Se íban acercando las seis y media de la tarde, y Upe fue la primera en llegar, junto a Cristóbal y José Luis el de la Pura... y pensábamos que nadie más llegaría...pues la tarde era cruda, de las más crudas de invierno, y era todo un esfuerzo, poder animarse a venir y participar de la celebración de la Fiesta de la Presentación del Señor y la Purificación de la Virgen.
Pero como son Ellos los que realmente lo mueven todo...se comenzó a abrir la puerta del cancel... una y otra vez, y a veces con el nerviosismo propio de los niños que la abrían, ilusionados por lo que pudiera suceder...y aunque la Iglesia no estaba llena como en otros días grandes...cada momento se hizo grande por todos los que allí estaban.
En la Eucaristía, los niños fueron los máximos protagonistas, participando en todos los momentos que la liturgia propia lo permite.
El momento de la bendición de todos los niños con sus madres y su consagración a la Virgen...fue algo lleno de ternura y entrañable para todos.
Y claro, a parte de la entrega de algunos recuerdos religiosos de fiesta tan importante...no podían faltar las chuches para nuestros valientes niños y niñas, que no le habían temido al tiempo, ni al frío ni a la lluvia.
Gracias Madre, por habernos permitido vivir estos instantes únicos, y por seguir contagiándonos la alegría de la fe, con un Párroco como el que tenemos.
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