En esta mirada hacia atrás, a todo lo que hemos vivido en el año pasado, no podíamos dejar de rememorar, cada instante que compartimos con él, pues si por algo destaca y nadie se lo podrá negar, es que nuestro Párroco es una buenísima persona, sencilla y humilde, capaz de escuchar a todos, e intentar amoldarse a quién llega hasta él, con el corazón en la mano.
No queriendo nunca estar en el primer plano de nada, sino perderse en el esfuerzo común que se hace, conquista el corazón de quién le conoce, y hace de cualquier actividad en la Parroquia, expresión de una cercanía, y de una comprensión, que pocos tenemos.
Nunca hace problema de nada, y todo parece tener fácil solución a su lado.
Por eso, en la Parroquia, llegando el día de San José, o el 30 de Mayo por su aniversario sacerdotal, los amigos siempre están a su lado, y decimos amigos, porque los feligreses para él, son auténticos amigos, de los de toda la vida.
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