HORARIOS DE LAS MISAS EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

HORARIOS DE LAS MISAS EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

DESCUBRIENDO LA SÁBANA SANTA

DESCUBRIENDO LA SÁBANA SANTA

CELEBRACIÓN DEL PERDÓN Y EL AMOR DE DIOS

CELEBRACIÓN DEL PERDÓN Y EL AMOR DE DIOS

TRIDUO CUARESMAL DE LAS COFRADÍAS DE LA PARROQUIA DE ÍLLORA

TRIDUO CUARESMAL DE LAS COFRADÍAS DE LA PARROQUIA DE ÍLLORA

PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ÍLLORA 2024

PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ÍLLORA 2024
A CARGO DE D. SEBASTIÁN CRESPO TORRALBA

NUESTRA MADRE DEL CARMEN DE ÍLLORA

CELEBRACIÓN VIRGEN DE LOURDES 2018 EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

miércoles, 14 de noviembre de 2012

16 DE NOVIEMBRE: CULTOS MENSUALES EN HONOR A NUESTRA MADRE DEL CARMEN DE ÍLLORA

Este viernes, 16 de Noviembre, todos los devotos de Nuestra Madre del Carmen, acudiremos a su encuentro, para ofrecerle la gratitud de unos corazones, que nos sentimos especialmente protegidos, por el amor celestial de tan gran Señora.
A las 6 y media de la tarde, nos reuniremos en el Templo Parroquial de la Encarnación, y con la oración del Santo Rosario, iniciaremos unos momentos de súplica y gratitud a la Reina del cielo.
En este mes de Noviembre, mes de los difuntos, vamos a ofrecer la Eucaristía a las 7 de la tarde, por todas las almas del purgatorio, pidiéndole a la Señora, que agarradas a su Santo Escapulario, todas las almas del purgatorio, gocen cuánto antes de la presencia de Dios.
Ofreceremos todas las intenciones y necesidades de todos los devotos del Carmen, y de todas las familias que reciben en su hogar, la Capilla de la Virgen del Carmen.
Y vamos a tener un recuerdo especial, de nuestra hermana Paquita Moraga, quién nunca faltó un 16 de mes en nuestra Parroquia, para encontrarse con la Señora, pues por ella sentía un amor especial

Que el Señor les conceda a todos el descanso eterno, y brille para ellos la luz eterna.    

15 DE NOVIEMBRE: CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS DIFUNTOS CARMELITAS


ripocarm2.jpg
Los hogares de la mayoría de la gente no consisten en un marco simple de madera o una base de cemento, sino que se construyen a partir de una gran variedad de materiales, y más a menudo por el resultado de la participación de más de una o dos personas. Así, también, la Orden del Carmelo continúa creciendo y desarrollándose hoy en día debido a la presencia y la contribución de todos aquellos que construyeron sobre sus fundamentos espirituales, que no sólo se refieren a sus grandes santos.

En esta conmemoración de Todos los Difuntos Carmelitas, recordamos a todas estas personas y su contribución en la herencia que se ha transmitido hasta nosotros. Estos hermanos nuestros, hombres y mujeres, quizás no fueron famosos escritores espirituales ni destacaron por sus experiencias extraordinarias de oración, pero sí dejaron su marca en la Orden y en cada uno de nosotros a través de sus propios esfuerzos para vivir en obsequio de Jesucristo al servicio de la Orden y de la Iglesia. Ya sea como sacerdotes o hermanos, monjas o religiosas, laicos consagrados o miembros de la Tercera Orden, ellos llevaron el espíritu del Carmelo a su vida diaria y a todos los que les rodearon. Algunos no fueron miembros oficiales de la Orden, pero a través de su generosidad, tiempo, talento y apoyo, nos animaron a nosotros Carmelitas a una fidelidad cada vez más profunda a nuestra vocación.

Pero este día no es simplemente un día más para recordar. También es un día en el que la Orden reza de modo especial por estas almas en un acto de fe que confía en la misericordia y las promesas de Jesucristo, "la resurrección y la vida" (Juan 11,25), quien nos asegura que la voluntad del Padre es que no pierda nada de lo que Él le dio, sino que lo resucite en el último día (Juan 6,39). A través de nuestra oración, unida a la intercesión de María, le pedimos a Dios que cuide de nuestros hermanos en su infinita y grande misericordia (cf. Isaías 55,7-11), y los llame a su casa. Al mismo tiempo, nuestras súplicas son también para nuestros difuntos Carmelitas, alentándolos a avanzar hacia Dios con la gran confianza de que lo que creyeron, experimentaron y vivieron durante su vida terrenal, ahora llegará a realizarse plenamente en el abrazo eterno divino.

Para nosotros, también, que permanecemos en esta existencia terrenal, este día sirve como un recordatorio importante de que esta vida terrenal no es más que un momento pasajero, una breve estancia hacia una realidad más viva y permanente. Esta conmemoración, por lo tanto, es una invitación a priorizar nuestras vidas de tal manera que reflejen esta esperanza futura, abandonando todo lo que nos hace perder tiempo y esfuerzos y nos impide llegar hacia la meta de la vida eterna en Dios. Estas almas fieles por quienes oramos nos ayudan a comprender que no estamos solos en esta peregrinación, ya que también ellas han viajado este mismo camino hacia la eternidad.

Así que vamos a recordar y orar por nuestros queridos difuntos carmelitas de una manera especial hoy, dando gracias por todo lo que han hecho, y rezando para que puedan disfrutar de su descanso eterno. De este modo, seguimos participando en la construcción de la casa de Dios, la casa de muchas moradas (Juan 12,4), de la que nuestros hermanos y hermanas, y nosotros mismos, estamos invitados a proclamar un día como nuestra casa eterna.

Los miembros de la familia del Carmelo, congregados por el mismo amor a Cristo y por el obsequio hacia su amadísima Madre, continúan amándose fraternalmente, tanto cuando aquí en la tierra se ocupan en el combate por Cristo, como cuando, tras su peregrinación por este mundo, esperan la visión gloriosa del Señor.      
Por eso, toda la Orden se reúne en la oración y encomienda a la misericordia de Dios a los hermanos y hermanas difuntos, para que los acoja en el coro glorioso de los Santos, por intercesión de la Virgen María, prenda de esperanza cierta y de eterno gozo.

SANTOS DEL CARMELO

LOS ANTIGUOS SANTOS
DEL CARMELO

Concluido el Concilio Vaticano II, cuyo primer fruto fue la Constitución "Sacrosanctum Concilium" sobre la Sgda. Liturgia, el papa Pablo VI, el 14.2.1969, promulgó una Carta Apostólica por la que señalaba las Normas para la adecuada revisión del Calendario Universal de la Iglesia. Había que reducir los Santos para la Iglesia Universal y dejarlos para las Ordenes o Iglesias locales y después de una seria revisión histórica, confeccionar cada Instituto su propio calendario.
Quizá en este campo nuestros historiadores fueron un tanto demasiado críticos y exigentes, por lo que desaparecieron de nuestro Santoral propio algunos Santos de gran raigambre y tradición. Algunos de ellos ya se han recuperado para la Orden: San Simón Stok y San Angel.
El Calendario del Carmelo Teresiano era aprobado el 22.9.1972 para la Liturgia de las Horas y el 4.5.1973 paralos textos de las Misas. Mientras que el Calendario del Carmelo era aprobado: para la Liturgia de las Horas el 21.1.1974 y para la Misa el 25.6.1977.
En este nuevo calendario - que traemos en la página siguiente - quedaban suprimidas veinte festividades de Santos. También fueron suprimidas muchas festividades marianas que durante mucho tiempo - algunas varios siglos -- veníamos celebrando. Hasta el último breviario y misal - propio de nuestro Rito erosolimitano - rezábamos de estos Santos, hoy suprimidos:

Enero:


    Día 2: Santa Eufrosina, virgen.
    Día 19: San Telesforo, papa.
    Día 22: San Anastasio, mártir.

Febrero:


    Día 9: San Cirilo de Alejandría, obispo y doctor de la Iglesia.
    Día 25: San Avertano, confesor.

Marzo:


    Día 3: Bto. Jacobino de Canepacis, confesor.
    Día 4: Bto. Romeo, confesor.
    Día 6: San Cirilo contantinopolitano, confesor y doctor.
    Día 13: Santa Eufrasia, virgen.
    Día 29: San Bertoldo, confesor.
    Día 31: Bta. Juana de Tolosa, virgen.

Junio:


    Día 14: San Eliseo, profeta.

Agosto:


    Día 26: San Gerardo, obispo y mártir.

Septiembre:


    Día 2: San Brocardo, confesor.

Octubre:


    Día 21: San Hilarión, abad.
    Día 30: San Serapión, obispo.

Noviembre:


    Día 16: Bto. Ludovico Morbioli, confesor.

Diciembre:


    Día 11: San Franco de Sena, confesor.
    Día 14: San Espiridión, obispo.
    Día 30: San Dionisio, papa.
Tanto el P. Simón Ma. Besalduch como los Padres José y Dámaso, en las obras que recordamos en el Pórtico, traían muchos otros Santos y Santas, Beatos y Beatas, que no recordamos aquí y que no se celebran en la liturgia de la Orden. Hoy nadie los tiene como carmelitas o por lo menos no han sido declarados por la Iglesia como tales santos o beatos.

CALENDARIO SANTORAL
ACTUAL CARMELITANO

Enero:

 
    Día 3: Bto. Elias K. Chavara, presbítero y fundador.
    Día 8: San Pedro Tomás, obispo.
    Día 9: San Andrés Corsini, obispo.
    Día 27: Bto. Enrique Ossó, presbítero y fundador.
    Día 29: Bta. Arcángela Girlani, virgen.

Abril:

 
    Día 1: Bto. Nuño Alvares, religioso.
    Día 17: Bto. Bautita Mantuano, presbítero.
    Día 18: Bta. Maria de la Encarnación, virgen.
    Día 23: Bta. Teresa María de la Cruz. virgen fundadora

Mayo:

 
    Día 5: San Angel, presbítero.
    Día 8: Bto. Luis Rabatá, presbítero.
    Día 16: San Simón Stock, presbítero.
    Día 22: Sta. Joquina Vedruna, religiosa y fundadora.
    Día 25: Sta. Maria Magdalena de Pazzi, virgen.

Junio:

 
    Día 7: Bta. Ana de San Bartolomé, virgen.

Julio:

 
    Día 9: Bta. Juana Scopelli, virgen.
    Día 13: Bta. Teresa de los Andes, virgen.
    Día 16: Solemne Conmemoración de Nfra. Sma. Madre del Carmen.
    Día 17: Btas. Teresa de 5. Agustín y Compañe ras, mártires.
    Día 20: N.P. San Elias, Padre espiritual del Carmelo.
    Día 24: Bto. Juan Soreth, presbítero.
    Día 24: Btas. Mártires de Guadalajara, virgenes.
    Día 27: Bto. Tito Brandsma, mártir.

Agosto:

 
    Día 7: San Alberto de Sicilia, presbítero.
    Día 9: Bta. Teresa Benedicta de la Cruz, virgen.
    Día 17: Bto. Angel Agustín Mazinghi, presbítero.
    Día 25: Bta. María de Jesús Crucificado, virgen.

Septiembre:

 
    Día 1: Sta. Teresa Margarita Redi, virgen.
    Día 12: Bta. María de Jesús López Rivas, virgen.
    Día 17: San Alberto de Jerusalén, obispo y legislador.

Octubre:

 
    Día 1: Sta. Teresa del Niño Jesús, virgen.
    Día 15: Sta. Teresa de Jesús, virgen y reformadora.

Noviembre:

 
    Día 5: Bta. Francisca de Amboise, religiosa.
    Día 7: Bto. Francisco Palau, presbítero y fundador.
    Día 8: Beata Isabel de la Trinidad, virgen.
    Día 14: Todos los Santos carmelitas.
    Día 19: Bto. Rafael de San José, presbítero
    Día 29: Btos. Dionisio y Redento, mártires.

Diciembre:

 
    Día 5: Bto. Bartolomé Fanti, presbítero.
    Día 14: San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la iglesia.
    Día 16: Bta. María de los Angeles, virgen.

LA SANTIDAD EN EL CARMELO

EL CARMELO, ESCUELA DE SANTIDAD 
         
El ilustre cardenal Mercier, arzobispo de Malinas, al volver de Roma, en donde había asistido a la canonización de Santa Juana de Arco, quiso pararse en peregrinación en el convento carmelita de Dijón. Al mostrarle en la sala Capitular un cuadro de la Beata Isabel de la Trinidad preguntó el cardenal:
         -¿Cuánto tiempo pasó en el Carmelo?
         -Cinco años, Eminencia, respondió la Madre Priora.
         Y el cardenal, sonriendo, comentó:
         -Aquí se llega a ser santas muy deprisa.

¿Quiénes son los santos?
         Los únicos personajes de utilidad pública.
         Los que, por sus oraciones, la lluvia cae sobre la tierra, esta se cubre de verdor y los árboles se cargan de frutos.
         El mundo seguirá existiendo gracias a la oración de los santos.
         Los santos son siempre el honor de su Madre la Iglesia, porque irradian a la humanidad entera un influjo en gran manera bienhechor.
         Jesucristo hace que existan los santos para producir o aumentar en nosotros la gracia y contribuir de este modo a nuestra santificación.
         El mayor beneficio de los santos es su vida misma, que estimula a los demás a imitar sus ejemplos.

Todos estamos llamados a la santidad
         Lo ha dicho Jesucristo: “Sed santos como el Padre celestial es santo” (Mt. 5, 48).
         “Sed misericordiosos como el Padre celestial es misericordioso” (Lc. 6, 36).
         Y San Pablo: “Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación” (1 Tes. 4,3; Ef. 1, 4).
         El Concilio Vaticano II nos ha recordado que “todos estamos llamados a la santidad” (LG. Cáp. 5º).

¿Es fácil ser santo?
         Sí y no. Un santo es un hombre que ha tomado el Evangelio en serio, y esto no es fácil. El santo no nace santo. Se hace santo. La santidad es un camino largo, duro y perseverante. No consiste en hacer “cosas raras o extraordinarias”, sino en hacer la cosas ordinarias “extraordinariamente bien hechas”, como el dijo el papa Benedicto XV a aquel cardenal que ponía sus reparos a incoar el proceso de beatificación de la futura Santa Teresa del Niño Jesús.
         Lo dijo Pemán bellamente en el “Divino Impaciente”: “La santidad es hacer sencillamente lo que tenemos que hacer”.
         La Iglesia tiene como una de sus cuatro notas constitutivas la santidad, luego es absolutamente necesario que en la Iglesia de todos los tiempos abunden los santos.
         Hoy más que nunca la Iglesia, el mundo, tienen necesidad de almas santas.

El Carmelo, en sus casi ocho centurias de vida, fue siempre escuela de santidad.
         “¡Cuántos santos en el cielo llevan nuestro Hábito! abrigamos la esperanza de hacernos, con la gracia de Dios, semejantes a ellos” (Santa Teresa, Fund. 29,33).
         De Teresita González Quevedo, carmelita muerta en 1950, afirmó su amiga Carmen Aguado: “Siempre decía que se había ido a carmelita para ser santa”.
         El Carmelo ha aportado a la Iglesia un acervo riquísimo de doctrina espiritual, pero sería muy poca cosa si esta sublime doctrina carmelitana no la hubiera confirmado con la santidad de su vida, es decir, la de sus hijos.
         A finales del siglo XV un sabio benedictino, el célebre humanista abad Juan Tritemio (+1516), escribió una obrita laudatoria del Carmelo, con la noble intención de que tanto la juventud carmelitana como los detractores de la Orden, conocieran la cantidad y calidad de varones ilustres que ha dado el Carmelo a la Iglesia: aquellos para que los imitasen, y estos para hacerles callar, al conocer que el Carmelo era escuela de ciencia y virtud.
         En ella hacía esta hiperbólica afirmación: “Si hay quien pueda contar las estrellas del firmamento, ese podría contar los santos del Carmelo”.
         Esta exagerada afirmación no los será tanto si tenemos presente, que no solo los religiosos, monjas, religiosas de las dos Ramas carmelitanas son miembros del Carmelo, sino cuantos seglares de una u otra forma viven de su espíritu y visten su Escapulario.

¿Cómo se ha vivido y enseñado la santidad en esta palestra del Carmelo?
         La gran doctora Santa Teresa dirá que la más santa será “quien con más mortificación y humildad y limpieza de conciencia sirva a nuestro Señor” (Moradas VI, 8). Y en las Fundaciones afirma: “Bien entiendo que no está en las revelaciones y visiones la santidad” (4, 8). Y en sus Cartas: “No es ese camino de cosas extraordinarias el de la más santidad” (233,9). Al fin y al cabo, eso, ser santas, más bien que multiplicarse mucho es lo único que importa. Dice la santa avilesa: “No está nuestra ganancia en ser muchos los monasterios, sino en ser santas las que estuvieren en ellos” (Carta 424, 6).
         Dos meses antes de morir, Santa Teresa del Niño Jesús nos dará una clara y tajante lección al decirnos: “No reside en esta o aquella práctica, sino que consiste en una disposición del corazón, que nos hace humildes y pequeñitos en los brazos de Dios, concientes de nuestra debilidad y confiados, hasta la audacia, en su bondad de Padre”.
         Este caminito espiritual de simplicidad y confianza sin límites en la bondad del Padre Celestial lo vivieron todos los santos del Carmelo.

Exhortación a la santidad
         Para ser santos hemos abrazado la vocación del Carmelo. Los Papas han presentado repetidas veces al Carmelo como ESCUELA DE SANTIDAD y nos han animado a los carmelitas a sacar nota sobresaliente en esta asignatura. Nos limitamos a recordar estas tres citas el inmortal Pío XII:
         El 23.9.1951: “Nos, con el afecto de nuestro amor paternal, elevadas las manos a la excelsa Patrona la Virgen del Monte Carmelo y a los numerosos y grandes santos que este Instituto produjo, les encomendamos a vuestras personas y a vuestras empresas”.
         El 16.7.1952, después de citar a varios santos carmelitas: “A este escogidísimo conjunto (de los santos del Carmelo) hay que añadir otras casi innumerables ejemplos, que si bien no brillan externamente con tan grande fulgor, sin embargo se os proponen como dignos de imitación con frutos saludables… y confiamos que las coronas de santidad cuyo fulgor tanto ha brillado a lo largo de todos estos tiempos, se verán aumentadas por nuevas flores y nuevos frutos que atestiguan cada día la virtud potente de vuestro Instituto; para lograr todo esto, sírvaos de guía y medianera de gracias celestiales la Santísima Virgen María bajo la adoración del Carmelo”.
         En el Año Santo del Escapulario -1950-1951-, ante muchos miles de religiosos y seglares carmelitas: “Nos os exhortamos a caminar siempre delante de una manera digna de vuestra vocación, siguiendo las pisadas de los grandes santos que el Carmelo ha dado a la Iglesia” (6.8.1950).


Santificador de los demás
         El Carmelo no se ha contentado con producir almas santas, sino que ha trabajado por hacer que también otros lo fueran con su oración, sacrificio y apostolado. Los grandes santos y escritores del Carmelo han contribuido grandemente con sus vidas y sus obras maravillosas a embellecer y a aumentar esta nota de la santidad eclesial.
         Pero sobre todo ha contribuido a ello por medio de ese “canal de gracias” que es el santo escapulario del Carmen. Baste recordar estos dos testimonios del gran Pío XII:
         El 6.8.1950: “La devoción del Escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales”.
         Al trasladar en 1951 las reliquias de San Simón Stock de Burdeos (Francia) a Aylesford (Inglaterra): A la luz de esta aparición, innumerables multitudes por todo el mundo se mantienen firmes en las luchas de esta vida y se encaminan a través de las tinieblas y sombras de la muerte, al Monte de Dios”.
         Concluimos recordando que “si somos hijos de los santos y esperamos su misma vida” (Tob 2, 18), estamos obligados a cumplir el consejo que nos da el célebre santo del Carmelo Beato Bautista Mantuano (+1516): “Estos varones del Carmelo nos fueron dados como modelos para que los imitemos, y conocedores de sus gestas, despertemos de nuestro letargo”.
        
Que es lo que con otras palabras decía nuestra gran Santa Teresa de Jesús: “No hagamos tanto agravio a nuestros Santos Padres pasados que dejemos de conformarnos con ellos” (Fund. 14,5).
         San Pablo nos recuerda: “Dios nos llamó con vocación santa, no por nuestros méritos, sino por Jesucristo” (2 Tim 1,9).
         Al final de este librito tendremos un recuerdo de la Fiesta de Todos los Santos carmelitas, que celebramos el 14 de noviembre de cada año. Al Señor oramos en la colecta de la Misa:
         “…Concédenos propicio que, por sus ejemplos y méritos, viviendo tan solo para Ti, en continua meditación de tu ley perfecta abnegación, podamos llegar, juntamente con ellos, a la felicidad de la vida eterna. Amén”. Que en otras palabras es: “Podamos llegar a ser santos como ellos lo fueron”.

CAPILLA DOMICILIARIA DE LA VIRGEN DEL CARMEN

Ha sabido mantener, nuestro pueblo de Íllora, una bella tradición. Aquélla que nuestras abuelas y nuestras madres, les llenaba el corazón, de una inmensa ilusión y de una profunda devoción. Las capillas de la Virgen, que recorren los hogares, son como mensajes que nos llegan del cielo, y que nos llenan de fuerza, para seguir luchando por este suelo. Más de ochenta años de presencia, de cariño y de fe, y aún hoy, las familias se renuevan, jóvenes, adultos y mayores, siguen teniendo a la Virgen del Carmen en nuestro pueblo, como una columna de sus tradiciones, de su fe más sincera, de la confianza más absoluta en el Señor.

14 DE NOVIEMBRE: FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS CARMELITAS

La Orden del Carmen celebra hoy a Todos sus Santos. Es una ingente multitud de mártires, monjes, confesores, vírgenes, doctores, religiosos y religiosas que se santificaron consagrados a Dios viviendo al servicio e imitación de la Virgen María, según la Regla carmelitana. Toda esta familia glorificada del Carmelo, con María, su Madre, a la cabeza, constituye en este día el motivo de nuestra alabanza a Dios.

HIMNO

Caminemos para el cielo,
«hijos» del Carmelo.
La pobreza es el camino,
el mismo por donde vino
nuestro Emperador al suelo,
«hijos» del Carmelo.
No deja de nos amar
nuestro Dios, y nos llamar:
sigámosle sin recelo,
«hijos» del Carmelo.
Vámonos a enriquecer,
a donde nunca ha de haber
pobreza ni desconsuelo,
«hijos» del Carmelo.
Y al padre Elías siguiendo,
nos vamos contradiciendo
con su fortaleza y celo,
«hijos» del Carmelo.
Y si así lo hacemos
los contrarios venceremos
y a la fin descansaremos
con el que hizo tierra y cielo,
«hijos» del Carmelo. Amén.


Laudes
Himno
Carmen de nuestra Señora,
al despuntar la alborada,
canta música callada
en tu soledad sonora.
Hoy los carmelitas santos
nos dan a la amanecida
sus ideales de vida
a cambio de nuestros cantos.
Teresa con su sencillo
Camino de perfección
nos guía por la oración
y virtudes al castillo.
Desde el eterno horizonte
san Juan de la Cruz enseña
dónde llega quien se empeña,
por la subida del monte.
Nimbada de la fragancia
de sus rosas, Teresita
a seguirla nos invita
por el camino de infancia.
Los santos que en soledad
fueron de Dios por entero
nos descubren el sendero
que va a la interioridad.
Los que emularon el celo
de Elías y de Teresa
nos convocan a la empresa
misionera del Carmelo.
Tributemos homenaje
de amor a la Trinidad
que hizo a María heredad
y honor de nuestro linaje. Amén.
  

Vísperas
Himno
Cantamos vuestro triunfo, carmelitas celestes,
soldados valerosos de Cristo coronados,
que limpios de las tristes, pesadas armaduras,
inmarcesiblemente pobláis los altos campos.
¡Mártires, escuadrones de mártires purpúreos;
las bocas entreabiertas, la palma entre las manos!
¡Vírgenes, caminantes ejércitos de vírgenes,
que perfumáis los aires con un vestido blanco!
Y ¡vosotros, también, anacoretas,
terror de los demonios, lirios ensangrentados,
que en remotos silencios, admirados de fieras,
sin rozar las ciudades volabais a los astros!
¡Oh pueblo luminoso! ¡Carmelo innumerable!
A vosotros, las fijas estrellas sin ocaso,
nosotros, peregrinos de las noches oscuras,
os pedimos la lumbre. ¡Celestiales Hermanos! Amén.