HORARIOS DE LAS MISAS EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

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DESCUBRIENDO LA SÁBANA SANTA

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CELEBRACIÓN DEL PERDÓN Y EL AMOR DE DIOS

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TRIDUO CUARESMAL DE LAS COFRADÍAS DE LA PARROQUIA DE ÍLLORA

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PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ÍLLORA 2024

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A CARGO DE D. SEBASTIÁN CRESPO TORRALBA

NUESTRA MADRE DEL CARMEN DE ÍLLORA

CELEBRACIÓN VIRGEN DE LOURDES 2018 EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

lunes, 13 de febrero de 2012

HISTORIA DE SAN VALENTÍN

Existen diversas teorías que otorgan a esta fecha el origen del Día de los Enamorados. En los países nórdicos es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este periodo se vea como un símbolo de amor y de creación.

Algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido. En esta celebración se pedían los favores del dios a través de regalos u ofrendas para conseguir así encontrar al enamorado ideal.

Cárcel de San Valentín
También, y hace muchos siglos, fue tradicional en Inglaterra la "fiesta de los valentinus", donde se elegían a hombres y a mujeres para que formaran pareja. Muchas de estas parejas se convertían en marido y mujer y conseguían la felicidad de pareja que se espera encontrar y consolidar el Día de San Valentín.

Otras fuentes centran el origen de la historia de San Valentín en la Roma del siglo III, época en la que el cristianismo era perseguido. En este periodo también se prohibía el matrimonio entre los soldados ya que se creía que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla que los hombres casados porque no estaban emocionalmente ligados a sus familias.

Es en estas circunstancias cuando surge la figura de San Valentín, un sacerdote cristiano que ante tal injusticia decide casar a las parejas bajo el ritual cristiano a escondidas de los ojos romanos.

Valentín adquiere por proteger a los enamorados y auspiciar bodas secretas gran prestigio en toda la ciudad y es llamado por el emperador Claudio II para conocerle. El sacerdote aprovecha aquella visita para hacer propaganda de la religión cristiana y convencer al emperador para que siga los pasos de Jesús. Aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por aquella religión que los mismos romanos perseguían, los soldados y el propio Gobernador de Roma le obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de Valentín. El emperador romano cambió de opinión y ordenó al gobernador de Roma que procesara al sacerdote.

La misión de condenar al sacerdote la tuvo que llevar acabo el lugarteniente, Asterius. Éste, cuando estuvo delante del sacerdote, se burló de la religión cristiana y quiso poner a prueba a Valentín. Le preguntó si sería capaz de devolver la vista a una de sus hijas que era ciega de nacimiento. El sacerdote aceptó y en nombre del Señor obró el milagro. El lugarteniente y toda su familia se convirtieron al cristianismo pero no pudieron librar a Valentín de su martirio. San Valentín fue ejecutado un 14 de febrero.

Mientras estuvo encerrado, su carcelero le pidió que diera clases a su hija Julia, a base de lecciones y horas juntos, Valentín se enamoró de la muchacha. La víspera de su ejecución, envió una nota de despedida a la chica en la que firmó con las palabras "de tu Valentín", de ahí el origen de las cartas de amor y poemas que se envían los enamorados en la actualidad y de la expresión de despedida "From Your Valentine"; conocida en todo el mundo adjunta en miles de postales de San Valentín.

Cuerpo de San Valentín
La historia de San Valentín hubiera quedado ahí si no fuera porque dos siglos más tarde la Iglesia católica la recuperó. Por aquel entonces era tradición entre los adolescentes practicar una curiosa fiesta pagana derivada de los ritos en honor del dios Lupercus, dios de la fertilidad que se celebraba el día 15 de febrero. Era un sorteo mediante el cual cada chico escogía el nombre de una joven que se convertiría en su compañera de diversión durante un año. La Santa Sede quiso acabar con esta celebración pagana y canonizó a San Valentín como patrón de los enamorados.

El cuerpo de San Valentín se conserva actualmente en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni. Cada 14 de febrero se celebra en este templo un acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren unirse en matrimonio al año siguiente.

Sea como fuese, San Valentín se ha convertido en el patrón de todos los enamorados y de todas aquellas personas que quieren tener una pareja. Los comerciantes se han hecho eco de esta festividad y la han convertido en un día perfecto para aumentar las ventas. Flores, postales, poemas de amor, dedicatorias, bombones y regalos de todo tipo se realizan este día al ser querido para demostrar su amor y amistad.

14 de FEBRERO: SANTOS CIRILO Y METODIO

San Cirilo, Monje y  San Metodio, Obispo
Patronos de Europa

Nacieron en Salónica, hermosa y antigua ciudad de la Macedonia griega. Metodio parece que nació el 815 y su hermano Cirilo unos doce años después, el 827. Su padre era un grado muy elevado en la carrera militar y muy versado en teología, filosofía y ciencias. Su biblioteca era muy rica y entre los libros poseía las obras de varios Santos Padres. Tuvieron siete hijos, Metodio era el mayor y Cirilo el menor de ellos.

Metodio, siendo aún muy joven, ya fue nombrado gobernador de la provincia de Macedonia. Antes había estudiado jurisprudencia. También Cirilo se perfeccionó en toda clase de estudios de su tiempo. Los dos llamaban la atención por su gran erudición y no menos por su virtud ya que de todos eran muy respetados y presentados como modelos.

Metodio y Cirilo fueron enviados a diversas regiones con la misión de llevar la paz y la religión cristiana. Ambos conocían muy bien la lengua eslava y trataban de aprender cuantos dialectos o idiomas encontraban a su paso para mejor poder dejarse entender de aquellos a los que intentaban evangelizar. Al pasar por Quersón San Cirilo encontró las reliquias del Papa San Clemente juntamente con el áncora que había servido para martirizarle y después quiso trasladarlas a Roma.

Los dos ocuparon cátedras de filosofía y otras materias llamando poderosamente la atención por su gran sabiduría. Pronto el Papa y los obispos les encomendaron delicadas misiones para extender la fe de Jesucristo por diversos países eslavos... hasta tal punto que se dice que a ellos se debe la conversión de Bulgaria al cristianismo.

En sus muchas correrías apostólicas pronto se dieron cuenta de que la mayor dificultad para entenderse entre sí era el idioma. Por ello Cirilo y Metodio que conocían muy bien el latín y el eslavo decidieron hacer una lengua escrita con el alfabeto propio, llamado cirílico, para aquel enjambre de idiomas o dialectos que encontraban a su paso. Pronto traducen a este nuevo idioma o escritura la liturgia de la Iglesia y éste fue un gran paso en su terreno misionero, ya que todos los convertidos podían enterarse con claridad de cuanto en la liturgia oraban.

El Papa Adriano II llama a los dos hermanos a Roma y les aprueba muy gustoso este nuevo método misionero ya que se ha probado su eficacia por los ricos tesoros de conversiones que recoge. El Papa ordena sacerdote a Metodio y celebra la Misa en eslavo. Mientras esto sucede en Roma, Focio, su antiguo profesor y jefe, rompe con la silla de Pedro tratando de formar una Iglesia separada.

Cirilo abrazó la vida monástica y se entregó de lleno a aquel género de vida austera renunciando así, al honor del episcopado con que quería galardonarle el papa Adriano II. Metodio, en cuyos brazos descansó su hermano, quiso trasladar su cuerpo a Salónica... y él siguió trabajando, después como Obispo y Misionero, con todas sus fuerzas. Era el 14 de febrero de 869.

San Metodio nombrado después Arzobispo de Moravia trabajó con celo contra el cismático Focio y sus secuaces, y el martes Santo, 6 de abril del 885 descansó en el Señor.

LA VIRGEN SONREÍA...

Nuestra Señora de LourdesEl 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX había definido el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Como queriendo indicar que el cielo ratificaba lo que había hecho en la tierra el Vicario de Jesucristo, el 11 de febrero de cuatro años después (1858), la Virgen María se aparecía a la niña Bernardita Soubirous. Y lo hizo dieciocho veces en total... En la abertura de la roca de Massabielle se alza ante su vista una joven, inmóvil y silenciosa; "tan bella que cuando se la ha visto una vez, se querría morir para volverla a ver". Vale la pena escuchar a ella misma relatar, con su gran ingenuidad, lo que allí pasó:

"Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. Enseguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario. Creyendo engañarme, me restregué los ojos; pero alzándolos, vi de nuevo a la joven, que me sonreía y me hacía señas de que me acercase. (..) "
"Entonces se me ocurrió rezar y metí la mano en el bolsillo para buscar el rosario. Me arrodillé. Vi que la joven se santiguaba... Mientras yo rezaba, ella iba pasando las cuentas del Rosario (..) Terminado el rosario, me sonrió otra vez, se elevó un poco y desapareció. (..) Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez...

Vale la pena recordemos un poco a Santa Bernardita Soubirous. Nació el 1844 y fue la mayor de seis hermanos. Era una chica sencilla, sin apenas preparación ni cultura pues sus padres, sumamente pobres, no pudieron enviarla a hacer estudios especiales. En la tercera aparición le dijo la Virgen María: "No te haré feliz en este mundo sino en el otro". Y se cumplió. No fue en su vida ni seglar ni religiosa llevada en palmitas como se podría suponer.


El día once de febrero de aquel año 1858 cayó en jueves. Era un día crudo de invierno. Bernardita acompañada de su hermana Toneta y su amiguita Juana, marchan para ver si encuentran leña para calentarse en la lumbre. Su madre le había encargado a Bernardita que, como gozaba de poca salud y se constipaba enseguida, procurase no mojarse los pies. Su hermana y Juana cruzaron el riachuelo. Ella se quedó sola y es entonces cuando llegó la aparición que ya hemos visto relatada de su pluma...
Cuando volvieron Toneta y Juana les preguntó Bernardita: ¿"Habéis visto algo?" Bernardita estaba radiante, y ellas, todo curiosas, le preguntaron: ¿"Y tú, qué has visto?"... Con gran sigilo, y no sin antes hacerles prometer que a nadie lo dirían, les refirió la visión que había tenido... Pero... llegadas a casa todo se descubrió. El calvario que esperaba a la pobre Bernardita no es fácil describirlo en pocas líneas. Le prohibieron volver a la gruta, pero impulsada por una fuerza interior, allí acudió y allí vio a la Virgen dieciocho veces.
En la sexta, el 21 de febrero, "dirigió un momento la mirada por encima de mi cabeza, para recorrer el mundo. Después, volviéndola llena de dolor sobre mí, me dijo: "Ruega a Dios por los pecadores". Igualmente, varias veces, después: Penitencia, penitencia. En la undécima, este encargo: Vete a decir a los sacerdotes que hagan construir aquí una capilla,
Y dos días más tarde: Deseo que se venga aquí en procesión.
El 4 de marzo una madre sumerge a su hijo enfermo en el manantial nuevo, que se ha abierto paso al lado de la gruta; y proclama la primera su alegría, al sentir sano a su hijo.
El 25 de marzo "viéndola tan amable, le pregunté su nombre. Me sonrió. Se lo volví a preguntar, y volvió a sonreírse. Insistí de nuevo, y me dijo"Soy la Inmaculada Concepción". El 16 de julio, más hermosa que nunca, sonriendo con dulzura inefable, inclinó la cabeza en señal de despedida y desapareció".

Santuario de Lourdes (Francia)Pronto aquel humilde paraje de Lourdes se hizo famoso en todo el mundo. Empezaron a acudir peregrinos venidos de todas partes, hasta ser un lugar de Peregrinación para Europa y otras partes del mundo. No hay duda de que es uno de los Santuarios más visitados y más venerados de todos los continentes. Allí han ido descreídos y han encontrado la fe. Enfermos de cuerpo y de alma, y han hallado la salud para ambas cosas o para una de los dos. Allí se respira una gran devoción, la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, del amoroso perdón y de la actividad de la Mediadora de todas las gracias. Quien la visita una vez sale con el firme propósito de volver una y más veces para poder experimentar la presencia sobrenatural que allí se respira. Son muchos los milagros que desde la Gruta de Massabielle obra la Virgen María a cuantos acuden a Ella.

Cuando ocurre una curación de forma incomprensible, el médico responsable de la peregrinación, da cuenta de ello al doctor encargado de la oficina médica de Lourdes. Si el proceso indagatorio es positivo, el caso es elevado al Comité Internacional de Lourdes, con sede en París, compuesto por unos 30 facultativos de todas las especialidades y pertenecientes a diversas razas, ideologías, nacionalidades y creencias, incluso agnósticos. Y finalmente entra en juego la autoridad eclesiástica. El estudio en cada caso es minucioso, y para admitir el posible milagro, exige cuatro requisitos:

a) Dolencia incurable o curable sólo excepcionalmente.
b) Total ineficacia de los remedios empleados en su tratamiento.
c) Que haya sobrevenido de manera instantánea o casi instantánea.
d) Que haya sido absoluta.

Quien quiera más detalles puede consultar la sección "Curaciones y milagros" de la página web del santuario (http://www.lourdes france.com/hola.htm).
El diario francés "Le Monde" documentó en su edición del 22-23 de diciembre, el último milagro reconocido oficialmente en Lourdes, experimentado por el señor Jean Pierre Bely, francés de 66 años, enfermero, paralizado por una esclerosis múltiple.

El diario laico vespertino ofrece toda una página (la 12) con muchos detalles sobre esta curación, científicamente inexplicable, de una enfermedad que el señor Bely comenzó a sentir en 1972. Cuando fue de peregrinación a Lourdes, el 5 de octubre de 1987, había sido reconocido por el sistema sanitario francés con un grado de invalidez del cien por cien.
El milagro acaeció en octubre de 1987 cuando el señor Bely llegó a Lourdes en condiciones dramáticas, pues quienes lo acompañaban creían que no podría terminar el viaje. Al concluir la peregrinación, recibió la unción de los enfermos en la explanada del santuario. Cuando regresó a su casa tras la peregrinación, ya podía caminar. Hoy día han desaparecido prácticamente todas las secuelas de la enfermedad que parecía acabar con su vida. El doctor Patrick Fontanaud, médico que le atendió, agnóstico, reconoce abiertamente que no se explica científicamente lo que sucedió.
El doctor Patrick Theillier, jefe de la oficina médica de Lourdes, reveló a "Le Monde" que está a punto de concluirse el proceso de reconocimiento de otras dos curaciones milagrosas acaecidas en el santuario: una joven francesa de 25 años y una italiana de 60, ambas curadas en 1995.
Si los dos procesos concluyen positivamente, serían las curaciones número 67 y 68 reconocidas a lo largo de estos 145 años.

ORACIÓN PARA PEDIR LA SALUD DE LOS ENFERMOS

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a vuestro maternal corazón, para pediros que derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuchéis: pero acordaos, os diré como vuestro siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Vos haya sido abandonado de Vos. ¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano curaciones innumerables en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guardad también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo…(dígase el nombre del enfermo/a). Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más, alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios, prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.

FRAY LEOPOLDO DE NUEVO NOS CONVOCÓ A TODOS JUNTO A SU TUMBA

Miles de fieles honran al beato Fray Leopoldo en Granada

La conmemoración hoy del 56 aniversario de la muerte de Fray Leopoldo de Alpandeire, el segundo desde su beatificación, se ha convertido en una multitudinaria muestra de fervor popular con la presencia de miles de personas en la Basílica de Granada levantada en su memoria.

Fray Leopoldo, cuyo nombre de pila era Francisco Tomas Sánchez Márquez nació en Alpandeire, en el corazón de la serranía rondeña, en 1864. Fue campesino hasta los 35 años. Durante ese tiempo pasó sus días en aquel pequeño pueblecito, cerca de Ronda. Su vida estaba regulada por las faenas del campo, de sol a sol, pero no olvidaba su misa y sus rezos diarios; todo ello iba unido en perfecta armonía a los problemas de las modestísimas condiciones económicas de la familia y ligado a las labores del campo.

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Con 35 años llegó desde su pueblo natal, Alpandeire, a la metrópoli sevillana y se hizo capuchino siguiendo las huellas de San Francisco. Desde entonces se llamó Fray Leopoldo.

Desde el momento en que fue acogido en el convento de los Capuchinos de Sevilla comenzó una nueva vida. Aquel joven y vigoroso labrador seguiría trabajando en el campo, en la huerta conventual, pero ya todo sería diferente.

Tras breves periodos de estancia en los conventos de Antequera y de Sevilla, pasaría 50 años como limosnero en el convento de Granada, hasta que murió el 9 de febrero de 1956.

Fray Leopoldo vivió la pobreza más absoluta. Se le veía día tras día, con la alforja al hombro, recorrer las calles de Granada, callejear rincones y plazas, siempre con una gran sonrisa impresa en el rostro; la mirada sonriente que penetraba en lo más profundo de los corazones, la mano tendida, no sólo para sí y sus hermanos, sino para aquellos que tenían aún menos que él y a los cuales acompañaba, alegre, elevando sus corazones y distribuyendo alegría y caridad conjuntamente.

El 18 de diciembre de 2007 el Papa Benedicto XVI, en audiencia concedida al cardenal José Saraiva Martins, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, autorizó la publicación del Decreto sobre la Heroicidad de las Virtudes de Fray Leopoldo, pasando a ser, desde ese día, Venerable.

El 19 de diciembre de 2009 fue aprobado el milagro que por su intercesión ahora le lleva a los altares, fijándose la fecha del 12 de septiembre de 2010, en Granada, para su beatificación, que fue presidida por monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Se fijó entonces como fecha para su memoria litúrgica el 9 de febrero, día de su muerte de 1956

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El perfil de Fray Leopoldo

Fray Leopoldo fue hijo de un pequeño pueblo malagueño de labriegos –Alpandeire-, hijo del afán de la besana cotidiana y de padres humildes y sencilla y cabalmente cristianos. Y sus durezas y hermosuras le curtieron. Fue bautizado con el nombre de Francisco. Sí, Francisco fue su nombre de pila, y el santo y seña de su consagración y testimonio.

Y es que, en efecto, la providencia se sirvió de la predicación itinerante de los capuchinos para suscitar y despertar en él, ya en relativamente avanzada edad, la vocación consagrada, la vocación franciscana y capuchina. En sus primeros años de consagración y misión deambuló fugazmente por distintos conventos de su provincia religiosa, por escasos periodos de tiempo, para llegar después a Granada y permanecer en este lugar por espacio de más de medio siglo, donde fue muy querido y popular. Su solo nombre levantaba multitudes mientras el añoraba la vida oculta y escondida. Y es que pasó por la vida haciendo el bien y repartiendo la limosna de la misericordia, la limosna del Evangelio.

Amó con pasión filial y expansiva a María Santísima hasta el punto de ser conocido el fraile de las Tres Avemarías. Y fray Leopoldo hasta María se llamaba –se quiso llamar- de segundo nombre. Padeció largas y dolorosas enfermedades. Y sus cicatrices le curaron y nos curaron. Y murió ya en edad provecta, anciana, rodeado del afecto y de la admiración de cuantos le rodeaban. Recorrió, al igual que otros muchos santos, que otros muchos franciscanos, caminos comunes y paralelos, caminos distintos y divergentes, caminos, en suma de santidad. Y llegaron a la misma meta: al Dios que amaba hasta lo más profundo de su corazón, al Dios que es.

Y, sí, así en la tierra como en el cielo, se le conoció y se le conoce por sus obras, por sus alforjas llenas de amor, por su humildad, por su minoridad, por saber cargar con la cruz –la propia y las de la sufriente humanidad- por su vida de oración y de penitencia, por su existencias de fidelidad a la Regla Franciscana y a la Iglesia, por el admirable ejercicio del amor.