a Rocío, y también la fecha de la fiesta en honor de la ya Patrona de Almonte, la cual se celebraba en el mes de septiembre, en el día en que la Iglesia conmemoraba el Dulce Nombre de María y no en Pentecostés como en la actualidad.

CORONACIÓN CANÓNICA DE LA VIRGEN DEL ROCÍO, 1919

Este hecho histórico alcanzó su momento culminante sobre las once de la mañana de aquel 8 de junio de 1919, domingo de Pentecostés y fue cuando se produjo el acto de la Coronación Canónica de Ntra. Sra. del Rocío, cumpliéndose así los deseos de muchos rocieros de principios del siglo XX y fomentándose al mismo tiempo mucho más la devoción a la Virgen del Rocío más allá de nuestra comarca. Aquel domingo 8 de junio desde muy temprano fue conducida la Imagen almonteña hacia el Real del Rocío en donde se levantó para la ocasión un altar y en donde el Cardenal Arzobispo de Sevilla, Enrique Almaraz y Santos, habría de colocarle la Corona de oro valorada en más de 100.000 pesetas (600 euros) y en donde un año más tarde se levantaría un monumento para la eterna memoria y que podemos contemplar en la actualidad. La corona del Niño, valorada en 15.000 pesetas (90 euros), fue donada en su integridad por doña Juana Soldán, viuda de Cepeda.

Folleto Rocío Chico en Almonte, año 1963VOTO DEL ROCÍO CHICO, AÑO 1813

Voto de acción de gracias que el pueblo de Almonte hizo en 1813 tras haberse librado de un duro castigo de las tropas francesas como represalia ante la muerte de un oficial francés de manos de los almonteños cuyos acontecimientos tuvieron lugar entre los días 18 y 19 de agosto de 1810. El acta del Voto tiene fecha de 16 de agosto de 1813, año desde el que se viene celebrando esta otra manifestación que, de carácter más local, el pueblo almonteño dedica a la Virgen del Rocío. El pueblo de Almonte fue salvado de la esperada masacre y atribuyó su salvación a la Virgen del Rocío. Dicho Voto formal lo hicieron los Cabildos secular y eclesiástico de Almonte y la Hermandad Matriz expresando así su agradecimiento en las mismas fechas fijas cada año originándose de esta forma lo que se conoce como Rocío Chico, en contraposición al Rocío Grande, que se celebra por Pentecostés.


ÚNICO ROCÍO CHICO CELEBRADO EN ALMONTE, 1963.

En Junio de 1963 se traslada la Imagen de Ntra. Sra. del Rocío a Almonte para proceder al derribo de la antigua Ermita en julio del mismo año con motivo de la construcción del nuevo Santuario. En Agosto, y de forma excepcional, se celebra el Rocío Chico en el pueblo por primera y única vez en la Parroquia de la Asunción de esta Villa, por hallarse la Santísima Virgen en Almonte, con motivo de la edificación de su nuevo Santuario.Así aparece en el programa de cultos difundido para el mencionado evento.


OTROS DATOS Y CURIOSIDADES

Primera Romería con electricidad. La Romería del Rocío de 1965 fue la primera que se vivió con fluido eléctrico en la aldea y fueron 33 las Hermandades Filiales entonces y algo más de 100.000 los rocieros en general que gozaron por primera vez de energía eléctrica, pública y privada, sin restricciones. Y, como anécdota, no se celebró en el actual Santuario, ya que se encontraba en construcción desde el 63 hasta el 69, sino en una pequeña Capilla provisional construida en la esquina que da al Real del Rocío, en donde se veneraba la Virgen.

El paso de la Virgen tenía 8 varales. Las andas de Ntra. Sra. del Rocío, que datan de principios del siglo XIX, se modifican en 1934 incorporándose la peana de plata, donada por Ignacio de Cepeda y Soldán, y el número de varales se reduce de 8 a 6, como tiene en la actualidad.

La Virgen del Rocío no siempre ha salido al amanecer. Desde principios del siglo XX, la Imagen era sacada a hombros por los almonteños en torno a las doce del mediodía del Lunes de Pentecostés, tras terminar la Función Solemne. Esta hora ha ido adelantándose gradualmente llegando en los sesenta a salir en procesión entre las ocho y las nueve de la mañana, después de las misas de las Hermandades Filiales y siempre poco antes de la hora prevista recogida en los programas de cultos (a las diez de la mañana) de toda la década de los sesenta. A partir del programa de la Romería de 1972, ya no se especifica la hora de la Salve y posterior salida de la Virgen, que ha continuado adelantándose llegando a coincidir sólo durante un período de tiempo de la segunda mitad del siglo XX con el amanecer (creencia errónea la de considerar que siempre ha sido así), para llegar a la actualidad a una hora incierta, que viene oscilando entre las tres y tres y media de la madrugada.

Junio, el mes rociero más histórico. Si el mes de mayo, y en ocasiones el de junio por la fecha variable de la celebración de la Romería de Pentecostés, junto con el de agosto, por la celebración del Rocío Chico, son los meses del año más intensos y emotivos para los devotos rocieros, lo cierto es que el más histórico ha sido junio, mes en el que se han producido acontecimientos de capital importancia: la Virgen del Rocío, Patrona de Almonte, el 29 de junio de 1653; la Coronación canónica, el 8 de junio de 1919; Traslado de la Virgen a Almonte para derribar la anterior Ermita, 16 de junio 1963; visita de S.S. el Papa Juan Pablo II a la aldea, 14 de junio de 1993; salida extraordinaria de la Virgen del Rocío por la aldea el 29 de junio de 2003 porque se cumplían 350 años de haberse proclamado Patrona de Almonte; e inauguración y bendición del Retablo de la Virgen del Rocío ya completamente acabado, el 29 de junio de 2006.

La procesión más larga de la Virgen del Rocío. La procesión más larga de forma ininterrumpida a hombros de los almonteños tanto en espacio (recorrido de quince kilómetros) como en tiempo corresponde a su vuelta a la aldea en los Traslados que se vienen produciendo últimamente con algo más de veinticuatro horas de duración, poco más de un día entero en el que los almonteños llevan las andas de su Patrona vestida de Pastora sobre sus hombros. Así, de 16 horas en el Traslado de vuelta de 1964, 20 horas en el del 71, 21 en el del 78, se ha llegado a las 24 horas de procesión en los cuatro últimos Traslados de la Virgen desde Almonte hasta la aldea: años 85, 92, 99 y 2006.

Romería de 1919: la Virgen salió dos veces. El año 1919 fue el único de la historia en que la Imagen salió dos veces de su Ermita en plena Romería y con tan sólo veinticuatro horas transcurridas. La primera, el domingo 8 de junio, domingo del Rocío, para ser Coronada canónicamente en el centro del Real, en donde se levantó desde entonces un monumento para la memoria; la segunda, durante el lunes de Pentecostés, en su tradicional procesión de media mañana.

De 1335 data la primera referencia escrita de la existencia de la Ermita de Santa María de las Rocinas (hoy Rocío). En aquel año se reunieron autoridades de Sevilla y Niebla para el deslinde del término de ambas jurisdicciones en un bodegón cercano a la mencionada Ermita (Bodegón del Freyle) y la citaron en el documento.

- Construcción de la Carretera Almonte- El Rocío, inaugurada y abierta al público en marzo de 1958.

- Declaración de la Romería del Rocío “Fiesta de Interés Turístico Nacional”, año 1965.

- Declaración del Santuario y su entorno como “Paraje Pintoresco”, año 1973.

- Visita de SSMM los Reyes de España al Rocío para la clausura de los Congresos Mariano y Mariológico en 1992.

- Visita de SS el Papa Juan Pablo II al Rocío el 14 de junio de 1993.

- Visita de SSAA los Príncipes de Asturias Don Felipe y Doña Leticia a Almonte, donde se encontraba la Virgen del Rocío, febrero de 2006.

- Declaración del Santuario y aldea de El Rocío como Bien de Interés Cultural con la Categoría de Sitio Histórico, año 2006.


LAS VENIDAS DE LA VIRGEN A ALMONTE

En la historia de la devoción rociera, además de la conocida celebración anual de la Romería de Pentecostés, también llamada Rocío Grande, y del Rocío Chico, en agosto, existe otra manifestación peculiar que el pueblo de Almonte conserva desde muy antiguo. Es el caso de las venidas o traslados procesionales de la Imagen a hombros de los almonteños a la parroquia de Almonte, a quince kilómetros de la aldea.


¿Quién tomaba los acuerdos de traerla a Almonte?


Era el Ayuntamiento quien decidía, por unanimidad y respetando el uso y costumbre, trasladar a la Virgen del Rocío a la villa de Almonte por ser el patrono de la Capellanía fundada en la ermita del Rocío por Baltasar Tercero Ruiz según testamento otorgado a finales del siglo XVI, dotándola de 2.500 pesos para el culto, su ermita y para fomentar la devoción a Ntra. Sra. del Rocío entre los habitantes de la comarca. Una vez tomado el acuerdo se comunicaba al Cabildo eclesiástico, quien se encargaba de los cultos y de ahí a los vecinos, y a continuación se traía la Imagen de inmediato al día siguiente o, a lo sumo, a los dos días. El pueblo, aunque tomara la iniciativa de trasladar la Imagen por alguna calamidad en algunas ocasiones, era entonces un sujeto más bien pasivo, sin posibilidad de decisión aunque tanto éste como la Iglesia van adquiriendo una mayor intervención en los traslados a partir del siglo XIX. Hasta entonces, la Hermandad Matriz tenía sus funciones delimitadas a la organización de cultos en honor de la Virgen del Rocío. A partir del XX, a medida que el Ayuntamiento iba perdiendo la iniciativa que tuvo en los siglos anteriores, la iba tomando la Hermandad Matriz de Almonte, con una intervención ya más directa y activa no sólo en los traslados, sino en todos los asuntos concernientes a la devoción rociera en general.


¿Desde cuándo se vienen produciendo las venidas?

Aunque es de suponer que ya durante el siglo XVI se produjeron traslados de la Virgen del Rocío desde su ermita de la aldea hasta el pueblo de Almonte por darse las mismas condiciones y circunstancias en que se llevaron a cabo las del siglo siguiente, el XVII, lo cierto es que la primera referencia escrita, y por tanto documentada, data del año 1607. Entre aquella fecha y la actual han trascurrido casi cuatrocientos años, cuatro largos siglos en los que se han efectuado casi medio centenar de traslados documentados.

¿Cuántas veces ha venido a Almonte?

Desde 1607 hasta 2005, un total de cuarenta y nueve son los traslados documentados, al margen de algunos “supuestos” más, mencionados por algunos estudiosos pero sin referencias escritas.

¿Por qué motivos se ha trasladado?

La Virgen ha sido trasladada desde su ermita al pueblo desde antiguo por diversas razones según las circunstancias y las necesidades del propio pueblo. Entre las cuales, cabe señalar la de alguna desgracia pública (sequía, epidemia, enfermedades, guerras), la de acción de gracias por algún acontecimiento feliz, o la necesidad de efectuar alguna reforma en su ermita. Pero de todas, la que predomina a lo largo de la historia es la de sequía.

¿Cada cuánto tiempo se ha venido trasladando?

Desde antaño, las venidas se han producido en períodos de tiempo irregulares en función de las circunstancias y motivos que las producían hasta bien entrado el siglo XX, 1949, en que se regulariza cada siete años y es trasladada ya de forma ordinaria en agosto, tras el Rocío Chico. El carácter de rogativa de antaño, por tanto y afortunadamente, va desapareciendo conforme avanza el siglo XX y se regulariza con el fin de conservar una tradición rociera: la de los Traslados, una de las manifestaciones populares más singulares que existen en la actualidad. A modo de anécdota, hasta que se regulariza, se puede observar: 1. Venidas producidas en años consecutivos o muy próximos: 1636 – 1638, 1737-1738 ó 1902-1903-1905-1907, por ejemplo; 2. Largos períodos de tiempo transcurrido entre una y otra: 1809 – 1851 (42 años), ó 1859 – 1887 (28 años); y 3. Triple venida en el mismo año: 1738, y las tres por sequía, caso único en la historia en que la Virgen ha venido al pueblo en el mismo año y en el corto espacio de tiempo de poco más de tres meses, de febrero, la primera, a junio, la tercera.

¿Cómo se producen?

Esta tradición ha ido evolucionando y sufriendo variantes a lo largo de los siglos según los momentos y ha ido adaptándose a las nuevas situaciones, pero sigue conservándose el traslado procesional propiamente dicho y su esencia, independientemente de las formas y de los motivos.
En la actualidad, la Virgen es llevada a hombros por los almonteños desde la aldea de El Rocío hasta el pueblo de Almonte, del que dista 15 km. por el camino de Los Llanos, entre pinares y arenales. Para realizar el citado trayecto la Imagen cambia su vestido habitual de Reina por el de Pastora. No hay prueba documental acerca de cuándo exactamente se viene vistiendo de Pastora la Virgen del Rocío para sus traslados; se barajan dos hipótesis: la fecha del siglo XVII, traje de viaje utilizado por las damas de este siglo, y la de mediados del XIX, que va cobrando mayor auge. El traslado hacia Almonte se ha efectuado en siglos anteriores en distintas fechas según las necesidades y motivos, pero ya bien entrado el siglo XX, aunque ha variado en algunas ocasiones, se viene produciendo durante la tarde del 19 de agosto iniciándose el camino al atardecer, tras velarle el rostro con el “pañito” y cubrir la Imagen con un capote o guardapolvo para protegerla de las inclemencias del camino. Y delante, las “abuelas almonteñas”, esas mujeres mayores que desde antaño portan los atributos de la Virgen y otros enseres a pie durante todo el camino, tanto en la venida como en la ida.
Al amanecer, ya en Almonte, en el lugar conocido como el “Alto del Molinillo”, en el Chaparral, se le quita el guardapolvo y se le descubre la cara con los primeros rayos del sol entre el estruendo de salvas de escopetas y numerosos vivas. Es el momento culminante del traslado. Desde el Chaparral los almonteños llevan a su Patrona hasta la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción en donde permanece unos nueve meses, concretamente hasta una semana antes de la Romería de Pentecostés del año siguiente, en que regresa al Santuario.
El trayecto urbano tanto en la aldea como en Almonte que recorre la Imagen en su traslado desde el Santuario del Rocío hasta la parroquia almonteña y viceversa en su regreso, se engalana con postes de madera, cubiertos de romero, salpicados de flores de papel, rematados con palmas, y unidos entre sí por millares de flores de papel, además de arcos y templetes forrados de papel ubicados en lugares determinados. Las calles del pueblo se visten con sus mejores galas para recibir a su Patrona y se convierte en algo especial para Almonte, sobre todo para los vecinos de las calles por donde ha de pasar la Imagen, quienes participan de forma activa y organizada poniendo todo su esmero y dedicación desde mucho tiempo antes del propio traslado.
Durante su estancia en el pueblo se organizan distintos cultos entre los que hay que resaltar las peregrinaciones que cada fin de semana realizan todas Hermandades Filiales.

¿Cuándo sale en procesión la Virgen del Rocío por las calles de Almonte?

Otro evento de singulares características que forma parte de esta tradición tiene lugar en el mes de mayo del año siguiente al de la Venida: la procesión por las calles de Almonte. Justo una semana antes del traslado de vuelta, dos de la Romería, la Virgen del Rocío sale en procesión de forma ordinaria y muy singular, porque sucede sólo cada siete años y porque sale vestida de Reina en el paso de plata como lo hace anualmente en cada Romería, aunque con la particularidad de que se desarrolla por calles adoquinadas, no de arena, mucho más estrechas que las de El Rocío y completamente engalanadas de romero, flores de papel, palmas, luces, arcos y templetes. La Virgen, recorre la calles céntricas de la localidad entre rezos, salves y vivas y permanece sobre los hombros de los almonteños, hasta ser colocada de nuevo en el altar, entre siete y nueve horas.


¿Cuándo se produce la ida o regreso de la Virgen a la aldea?

La fecha del regreso a su ermita ha variado en función de los casos a lo largo de la historia, pero la más frecuente y ya tradicional corresponde a las vísperas de la Romería. Justo una semana antes del Rocío Grande, domingo, día de la Ascensión, sale la Imagen de Almonte al amanecer desde el Chaparral, tras cubrirle el rostro y el cuerpo, en dirección a la aldea despidiéndose así del pueblo de la que es Patrona desde 1653 hasta que vuelvan a pasar otros siete años que de forma ordinaria visitaría de nuevo Almonte. En esta ocasión, el camino de vuelta se realiza de día, siendo descubierta al atardecer en la misma aldea para llegar al Santuario ya de noche y esperar una nueva Romería.




EL ROCÍO CHICO

La historia de la devoción rociera está llena de hechos que no dejan de apasionar por más que el tiempo pase, y al mismo tiempo reflejan la limpia devoción del pueblo que siempre miró a la Virgen María bajo la advocación del Rocío, como quien mira a una madre para pedir ayuda en momentos de sufrimiento y aflicción. Son por tanto, muestras de la relación materno-filial de esta devoción mariana para con los pueblos que la veneran.

En el año de 2010 se van a cumplir doscientos años de los hechos acaecidos en la madrugada del 19 de agosto y que motivaron que tres años más tarde, en 1813, el pueblo de Almonte proclamara el voto de acción de gracias que hoy conocemos como “el Rocío Chico”.

En 1808 las tropas francesas entran en la Península Ibérica con la intención de tomar la nación española. En enero del siguiente año la Virgen del Rocío es llevada hasta Almonte para que la población le pidiera su celestial mediación ante las dificultades con las que tenían que vivir.
En febrero de 1810 el príncipe de Aremberg, ordena que desde Almonte vayan a la vecina localidad de La Palma del Condado los cabildos secular y eclesiástico para prestar juramento al nuevo rey, José I, hermano de Napoleón Bonaparte. Este mismo personaje, el príncipe de Aremberg, unos días después, manda hasta Almonte un emisario para reclutar tropas y caballos, a lo que la población responde apresándolo, pero viendo ésta que las tropas francesas se iban haciendo con los diferentes lugares, lo liberaron a cambio de guardar silencio ante sus superiores, algo que éste no hizo, lo que motivó que el propio príncipe mandara que “cien Dragones de su ejército viniesen a castigar al pueblo rebelde de Almonte y cumplieran los sanguinarios decretos del Rey intruso”. Este castigo fue sustituido por la aportación del pueblo almonteño de hombres y animales para la guerra. Más tarde, ya en la primavera del mismo año de 1810, el ejército francés establece en el núcleo de la población la Milicia Cívica, obligando al pueblo a duras órdenes, hasta que éste se levanta en contra de los extranjeros. Esta actuación enfureció a los superiores, en este caso al mariscal Soult, quien envió al capitán Doseau para alistar a todos los varones almonteños cuyas edades estuvieran comprendidas entre los 15 y los 60 años. Este capitán estableció el cuartel en la actual calle El Cerro, en la casa de la familia Cepeda, estando allí con 88 soldados, y hasta allí se dirigió un grupo de 39 almonteños unidos por el amor a su patria, los mismos que dispararon a través del portón de la casa, atravesando la bala la madera e iniciándose una trifulca que acabó con la vida del propio capitán y otros 5 soldados.


Casa de la familia Cepeda

Portón de la casa

Ésta fue la gota que colmó la paciencia del ejército francés, que fue enviado a la Villa de Almonte para “saquear, degollar e incendiar” la población. En estos momentos es cuando el pueblo almonteño dirige nuevamente la mirada hacia su Patrona y ruega divina protección.

El castigo nunca llegó a ejecutarse por no llegar los 800 infantes del ejército contrario, pues, a la altura de Pilas, fueron avisados para retroceder. Esto ocurría en la madrugada del 19 de agosto de 1810, y para recordar que la Virgen del Rocío, esa noche obró a favor, una vez más, del pueblo que la tiene por Patrona, tres años más tarde se institucionalizó “voto formal y expreso, por sí y en nombre de los que le sucederán en adelante, para siempre jamás, de pasar en la madrugada de día diez y nueve de agosto de este año y de todos los venideros, a la ermita de Nuestra Madre y Señora, a cantar una solemne misa en acción de gracias”, lo que se conoce como “el Rocío Chico”.







El lugar que hoy conocemos como el Rocío, da nombre no sólo a la Virgen, sino a una aldea y a un territorio concreto que no siempre se llamó así. La zona donde se erige el Santuario estuvo poblada en otras épocas; yacimientos y restos arqueológicos así lo demuestran: paleolítico, tartessos, romanos, visigodos y árabes. Alfonso X "El Sabio" conquista esta tierra a los árabes, cuya jurisdicción pertenecía al reino de Taifa de Niebla. En 1.582, el Concejo de Almonte adquiere las tierras denominadas Madre de las Marismas, junto a la ermita. A escasa distancia de ésta existían dos grandes cazaderos reales: Lomo de Grullo y la Rocina

Antigua Ermita

Antigua Ermita de Ntra. Sra. del Rocío (finales S. XIX)


Toda esta tierra señorial, donde se enclava la Ermita, estaba atravesada por caminos muy transitados que se cruzan a escasos metros de ésta, convirtiéndola en lugar de encrucijada que será vital para que se propague con facilidad la devoción a la Blanca Paloma.

La primera Ermita fue levantada aproximadamente hacia los años 1295 - 1300 por Alfonso X. Tenía diez varas de larga y estaba orientada al sur, era de un sencillo mudéjar, con techumbre de madera a dos aguas y compás. A lo largo de la historia esta Ermita sufre ampliaciones y reformas importantes, no obstante permanece levantada hasta mediados del siglo XVIII en el terremoto de Lisboa (1.775) casi la destruye.

En 1.760 se bendice un nuevo Santuario con mayor dimensión y distinta planta orientado de Este a Oeste, inspirado también en el mudéjar con algunos elementos barrocos en su fachada y en su espléndido retablo atribuido a Cayetano d'Acosta.

Antigua Ermita

Antigua Ermita de Ntra. Sra. del Rocío (reforma años 40)

En 1915 se cambió la techumbre y se modificaron algunas dependencias y en los años cuarenta se decoró ala fachada con azulejos. Esta ermita era de pequeñas dimensiones y en su interior, al fondo, se encontraba el antiguo retablo del siglo XVIII , destacando en su hornacina central la imagen de Ntra. Sra., protegida por un cristal.


Por fin la urgente necesidad de levantar un nuevo Santuario en el Rocío recibió el impulso definitivo del primer obispo de Huelva, monseñor Cantero Cuadrado según nos contaba Infante Galán al tratar de los Santuarios que han albergado a la Virgen del Rocío.

Monseñor Cantero manifestó su deseo de que Ntra. Sra. tuviera un nuevo templo, en la Misa de Medio Pontifical, celebrada en la Parroquia del Rocío de la barriada de Isla Chica de Huelva, con estas palabras:


" ... Y es llegada la hora de ofrecer a la Blanca Paloma un Templo más digno y en consonancia con la devoción rociera; que sea como un cortijo andaluz, con su cal, sus colores blancos y con la riqueza sencilla necesaria y conveniente para su culto y para la agradable estancia de cuantos acudan a implorarlos favores de la Santísima Virgen. ... "

La idea encontró ambiente propicio en pueblo almonteño, y en cabildo general celebrado por la Pontificia y Real Hermandad Matriz de Almonte el 31 de julio de 1961 se acordó levantar un nuevo y más amplio santuario a la Virgen.

Se convocó un concurso de anteproyectos, del cual salió elegido con el asesoramiento de un grupo de arquitectos, el anteproyecto presentado por los señores Balbontin de Orta y Delgado Roig.


Derribo de la antigua Ermita de Ntra. Sra. del Rocío


La Virgen fue traída a Almonte el 16 de junio de 1963.
El 18 de Julio del mismo año a las diez de la mañana, oficiaba la última misa en el altar mayor del santuario Don Francisco Guevara Sánchez el inolvidable capellán de la virgen. Momento después de acabada la misa comenzaron los trabajos para desmontar el retablo.


Ermita provisional, donde se alojó la Imagen de Ntra. Sra.
hasta su traslado definitivo

El 31 de Julio se derribó la pared del camarín.
La primera piedra
de la nueva iglesia basílica fue solemnemente bendecida y colocada por monseñor Cantero Cuadrado, primer obispo de Huelva con asistencia de las primeras autoridades regionales, el domingo 26 de enero de 1964 a las cinco de la tarde.

La solería fue donada por la
Hdad. de Triana y la puerta metálica de entrada, por el Sr. Martín Cambra Quintero, que fue hermano Mayor de la hdad. de Huelva.

Mientras duraron los trabajos del nuevo templo, la Virgen fue situada en una pequeña capilla provisional, que se levantó en la parte izquierda de la fachada, esquina al Real. Su constructor fue el vecino de Almonte D. Isabelino Báñez Huelva.


La Hdad. Matriz solicita al Exmo. Ayuntamiento de Almonte, en carta de fecha 31 de octubre de 1962, una aportación económica. El ayuntamiento colabora en la construcción con un millón de pesetas, distribuidas entre 1962 y 1967.


Los actos de inauguración, previstos para los días 15 y 16 de marzo, tuvieron que ser suspendidos debido a las fuertes lluvias que dejaron la Aldea intransitable.


El 12 de abril de 1969
alrededor de las 12 y media entraría la Virgen del Rocío de nuevo en su Santuario


Foto  Ermita noche

La Ermita en la actualidad (Foto de Miguel Bellido Pérez)




Por la Bula Pontificia del 8 de septiembre de 1918 se ordena y manda sea coronada Nuestra Señora del Rocío. Esta Coronación Canónica se llevó a cabo en una ceremonia solemne el día 8 de junio de 1919, por el Excmo. y Rvdmo. Cardenal de Sevilla Don Enrique Almaráz y Santos.

El origen
La historia de esta coronación comenzó el 25 de mayo de 1918, cuando el canónigo de la catedral de Sevilla, natural de Hinojos, Don Juan Francisco Muñoz y Pavón, lanzó la idea desde el periódico " El Correo de Andalucía", con un artículo titulado "La pelota está en el tejado".

Anteriormente había existido un cuento: "El traje de luces" publicado en Lérida en 1916, del presbítero de Niebla Cristobal Jurado Carrillo, que cuenta la historia de un torero andaluz y en el que se habla de la coronación de la Virgen del Rocío. Una seguidilla de la época, que Flores Cala publica en la prensa de Huelva, nos deja la duda de la autoría de la idea, dice así:

De la Virgen del Rocío
Y de su Coronación
¿De quién fue la idea?
¿Fue del Párroco de Niebla,
O de Muñoz y Pabón?

¿Aprovechó Muñoz y Pabón la idea expuesta en el cuento?


Juan Fco. Muñoz y Pabón


El artículo "La pelota está en el tejado
"

El artículo del insigne novelista, Lectoral del Cabildo sevillano, decía:

"Apoyándome en el pensamiento del consejo de Gamaliel en el Sanedrín, en pro de la causa de los Apóstoles, me atrevo en estas líneas á lanzar una idea: seguro de que, si es de Dios y de su Santísima Madre, prevalecerá, y si es cosa mía, se desvanecerá ella sola como el humo.
La idea es esta.
La imagen de Nuestra Señora del Rocío, Virgen la más Popular de toda esta Andalucía baja; con culto el más ferviente y la más acendrada devoción en las dos vastas provincias de Sevilla y Huelva, no está canónicamente coronada, y lo debiera estar.
¿No lo están la del Pilar, de Zaragoza; la de los Reyes, de Sevilla; la de las Angustias, de Granada; la de Begoña, allá por tierras vascongadas; la de los Milagros, del Puerto de Santa María; la de la Cabeza, de Andújar; la de los Remedios, de Fregenal de la Sierra...? Pues bien: aparte la del Pilar pues quien dice el Pilar dice todá España, ninguna de las anteriormente citadas, cuenta con una devoción más extendida. Ninguna tiene "una hermandad" en sinnúmero de pueblos de la región; ninguna encarna una fe más grande ni un amor más ardiente en partidos y partidos...

El Rocío, decía yo hace años en un artículo que corre por ahí, debiera ser declarado "monumento nacional". No aquella poética ermita de las marismas almonteñas, con ser, como lo es en efecto, el relicario de todos los amores del Condado y del Aljarafe... el lacrimatorio de las penas de aquel terruño, como propiciatorio que es de las grandes misericordias de la Reina y Madre de misericordia: sino el Rocío-costumbre; el Rocío-institución: el Rocío, carreta del sin-pecado... el Rocío, tamboril y dulzaina... el Rocío, promesa y el Rocío, exvoto ... el Rocío, peregrinación á pie y el Rocío, penitencia... el Rocío, rosario y sermón que no se oye, porque los vivas son más elocuentes que los razonamientos... el Rocío, procesión, que há menester para desenvolverse, y aun así le viene estrecha, toda la inmensidad de la marisma... ¡Todo esto es lo que yo quisiera que se declarase monumento nacional!-esto es: intangible-para que los venideros lo heredasen, tal y como nosotros lo hemos recibido.

¡El Rocío es el más expresivo grito de fe y el más apasionado llanto de amor a María Santísima, que sale de toda esta Andalucía durante todo el año!

Ayer me lo decía un señor, residente en Madrid -el pintor Hernández Nájera, para que no se diga que atestiguamos con muertos:-Yo vengo todos los años, cójame donde me coja, sólo á ver la Hermandad del Rocío á su vuelta á Triana. ¿Ve usted todo lo grandioso ¡lo definitivo! de la Semana Santa en Sevilla? Pues á mi me llega más al alma de español y de creyente el espectáculo del Rocío ... Crea usted que no se parece a nada de este mundo.

Pues bien; esta veneradísima imagen, que tiene tan extendida devoción... que cuenta con su historial taumatúrgico... que dispone ¡hasta de su cancionero!, pues desafío á quien no sepa una copla popular, que empieza por:

La Virgen del Rocío...

esta imagen de la Madre de Dios debe ser canónicamente coronada... ¡Es cuestión de decoro rociero!
Que qué se necesita para ello? Lo que se necesita para todo en este mundo: un hombre.. y luego una mujer como complemento del hombre.

El hombre puede ser en Sevilla el Sr. Cura del Salvador, que es todo un prestigio rociano. Y la mujer ... la señorita doña María Magdalena Almaráz y Santos, que con sólo una vez que ha ido al Rocío, ha vuelto más rociera... que "el arroyo del Anjolí".
Esto, en Sevilla. Que en Huelva, porque de Huelva no puede prescindirse (porqué si el Rocío es de la Diócesis de Sevilla, la Virgen del Rocío es de la provincia de Huelva)... en Huelva, ahí está el hombre más grande de todos los que han salido de por allí:
Siurot, el más rociano "de entre todos los hijos de los hombres" y, como pareja para él, Dª Juana Soldán, viuda de Cepeda, primera contribuyente de la provincia... Una bija suya debe la salud á una misericordia de la Virgen.
Si á estos cuatro prestigiosos se les suman, por ejemplo, los José Anastasio Martín, de Sevilla, y los Manuel Mora y Romero, de Huelva... y luego "Anita Vallaolí" con todos los almonteños... y todos los rocianos, que son todos los de muchísimas leguas á la redonda del Lourdes del Condado, creo ¡y lo creo como si lo viera.! que, para el Rocío que viene, podríamos cantar canónicamente la copla que aprendimos cuando niños:

La Virgen del Rocío,
Blanca paloma,
Ha estrenado este año
Manto y corona.

Si puede servir para algo mi pobre pluma...
La Pelota está en el tejado. La Santísima Virgen se encargará de decir si es cosa de ella ó de mi pecador.

Juan F. Muñoz y Pabón

Sevilla, 24 de Mayo de 1918 "

Adhesiones

Esta idea no cayó en el vacío y a partir de ella comenzaron a llegar centenares de adhesiones a la misma. A continuación reproducimos algunas de ellas:

"Tengo el honor de comunicar a V.S. que el Ayuntamiento de mi presidencia en sesiónde hoy, hizo constar en acta el júbilo que ha producido su hermoso artículo, lanzado a la publicidad, sobre la Coronación canónica de Nuestra excelsa Patrona ...

Almonte 1º de junio de 1918 . -El Alcalde, Juan Acevedo"

"Mi querido amigo: Por la Blanca Paloma de las marismas andaluzas,todo. Estoy a las órdenes de usted, o de quien cultive su iniciativa, para ayudar modestamente, pero con buena voluntad, en la feliz idea de coronar a la Santísima Madre de Dios, mi Santa Madre del Rocío, con corona en que el amor y la fe, el oro y los brillantes digan lo que queremos todos a la Señora de nuestros pensamientos...

M. Siurot"

"Muy señor mío y respetable amigo: Como camarista de la Santísima Virgen del Rocío y como almonteña, debo expresar a usted el gran júbilo que me ha producido su hermoso y laudable artículo publicado en la prensa sobre la coronación canónica de mi idolatrada Virgen.
Un hecho será desde luego, así lo entiendo,porque no hay duda que su gran iniciativa ha sido inspiración divina, y Ella, que a diario concedemercedes sin cuento, premiará a usted con creces todos su trabajos...

30 de mayo, 1918 Ana Valladolid"

"Mi querido amigo: Muchas gracias, ante todo, por sus elogios que yo no merezco; no soy más que un devoto de fila de la Virgen del Rocío.
La hermosísima idealanzada por usted a la publicidad, de coronar canónicamente a la Santísima Virgen del Rocío, ciertamente ha sido acogida amorosamente y con entusiasmo por todos los devotos, que son como las hojas de la selva, incontables.
Todas mis energís están al lado de Ella, y he de laborar, por cuantos medios estén a mi alcance, hasta veral convertida en risueña realidad:
oincido con usted.
La coronación de la Virgen del Rocío será un hecho el año próximo.
No me cabe la menor duda, contando con tan valiosos elementos, todos rocieros de cepa como Manuel Siurot, José Anastasio Martín y el Lectoral de Sevilla, y con la eficaz cooperaciónde la distinguida Srta. Dª María Magdalena Almaraz y Santos, de la respetable dama Dª Juana Soldán, viuda de Cepeda, y dela popular Dª Ana Valladolid reuniremos cuanto hemos de menester para rendir este justísimo homenaje de amor, de devoción y ternura, a la bendita Virgen marismeña.
Entonces se podrá cantar, con sobrada razón, la copla popular:

La Virgen del Rocio
Tiene en su camarín
Más oro y más diamantes
Que el Rey en Madrí

¡Qué Ella, buena pagadora, le pague a usted este hermoso pensamiento, como yo se lo pido y usted se merece!
De usted buen amigo, que le quiere,

26-V-1918 EL CURA DEL SALVADOR"

Preparativos

El Emmo. y Reverendísimo Sr. Cardenal Arzobispo de Sevilla, de acuerdo con el M.I. Sr. Lectoral, decidió, que a fin de recaudar las limosnas y de dar forma material a la idea, se nombrase una Junta de señoras y otra de caballeros estableciendola con las siguientes personas:

Junta de Señoras:

Presidenta:
Srta. Dª María Almaraz y Santos
Vocales:
Dª Juana Soldán, viuda de Cepeda, Dª Ana Valladolid; Dª Dolores Carmona de Martín; Dª Mariana Moreno Santamaría; Dª Manuela Díaz, viuda de Espina; Dª María Casares de Hortal; Dª Cecilia Lázaro y Dª Concepción Muñoz de Soldán.
Secretaria:
Srta. María del Rocío Martín

Junta de Caballeros:


Presidente:
D. Juan Francisco Muños y Pabón, Canónigo Lectoral
Vocales:
D.Juan mª Moreno Rodríguez; D. Manuel de Pineda; D. Antonio Ruiz de Vargas, Cura propio de San Román y Santa Catalina; D. José Gómez Ortega; D.Donato Hortal; D. Ignacio Cepeda Soldán; D. Manuel Siurot; señor cura de Almonte; señor Alcalde de Almonte.
Tesorero
: D.José Anastasio Martín
Secretario:
D. juan Luis Cozar Lázaro, Cura ecónomo del Salvador

Constituidas estas Juntas, se enviaron a Roma las Preces de ritual y se repartió una Circular por todos los pueblos rocieros que también reprodujo "El Correo de Andalucía". En esta circular se anunciaba el evento así como se indicaba que con la plata que se recaude -pues la idea era que toda la corona fuese de oro- se labre un corazón-solitario para colocarselo a la Virgen en el pecho, dentro del cual vayan los nombres de todos los que contribuyan a la realización de la corona: Lo mismo el que diera una joya valiosa como el que sólo entregara un puñado de trigo. La circular terminaba diciendo: "¿Qué no podéis darle nada?... ¿Qué porque no podéis darle nada se os arrasan en lagrimas los ojos?... ¡Esas lágrimas de amor valen más que los brillantes y que las perlas! ¡Ese es vuestro donativo... que no quedará sin premio!"

Carta de D. Juan Fco. Muñoz y Pabón a su buen amigo Miguel de Quesada y Déniz.

"... El Rocío se acerca, y estoy en movimiento continuo...! Hasta de guardia al pie del cincelador, y cincelando yo mismo, si ha de estar la corona a su debido tiempo.

Sevilla 20-V-1919 Juan F. Muñoz y Pabón"


La Corona


El primer donativo
El día 2 de junio de 1918 se recibió en El Correo de Andalucía un nota de la Junta de la Coronación que daba cuenta del primer donativo de un joven de Rociana, J.Jiménez Molina, que entregaba la mejor alhaja de su difunta madre y la da a la corona de otra muy querida Madre que está en el cielo.

La corona de la Virgen
fue obra de Don Ricardo Espinosa de los Monteros, utilizándose más de dos kilos y medio de oro, que provenían de donaciones particulares. En una primera reunión de la Junta, celebrada en el palacio arzobispal, no hubo acuerdo en el modelo pues D. Juan Francisco Muñoz Pabón se opuso al presentado por la Srta. María Almaraz y Santos, ya que el Lectoral proponía que fuese una reprodución de la que adorna la imagen de la Inmaculada en la Catedral sevillana, obra de Arfe; por lo cual se acordó se celebrase una nueva reunión para llegar a un acuerdo.

En una segunda Junta, celebrada en diciembre de 1918, se acordó aceptar la propuesta de Muñoz y Pabón con algunas modificaciones, como el cambio en la cruz, añadir doce estrellas e imperiales. En los últimos días de mayo de 1919 en el escaparate de la
Casa Izquierdo en la calle Francos de Sevilla, se expuso la corona. Realizada en oro macizo y con gran cantidad de piedras preciosas, destacando entre ellas, un anillo del Cardenal Almaraz, otro del Nuncio de S.S., un alfiler de corbata de D. Manuel Pineda, y un brillante del Sr. Burgo Mazo.
Su peso es de 88 onzas y contiene 240 brillantes, 14 esmeraldas, 38 rubies, 3 topacios, 3 zafiros, 5 perlas grandes y numerosas perlas y diamenates pequeños. Su valor en ese tiempo era de 100.000 pesetas aproximadamente.

Con las joyas que no se pusieron en la corona y la plata sobrante, se fabricó un hermoso rostrillo. Igualmente con los fondos recaudados se restauraron las ráfagas y la media luna de plata que Tello de Eslava donara en el siglo XVIII.

La corona del Niño
, obra de Don José de los Reyes Cantueso, fue donada por la familia de Don Ignacio Cepeda, Vizconde de La Palma. Confeccionada en la joyería sevillana de Sobrinos de Reyes. Contiene 35 perlas grandes redondas y perfectamente iguales, once brillantes grandes, cuatro amatistas y una gran cantida de brillantes pequeños. Su valor aproximado en aquella época fue de 15.000 pesetas