Parecía que muchos se habían olvidado del día que era...pues aunque las puertas del Templo Parroquial estaban abiertas desde antes de las cinco y media de la tarde, apenas había personas en su interior, esperando para la Eucaristía.
Pero a medida que se acercaban las seis de la tarde... la puerta del cancel no dejaba de sonar, abriéndose una y otra vez, entrando madres con sus hijos, personas mayores, hasta que el Templo quedó a rebosar niños, adultos y mayores, dispuestos a comenzar la Cuaresma, con la imposición de la ceniza sobre sus cabezas.
Allí estaban personas de todos los grupos parroquiales, y sobre todo muchos niños y niñas de catequesis.
Franci Palma con su voz, nos animó a vivir la cuaresma desde la oración hecha música y canción, alabanza para nuestro Dios.
D. José Luis nos invitó a mudar la piel de nuestro corazón, a vivir una auténtica conversión.
Se nos pasó el tiempo volando, tanto que se salía del Templo de una forma pausada, sin prisas, como el que se ha quedado con ganas de más...
Que Jesús nos ayude a vivir esta Cuaresma, escuchando su voz, transformando nuestro corazón, proponiéndonos ser sal y luz en medio del mundo, con la ayuda siempre de Él.
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