Llegó el Triduo a Ntro. Padre Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores...faltaba ya tan poquito para llevarlos sobre nuestros hombros...y sobraban manos para colocarlos ante el Altar Mayor de nuestra Iglesia, desde dónde íban a recibir las oraciones y súplicas de tantos corazones crucificados por la enfermedad, cargados con pesadas cruces de problemas, pero también serían testigos de la gratitud de muchos corazones que han sentido el alivio cirineo del Nazareno, el consuelo maternal de la Señora.
Ese altar no necesitaba mucho...solo Ellos dos ya lo hacían grande.
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