Aquella mañana, el sol no iluminaba, porque había otro sol, que entre los brazos de la luna más bella, caminaba sobre las miradas de todo un pueblo, que les acompañaba hasta ese Templo, en el que Dios mismo se encuentra con los corazones, que heridos por la vida, necesitan de sus cuidados, de su fuerza, de su amor, de su esperanza.
Chimeneas entera, estaba junto a su Patrona, como un nuevo Jerusalén, abriendo las puertas del Santa Santorum, para que el encuentro fuera aún más intenso.
Ella nos mostró como en una Custodia, al Único que puede iluminar nuestras vidas, con la luz de una fe y de una esperanza, que es capaz de romper cualquier miedo.
Y ante la ermita más carmelita que nunca, oraciones se elevaron al cielo, prendidas de fe, de gratitud, de súplica...
Aquella mañana de la Candelaria, Chimeneas acogió a la Señora, acogiendo a nuestro Redentor...y cada chicotá, cada nota musical, era una nana para ese Niño, que es para nosotros, el origen y la meta de nuestro caminar.
Enhorabuena a todo el pueblo de Chimeneas, porque sabiendo mantener sus tradiciones, han conseguido que los jóvenes y los niños, se sientan orgullosos de vivir unos momentos, que ellos hacen especiales, porque están ofrecidos a la más Tierna y Hermosa Madre, que siempre nos ofrece, al Único que lo merece todo, al Único que tendrá la última palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, utiliza un lenguaje que no sea ofensivo para nadie. Gracias.