Llegó el Sábado Santo, y había que volver a colocar todo en su sitio...las andas en las cocheras que año tras año nos ofrece Conchi y su madre Encarna, y que son un respiro para nosotros, y motivo para estarles eternamente agradecidos...arreglo de flores, volver a nuestro Sagrados Titulares a sus capillas...preparar todo para la Vigilia Pascual...
Y ahí estaban, ese grupo de jóvenes con nuestro Párroco, dispuestos siempre a echar una mano...y entre tanto esfuerzo...echarle algo también a la barriga.
Así quedó nuestro Templo, gracias al esfuerzo de tantas manos, de tantos corazones...
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