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ENCUENTRO DE PARROQUIAS EN MOCLÍN

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GRUPO DE ORACIÓN REINA DE LA PAZ Y PADRE PÍO DE ÍLLORA (GRANADA)

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NUESTRA MADRE DEL CARMEN DE ÍLLORA

CELEBRACIÓN VIRGEN DE LOURDES 2018 EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

viernes, 10 de mayo de 2013

CUANDO UN HOMBRE ES BUENO...SU PASO DEJA HUELLA.

El Templo quedó pequeño para acoger, a todos los que el Domingo, 10 de Marzo, querían dar gracias a Dios, por la vida, por la entrega, por la huella que D. Braulio ha dejado en nuestro pueblo. Compañeros de trabajo, familiares, amigos todos...emocionados, recordábamos a una persona, que supo transmitir confianza, que supo quitar el miedo, que supo llenar de calma, momentos que muchas veces son muy tensos.
Las palabras de nuestro párroco en este día fueron:

Uno de los comentarios que han dejado en internet, al anuncio de esta misa por D. Braulio, comenzaba diciendo, que es de bien nacidos ser agradecidos.

Y yo creo, que es el sentimiento que a todos nos inspira, esta tarde, estos momentos.

Algunas personas, podrán pensar, que cuando alguien muere, ya solo nos acordamos de lo bueno. Y yo digo, que sí, que es verdad, que nos acordamos de lo bueno…¿pero es que no tenemos ya bastantes mensajes tristes, de crisis, de  soledad, de enfermedad, como para ahondar más en lo negativo?

Todos tenemos nuestra parte más humana y cercana, y a todos nos sale de vez en cuando, esa vena llena de genio, y de sentimientos no tan positivos.

Pero hay profesiones, que el carácter de la persona, hace tanto, como las recetas que escribe, que la escucha cercana, en este mundo en el que todos vamos con tantas prisas, sana tanto, como la pastilla más eficaz.

Hoy lo hemos descubierto, en esta parábola del Padre misericordioso, más conocida como la del Hijo pródigo.

Si lo pensamos fríamente, el hijo menor, se pasó una buena vida disfrutando a tope de todo lo que pudo, hasta que llegó, podríamos decir hoy, la crisis, y como no había más dónde gastar, y después de pasar por situaciones difíciles, reconoce, que lo que siempre le había entregado su Padre, era mucho más, que todo lo que había conseguido en esos años de lejanía con él.
El hijo mayor, puede que tampoco se diera ni cuenta, del amor que encerraba el corazón del Padre por sus dos hijos, pues como siempre había estado en casa con él, ya estaba acostumbrado a tenerlo cerca, y a gozar de su cariño.
Y claro, la llegada del hermano, le enciende, pensando que le va a quitar, lo que merece por ser hijo, y por haber permanecido siempre junto a su padre.
Y no se necesitaron ni palabras, porque el Padre al ver a su hijo menor, a ese hijo que en todas las casas sabemos pues que le cuesta más, que no tiene medios, que está más indefenso… es verlo acercarse a su casa… y corre a abrazarle, y en ese abrazo, ya estaba todo olvidado, ya todo era alegría, ya todo se iniciaba de nuevo.
A veces,  reconocer que no siempre llevamos la razón, echar marcha atrás, y estar dispuestos a pedir perdón, nos hace más felices, nos llena de paz, construimos realmente una sociedad nueva.
Pues gestos como los de este padre, son los que nos han quedado de D. Braulio.
Noches de guardia que permitían conversar sobre inquietudes, sobre problemas, sobre ilusiones.
Días en los que el trabajo se acumulaba, y en cambio procuraba tener la serenidad suficiente, para recibir a los pacientes con la comprensión que esperaban encontrar.
Terminar el trabajo y quedarse aún escuchando el problema de algún compañero, tomándose algo para quitarle hierro a la situación.
Y sentir que tu trabajo, no es solo una profesión más, no es solo que te juegues la vida de los demás en tus decisiones, sino que es que quién llega a ti, confía plenamente en ti, y necesita encontrar en tu rostro la cercanía y la serenidad, que a lo mejor ha perdido.
Todo eso y más, es para nosotros D. Braulio. Para muchos, es el primer rostro que vieron en una camilla hacia Granada, después de pasar el primer susto. Para otros, es la persona que escuchaba y que siempre estaba dispuesto a hacer un favor. Para otros será el abrazo o aquella mirada que te decía: tú puedes… lo vamos a conseguir.

Cientos de ejemplos podríamos cada uno decir, como de todos los profesionales de nuestro centro de salud… porque son más que profesionales, forman ya parte de nuestra vida.

Y en esos gestos sencillos, unas veces más apreciados por los demás, otras veces quedando más en la intimidad…es dónde se demuestra lo que guarda el corazón de la persona que los realiza.

Dios es nuestro Padre. Y un Padre que sobre todo es amor. Como nos lo ha demostrado esta Parábola, que ha intentado describirle.
Pues ese amor, llega a nosotros, a través de personas, como D. Braulio, que nos hacen pensar, que todo es posible, que no hay miedo que temer, que lo vamos todo a superar.

Ojalá, que su recuerdo para todos nosotros, sea precisamente una forma de hacernos ver, que por el camino del bien, se alcanza mucho más, y se siente uno mejor, que cuando dejamos que lo poco de negativo que hay en nosotros, salga demasiado a nuestro exterior.


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