Cada dos años, el grupo Aral, suele estrenar una nueva obra. Y en el momento que ya está todo preparado, Bauti comienza a llamar a sacerdotes y colaboradores, para ofrecerles la oportunidad de que con la representación de la obra, se recauden fondos para fines benéficos.
Y Bauti llamó a su compa de curso, José Luis, y como en anteriores ocasiones, encantados de que vuelvan a Íllora, porque todo el que asiste a un concierto de Aral, no sale indiferente de la actuación, y con el importe de las entradas, se daba un nuevo empujón, a la restauración de nuestra Iglesia.
Y como Íllora siempre es de situaciones extremas... si hace dos años, la fecha elegida para la actuación, estuvo bendecida con un sol de justicia, que nos hacía derretirnos como el chocolate, en esta ocasión, todo lo contrario...comenzó el día nublado y con un vientecillo fresco...que derivó en un frío superintenso por la noche, que hizo, que aunque se vendieron muchas entradas, que la mayoría no asistieran, ya que era en un escenario al aire libre...
Pero los que sí asistimos, entre tiritón de frío y tiritón de frío, pudimos ser testigos de la puesta en escena de una maravillosa obra, con una visión totalmente nueva para muchos del tema a tratar, y con la entrega y cariño de un grupo, que es un verdadero regalo del cielo.
Gracias a todos los integrantes de Aral, a Bauti y a todas las familias que forman este verdadero rostro del amor y la misericordia de Dios, que tanto proclamamos en este año.
La labor que realizan es maravillosa, y los medios utilizados, los mejores en nuestra sociedad actual.
¡Ánimo! A seguir siendo portadores de la Buena Nueva de Jesús...y en Íllora, con sus extremos de temperaturas, siempre os estaremos esperando.
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