Decir que la vida, es lo más grande que tenemos, creo que resulta por sí solo, una obviedad, en la que todos estamos de acuerdo. Pero llevar esta idea a nuestra vida diaria, ya resulta distinto, porque distintas son las voces que se levantan en esta cuestión. Porque si mi hija se queda embarazada... porque si estoy hecho un puro dolor... porque yo no quiero sufrir para morir... Pero lo que no nos atrevemos a decir claramente, es que no queremos ni estorbar ni ser un estorbo, en una sociedad, tan planificada, tan organizada, en la que cada uno desde que nace está ubicado en algún lugar: guardería, escuela, instituto, universidad, trabajo, residencia, hospital. Y porque además, no queremos reconocer, que lo que todos necesitamos es AMOR, es CARIÑO, porque cuando una persona se siente apoyada, se siente amada, rodeada de cariño, con todos los suyos a su lado, es más difícil pensar en el aborto, es más difícil pensar en terminar la vida, es más difícil, tomar medidas extremas... en cambio, cuando te sientes solo, cuando nadie se acuerda de tí, a no ser para sacarte algo, cuando nadie se preocupa de cómo estás de qué te duele, de qué te hace falta... poco a poco, nos vamos creyendo una pesada carga para nosotros y para el mundo, buscando la salida más "fácil", aunque ni es fácil, ni es salida.
Por eso, es día de rezar, de comprometernos por la vida, no con bellas palabras y eslóganes fáciles de recordar, sino con un compromiso de ayudar, preocuparnos, de vivir pendientes de la vida de los demás, no con el sentido de criticarlos y espiarlos, sino desde la empatía, desde la compañía, desde el cariño y el amor más auténtico.
Madre del Carmen, Señora de la vida, concédenos que siempre la defendamos, y que trabajemos para que sea imagen de todo lo más bueno que Dios quiere para todos.
Por eso, es día de rezar, de comprometernos por la vida, no con bellas palabras y eslóganes fáciles de recordar, sino con un compromiso de ayudar, preocuparnos, de vivir pendientes de la vida de los demás, no con el sentido de criticarlos y espiarlos, sino desde la empatía, desde la compañía, desde el cariño y el amor más auténtico.
Madre del Carmen, Señora de la vida, concédenos que siempre la defendamos, y que trabajemos para que sea imagen de todo lo más bueno que Dios quiere para todos.
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